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jueves, 6 de junio de 2013

EL PINTOR SOROLLA Y ASTORGA

EL PINTOR SOROLLA Y ASTORGA

Astorga también tiene su parte en la celebración, este año, del 150º del nacimiento de gran pintor Joaquín Sorolla: un cartón al óleo, pintado por su estancia en Astorga, en torno a los años 1902, 1903. Es un cuadro muy pequeño (10 cm de alto por 17 de ancho) y su Museo lo define así: “Escena de mercado. Numerosas figuras muy abocetadas, se recortan sobre una edificación vallada y con una reja en la puerta”. Otros datos aluden a que fue pintado en la primavera, y que corresponde a un día de mercado. No sé si será aventurado suponer que se trata de la plaza de San Bartolomé.



MuseoMuseo Sorolla
Inventario00593
Clasificación GenéricaPintura
Objeto/DocumentoNota de color
Autor/aSorolla Bastida, Joaquín (Lugar de nacimiento: Valencia, 27/02/1863 - Lugar de defunción: Cercedilla, 10/08/1923)
TítuloPlaza de Astorga
Materia/SoporteCuadro: Cartón
TécnicaCuadro: Óleo
DimensionesAltura = 10 cm; Anchura = 17 cm
DescripciónEscena de mercado. Numerosas figuras muy abocetadas, se recortan sobre una edificación vallada y con una reja en su puerta.
IconografiaMercadoVida urbana
Inscripciones/LeyendasReverso. Sobre el cartón., Tinta negra, Castellano
(1929[ca])
85 G/ Vda de S. (Hace referencia a la serie y número de la testamentaría de 1929 y la adjudicación a Clotilde.)
Reverso. Sobre el cartón., Óleo rojo
(1908[ca])
439. (Hace referencia a la numeración del listado de envío de cuadros a la exposición de Sorolla en las Grafton Galleries de Londres en 1908, conservado en documento DA/320.)
Reverso. Sobre el cartón., Sello húmedo, Castellano
(1982[ca])
MUSEO SOROLLA 593



(Sello a tinta impresa azul y número a tinta negra manual.) [Realizado tras la adjudicación del número de inventario del museo, seguramente por Florencio de Santa-Ana.]
Datación1902-1903
Lugar de Producción/CecaAstorga
Historia del ObjetoExposiciones: 2004-2007, Itinerante por España. Sorolla íntimo (nº. cat. 75) (p.100); 1995, Valencia (nº cat. 91); 1995; Castellón (nº cat. 91); 1996, Bogotá (nº cat. 91); 1996-97, Itinerante por Castilla-León (nº cat. 92); 1997, Itinerante por Galicia (nº cat. 92); 1997, Aranjuez (nº cat. 92) [El cuadro fue enviado a Londres en 1908, ya que en el reverso tiene la numeración en rojo que se corresponde con el listado de envío conservado en el documento DA/320. En este listado le corresponde el número 439, Astorga Aunque el cuadro fue enviado a Londres, no es segura la participación en la exposición, ya que se enviaron más cuadros de los que finalmente se expusieron. Hasta 2012 no se había contemplado esta posibilidad.]
Clasificación RazonadaPintado en la primavera
BibliografíaSANTA-ANA, Florencio de. Catálogo de pintura del Museo Sorolla. Madrid: Ministerio de Cultura, 2009. pp. 149. Nº Cat. 527

SANTA-ANA, Florencio de. Sorolla Íntimo. 2004. p. 100.

SANTA-ANA; ÁLVAREZ-OSSORIO, Florencio de. Museo Sorolla, Catálogo de Pintura. Secretaría General Técnica. Subdirección General de Información y Publicaciones, 2002. p. 177. Nº Cat. 455

SANTA-ANA; ÁLVAREZ-OSSORIO, Florencio de. Museo Sorolla. Catálogo de Pintura. 1982. p. 178. Nº Cat. 593
Forma de Ingreso






Óleo S/ lienzo. 355 x 1.392 cm. Serie de Las Regiones de España. Sala de lectura de la Hispanic Society of America. Nueva York. A1815. "Castilla o la fiesta del pan". Pareja de maragatos, ella preenta la bolla típica astorgana; ignoro si también propia de Maragatería.




