Escritos ajenos


























































Sobre Bronia en Castrillo de los Polvazares, años 80. De Antonio Martínez.


http://tamtampress.es/2014/10/02/castrillo-de-los-polvazares-y-sus-ilustres-vecinos/
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JULIO LLAMAZARES. LA CASA DE LOS PANERO. LA NUEVA CRÓNICA, 24, JULIO, 2017

http://www.lanuevacronica.com/la-casa-de-los-panero




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( Pedro Trapiello, hoy, 27, abril, 2014, titula su columna “Cornada de lobo”, de Diario de León, “Poncio, también”. Esteban Carro Celada, en Radio Popular,  en su comentario editorial como director, del día 14 de mayo de 1962, trató esta singular noticia. Es preciso tener en cuenta que es un lenguaje elaborado para ser escuchado por los oyentes. Datos biográficos de Esteban Carro Celada: nació en Astorga en 1929 y falleció en accidente de tráfico en Hospital de Órbigo en 1974. Sacerdote, fue director de Radio Popular de Astorga de 1962 a 1968, fecha en que fue “depurado” por presiones de Manuel Fraga; también fue apartado de la dirección de Día 7. Licenciado en Teología,  y en Lingüística y Literatura Hispánica fue profesor del Colegio Universitario de León, entonces dependiente de la Universidad de Oviedo. Publicó cientos de artículos en medios locales, provinciales y nacionales y son numerosas sus obras relacionadas con temas astorganos y maragatos,  y de comunicación social. Personajes de Astorga, de su historia y vivir cotidiano están presentes en varias de sus novelas).


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¿PONCIO PILATO NACIÓ EN ASTORGA?