“¿Votará la mujer?”
Juan José Alonso Perandones
   Esta frase interrogativa es el título de uno de los artículos del primer número de  “El Combate”,  periódico de la Agrupación Socialista de Astorga y Comarca, que nació el 13 de junio de 1931, y se editará hasta el 30 de mayo de 1936 (196 números), salvo un paréntesis en el bienio conservador de la Segunda República. Otro artículo, en este primer número, va dedicado “A las obreras astorganas”, de alto contenido reivindicativo. No faltarán firmas a cargo de mujeres en fechas posteriores.
   En junio de 1931 estaba candente, en el Congreso, la ley que debía otorgar, o no, a la mujer el derecho al voto. Tan solo se sentaban en el hemiciclo  tres  diputadas, que habían accedido al escaño por sufragio pasivo, esto es,  por ser elegidas en una lista electoral, pero sin derecho propio a acudir a las urnas.  Clara Campoamor, por el Partido Radical, Margarita Nelken, por el PSOE y Victoria Kent por el Partido Radical Socialista, eran las tres mujeres en el Congreso.
   Las discusiones, acerca de la conveniencia o no, del voto femenino, fueron muy encendidas. Con defensa acérrima por parte de Campoamor, y con desaprobación de Nelken y Kent, porque consideraban que sin un tiempo previo de desarrollo de las libertades y de concienciación, con la influencia entonces muy determinante en ellas de la Iglesia, podría deparar el triunfo de las derechas. El uno de octubre, de este año 1931, con 161 votos positivos y 121 en contra, se aprobaba la ley de sufragio activo para todos los españoles, con esta disposición: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales, conforme determinen las leyes”. 
   Que era un tema espinoso  la aprobación del sufragio femenino, lo demuestra las ausencias  en el Congreso  ese  uno de octubre de 1931, pues no compareció el 40 % de la Cámara (188 diputados, de un total de 470). Votaron a favor los diputados socialistas, con la excepción del grupo de Indalecio Prieto, los partidos de derecha y minorías republicanas; y negativamente los partidos Radical Socialista, Acción Republicana y Partido Radical. Las primeras elecciones convocadas con la nueva ley electoral, el 19 de noviembre de 1933, depararían  el triunfo de las derechas, y el inicio del llamado Bienio Negro o Radical-Cedista. Acerca de la influencia o no, que pudo tener el voto femenino en estas elecciones, es un asunto aún candente entre los historiadores.
   El artículo de “El Combate” astorgano, de junio / 1931, que firma R. Marco, parte de que en el “Programa” del PSOE figura la defensa del “sufragio universal para ambos sexos”. Y de que existe una controversia, entre los que no consideran capacitada a la mujer para ejercer ese derecho, algunos que dudan, y otros  cuyo criterio es positivo, aunque estiman que su implantación causará “un momentáneo y pasajero retraso en el avance democrático que hoy impulsa la política española”.
   A combatir estos prejuicios últimos, de los favorables al voto femenino, dedica R. Marco prácticamente todo su artículo, con reflexiones de este tenor: “Que se deseche, de plano, la idea de que la mujer ha nacido solo para cocinar y como instrumento fácil donde saciar pasiones”; o bien, que la “misión fundamental del socialismo, y especialmente de los socialistas jóvenes, es  educar a la mujer en la escuela del bien y la verdad, para sacarla de la esclavitud, que es ignorancia y fanatismo”.  Entre otras ventajas, incide en que “habría que agregar el espíritu pacifista que infiltrarían en la política nacional. Ya que ellas, en grado sumo, han pasado y saben apreciar la importancia funestísima, que, para sus hogares, producen los actos belicosos”.  Cabe recordar que no tan lejos estaban la guerra del 98 con EEUU, y más recientemente, las  del Protectorado de Marruecos.
  Llama la atención, permítase la expresión, la modernidad del pensamiento, respecto a las libertades de la mujer, en tiempos tan tempranos, del socialismo astorgano, o al menos de cuantos dirigían “El Combate”.  Con un lenguaje tan directo y reivindicativo, porque, como bien concluye R. Marco, a la mujer “dignificándola, elevando su nivel intelectual y social al nuestro propio, contribuiremos a nuestra propia dignificación”.  Han pasado 88 años,  disfrutamos  una democracia avanzada, pero algunas de las frases, sin duda, de este artículo, podrían ser, perfectamente, lemas actuales en pro de la igualdad.

 "Socialismo Activo" 3, julio / agosto, 2019

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 (Foto de artículo en "La Vanguardia", 'Viajes', sobre el trazado falsificado de la Vía   de la Plata, publicado el 5, 03, 2019)

Ahora, nuestra catedral es de Gaudí

J.J.A. Perandones

  En los últimos años de continuo me sorprenden los disparates sobre la Vía de la Plata, la calzada romana de Mérida a Astorga, a la que se ha de dispensar una reivindicación constante, no solo por su valor histórico, sino económico, en el presente, y aún más en el futuro (subvenciones, flujo turístico, etc.). Apilo toda una documentación de un fracaso anunciado, por su tergiversación, y de un daño constante para los legítimos intereses de Astorga, de otras ciudades, y sobre todo, de decenas de pueblos olvidados.
   
   Lo leído en La Vanguardia este martes me ha hecho restregar los ojos, tales son los disparates del reportaje “La Ruta de la Plata: la histórica vía que cruza España (desde Gijón hasta Sevilla)”. Este artículo se presenta como  fruto de la colaboración entre “La Vanguardia.com y Travelzoo, portal especializado en ofertas de viajes”. Omito el nombre del autor del texto, pues probablemente se trate de cualquier joven que necesita ganar unas perras en la mayor precariedad  económica,   y espoleado, con la   urgencia,  en la exigencia de su trabajo.

   Cierto es que desde 2011 los falsificadores han campeado por sus fueros, libres de la denuncia permanente, por parte de los “Pueblos de la Vía de la Plata”,  que hace años les hizo contener sus aspiraciones.  De aquella “lucha” algo se consiguió, y es que al menos Astorga, ciudad que omitían en el eje Gijón-Sevilla, en este siglo  aparece continuamente mencionada; pero no como le corresponde,  sino como un puro pretexto  para fundamentar el origen de la falsificación. 

   El artículo de marras, que aquí nos ocupa, aparece completamente deslavazado, con contradicciones clamorosas, cual es  mencionar ciudades como Astorga, y otros lugares ajenos respecto a grandes ejes de comunicación, y concluir “que la calzada romana se ha transformado en la autovía A-66”, y que se trata de  “una magnífica oportunidad para hacer un recorrido, entre Gijón y Sevilla”.  Son numerosos los  disparates —una calzada de dos siglos, confusiones de nombres de poblaciones, “Aberca” por La Alberca…—, pero ninguno del calibre como el  dedicado a nuestro templo mayor, el cual consta así: “Su famosa catedral diseñada por el arquitecto Antoni Gaudí”. Con tal leyenda figura, también, en  la foto elegida del Palacio Episcopal.

   No es la primera vez que nuestro Palacio es objeto de confusión. A principios del siglo pasado, una postal de circulación nacional,  también con su foto, lo situaba en el anverso, con grandes letras, en Teruel. No deja, no obstante,  de ser una muestra más de a qué nivel de “degradación” han llevado a la principal calzada romana atestiguada en la Península, y una de las primeras de Europa.

"El Faro Astorgano", 7, marzo, 2019













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UN MUSEO 
PARA REVITALIZAR IRUELA




Juan José Alonso Perandones

    “Chencho…, la vida por sí sola no vale la pena; solo cobra sentido puesta al servicio  de algo, en tu caso, la creación, tu entrega a lo que es de todos, se puede decir que todo o casi todo en este pueblo en los últimos 20 años lo has hecho con tus manos”. Con estas palabras,  y unas pocas más,  cerraba Beatriz Vigalondo García su discurso  en el acto de inauguración del “Museo Relojero Losada”, el cual tuvo lugar este domingo, 3 de marzo, a las doce de la mañana en Iruela. Chencho es Inocencio García Rodera,  el presidente de la Junta Vecinal de este pueblo cabreirés  donde nació el relojero José Rodríguez Losada; y su sobrina Beatriz la responsable de la exposición que ha quedado colocada en la “Cuadra del toro” de forma permanente.
   
   La “Cuadra del toro” es apropiada para acoger esta  colección ilustrativa de Losada, por lo que supone la rehabilitación de un edificio de gran significado en lo  que fue la economía de este pueblo de Cabrera, basada en  la ganadería. Y por su típica arquitectura, de pequeñas lajas de piedra, tostadas o quemadas por el sol y techumbre de pizarra. A esta “Cuadra” llevaban los irolanos  las vacas, para ser cubiertas por el  semental toro.
   