    Ante este solo enunciado veo ya la sonrisa suficiente de unos, el regocijo zumbón de otros y la cara de los más, como de haber sido estafados en un comentario serio. Pero dense cuenta que he lanzado el cable de un interrogante: ¿Pilato nació en Astúrica? No bromeo. Quiero sacar las consecuencias de una primera noticia llegada ayer tarde bajo el velamen blanco de una carta. Espero que en el curso de esta charla queden apagadas las primeras luces fosforescentes de sensacionalismo que presta la noticia.
   Por supuesto se trata de Poncio Pilato, el pastor que se lavó las manos ante la muerte de Cristo, el que le preguntó a Jesús: “¿qué es verdad?”. Para los que no tienen nociones muy precisas he de aclarar que Poncio Pilato era romano, ciudadano romano, enviado a Judea por el César, porque entonces las lejanas tierras de Palestina estaban sojuzgadas al yugo del Imperio Romano. Pilatos es una tentación para los escritores de temas bíblicos. Y la chispa de este comentario ha surgido precisamente partiendo de uno de ellos.
   Allá por el año 1954 tuve como profesor en el Curso de Doctorado de Teología, al dominico Maximiliano García Cordero. Era el  primer año que enseñaba en la Pontificia de Salamanca y en la Facultad Teológica de San Esteban, precisamente donde durante algunos años vivió el padre Lagrange. El padre Maximiliano es asturiano, muy alto, con gafas, y al andar mueve elegantemente todo el contorno. Venía precedido de una gran aureola de orientalista. Conoce más de diez lenguas, como el sánscrito, el hebreo, el sirio, caldeo, babilonio y ha sido investigador en la Escuela Bíblica de Jerusalén durante muchos años, hasta el punto de que es uno de los grandes especialistas del Antiguo Testamento. No se deja fácilmente llevar por leyendas ni por ligerezas, es supercrítico y exigente. He dicho todo esto porque lo que voy a sugerir después necesita de este apoyo, al menos de momento, si no queremos caer en la banalidad llamativa.
   Hace muy pocos días en la clase de la Sagrada Escritura de la Universidad Pontificia de Salamanca levantó la voz el padre Maximiliano y dijo a sus alumnos: “¿Qué les parece si resultase que ahora Pilato era español? Los oyentes sonrieron poco más o menos como ustedes. Los alumnos eran espíritus críticos poco predispuestos al camelo y al sensacionalismo periodístico. “¿Qué les parece —continuó, mezclando la sonrisa con la intención— si hubiese nacido en Astorga?”. Un murmullo, como de quien no se deja tomar el pelo, creció como una ancha marea.
   Y luego muy serenamente, con dominio, fue deshaciendo estas dificultades que parecían incompatibles. Y la cosa es así: el padre de Poncio Pilato fue uno de los generales romanos en la lucha contra los cántabros y astures, cuyo campamento estaba en Astorga. Un estudio exacto de esta guerra se lo debemos al alemán Schulten. De esto no hay siquiera duda, porque es inconcuso en la historia. Generalmente los grandes gerifaltes de los ejércitos romanos llevaban a sus mujeres consigo, sobre todo si había de ser el apartamiento de Roma por una larga temporada. Vivían en las villas o campos de recreo alejados del trabajo bélico. Tenemos el caso del mismo Pilato, que llevó a su esposa Claudia a Jerusalén. También está comprobado que el padre de Pilato vivió en Astorga y su comarca, como general servidor del César, por los años de nacimiento de su hijo Poncio. Entonces las comunicaciones eran menos intensas que hoy a pesar de las calzadas romanas y Astorga era magnífica, como había descrito Plinio. Tenemos una cosa cierta, que el padre de Pilato vivió en Astúrica como general de Augusto por los años del nacimiento de Poncio Pilato. La otra hipótesis es que la madre de Pilato viviese en Roma, lo que parece menos probable.
   Quiero avanzar un poquitín más, responder al que pregunte indirectamente: ¿Cómo después de tantos años han venido a descubrir ustedes la pólvora? ¿No será el pequeño amorcillo localista de hacer que todo sea de Astorga o de León? Aquí va la respuesta, que está apoyada en hechos. Hace tres o cuatro meses se ha descubierto una lápida en Jerusalén, que es, según afirman los estudiosos, una especie de documento votivo de los hechos y realizaciones más salientes de la vida y obra de Pilato. No se dice allí, como creerán los maliciosos o escépticos, que nació en Astorga. No señor. De lo que allí habla es de su padre. Y detalla el nombre de él, que coincide exactamente con el general de Augusto de las guerras cántabro-astures. Este documento ha sido editado ya por algunas revistas extranjeras. La verosimilitud es notable, porque coinciden los años de estancia de su padre en España con la fecha de nacimiento que aparece en la lápida encontrada en Jerusalén. Una cosa es indiscutible: que el padre de Poncio Pilato era jefe de una sección militar de la guerra cántabro-astur, precisamente acampada en Astúrica. El que Poncio Pilato haya nacido en Astorga no es un dato conseguido, pero científica e históricamente no sólo está dentro de lo posible sino de lo probable, conociendo que los hijos de romanos tenían derecho de ciudadanía romana en Astorga.
   ¿Qué quiero decir con esto? ¿Que la historia cambia porque Pilato sea de Astorga o sea de Roma? Ni mucho menos. Es un detalle que no cambia nada su biografía, aunque la lápida sea riquísima en contenido histórico. Para Astorga es un dato curioso. Una anécdota más o menos graciosa, que viene a remover nuestra ancestral falta de noticias. Un poco humorísticamente anunciaba yo ayer que estábamos ante la noticia del siglo en Astorga. Ahora que se habla de bodas del siglo —como la de hace un rato, de Juan Carlos y Sofía, en Atenas—, Poncio Pilato no dejará de ser responsable de la muerte de Cristo. Ni tampoco Astorga se cubrirá de oprobio por ello. Damos la anécdota curiosa, sin visos de sensacionalismo, pero calibrando que para Astorga y su comarca tiene mucha garra.
   Todavía más. Para poder darles a ustedes esta noticia con mayor seguridad, ayer por la tarde llamé a un número de una centralita de Salamanca. Se puso al aparato el padre Maximiliano García Cordero. Le recordé mis años de discencia con él. Y le hice la pregunta. ¿Es seguro que el padre de Pilato vivió en Astorga, durante 10 o 14 años? Me contestó que se ha apoyado en la autoridad de varios escritores que han estudiado la lápida recién hallada en Jerusalén. Estos autores son especialmente extranjeros. Eso se da como cierto históricamente. Y también la deducción de la posibilidad y probabilidad de que Pilato hubiera nacido en Astorga, ciudad romana interesantísima. ¿Está ya cubierta la curiosidad? Ahora queremos que haya una segunda parte, que después de esta auténtica exclusiva de Radio Popular de Astorga, en servicio de noticia, venga la puntualización histórica.
   Espero que a estas alturas ya se hayan convencido de la pureza dialéctica de la argumentación y comprendan que las circunstancias de que aparezca este hallazgo histórico en 1962 se debe a que el documento en que se apoya también ha surgido en 1962. Esperamos que haya ocasión de volver sobre el tema. Hoy nada más ha sido echar el fuego, como se dice periodísticamente, envenenar para que se haga tema de calle. Habrá que desagraviar al Pilato de Puerta de Rey, tan grotescamente representado en nuestra Semana Santa con su copete como un pastel de mermelada y aquellas barbas, ya rapadas, que le hacían un oscuro y ridículo hombre, para pensarlo desde ahora, como tal era, el elegante palatino de Roma.
   ¿Que Pilato nació en Astúrica hace dos mil años? Puede ser. ¿Qué el padre de Pilato vivió al menos 10 o 14 años en Astorga? Esto es incuestionable históricamente. No es descubrimiento de última hora. Hace años que se sabía que tal general había dirigido las guerras astures, pero hasta el presente no se había conocido que ese general era el padre de Poncio Pilato.
   Y nada más. Noticia sensacional para Astorga, aunque con interrogante. No le dedicaremos una calle, ni tampoco le haremos hijo adoptivo. Tiene su gracia la noticia y la hemos querido aprovechar, sin pretender sacar conclusiones apodícticas que prudentemente dejamos a los especialistas. Ya está la piedra removiendo las aguas informativas de la ciudad. Buenas tardes.

Esteban Carro Celada. Astorga, la bien rondada. Ayuntamiento de Astorga, 1996.
La recopilación de este y de los demás artículos que figuran en este libro, así como el cuidado de la propia edición, estuvieron a cargo de su hermano José Antonio Carro Celada. Autores de las ilustraciones: de la portada, Machado de Zacos. De la contraportada, Toño; en el interior, dibujo de Sendo.






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