   Desgranó Beatriz Vigalondo, previamente,  en su intervención, la historia de este museo: de qué suerte había surgido,  con  el  precedente de una exposición con motivo del 150º, en 2016, de la inauguración, por Isabel II,  del reloj de la Puerta del Sol, donado al pueblo de Madrid por el afamado relojero. Asimismo, cómo al lado mismo, en el paraje  Las Eras, “donde se majaba el centeno”, se hallaba  el monumento para honrar su memoria, instalado en 1993. Destacó los datos fundamentales  del ilustre hijo del pueblo, y la labor investigadora para desvelar su biografía, en España y Londres (a donde fue a parar en su exilio), a cargo de Marcelino González y Francisco Javier Álvarez Prada, ambos presentes en el acto. Recordó  la peripecia para lograr que el ayuntamiento madrileño reconozca de una vez, con la dignidad que se merece, a este español benefactor, con cuyo emblemático reloj despedimos el año viejo y celebramos el nuevo; y para ello reclamó la implicación de la Diputación.  
   
   El presidente pedáneo Chencho, con su habitual costumbre de ser eficaz en las obras y escueto con las palabras, agradeció la presencia de varios representantes institucionales, de cuantos han colaborado para hacer posible este museo,  y del numeroso público asistente.  Lo acompañaban en el acto, el alcalde de su municipio, Truchas, Francisco Simón; el de Encinedo, José Manuel Moro, y, en representación de la institución provincial, el diputado José Miguel Nieto. Se prestan estos actos para el encuentro de personas vinculadas con el  pueblo y de otros que llegan movidos por el afecto ante  una iniciativa tan loable. Como el  astorgano José  Ramos, creador del Museo del Tiempo, quien les ha proporcionado, provisionalmente, para esta exposición un reloj de bolsillo, de Losada, de su propia  colección. O el relojero mayor de la Puerta del Sol, Jesús López—Terradas, que defendía en los corrillos, con pasión, lo oportuno que sería, para las fotografías propias de los visitantes, la colocación de un busto del más universal cabreirés,  en la plaza donde ya son celebrados el  oso y el madroño,  con la perspectiva de la torre que alberga  la esfera donde se señala el preciso tiempo.

   
   Este museo dedicado a Losada  cuenta con una serie de paneles explicativos de su vida y de su genio (ha sido, sin duda,  uno de los principales y más avezados relojeros del mundo); asimismo,  de fotografías de relojes o cronómetros señeros, y de facsímiles de documentos. Ha sido, y seguirá siendo, un empeño de la familia García Rodera, en la que Chencho,  su hermana Isabel, y su familia,  han sorteado muchas dificultades. ¿Por qué?, cabe preguntarse: por el cariño a la tierra donde está su pasado familiar, pero, también, con el propósito de revitalizar un pueblo que, como otros cercanos, se va quedando vacío y solo se puebla en vacaciones.  Y tanto: en Iruela, en la actualidad, de forma permanente,  solo viven tres viudas,  con 83 y más años, que se resisten a desasirse de su raíz. Son sus nombres, Adelines Escudero Carbajo, Florentina Carnota  Avilleira y Luzdivina Llamas Escudero.

   Tres mujeres que ojalá no sean las últimas vecinas, día a día, de este precioso pueblo que, como otros de Cabrera,  aún conserva una arquitectura singular, cuyos tejados, en parte, se van desmoronando y en sus solares, entre paredes aún enhiestas, con miradores y corredores desvencijados,  se enseñorea la maleza.

"El Faro Astorgano", 5, marzo, 2019





Prisión Central

Juan José Alonso Perandones



  “3-3-1941. Querida Juana e hijos: El día 25 recibí un giro de 50 pts. Con ello termino de pagar al dentista. De hoy en adelante, ya no es necesario me envíes más que lo que buenamente puedas…”. Así comenzaba, desde la Prisión Central, Juan Antonio Antequera su misiva enviada a su mujer, Juana Agujetas, con domicilio en Manzanares (Ciudad Real). El texto, con una caligrafía apretada y meritoria  figura en la habitual tarjeta de correspondencia con la imagen de Franco, limpia u ornada con corona de  laurel y bandera. Sería esta tarjeta una más, de entre los miles de ellas, semanales (solo se autorizaba una), enviadas por los 4692 presos desde el cuartel de Astorga, habilitado, gran parte del mismo, como Prisión Central desde noviembre de 1938. Circulan por Internet algunas de estas tarjetas, todas con un tono contenido, sin quejas (por motivos obvios), tan solo con cuestiones afectivas familiares, o petición de dinero, alimentos o ropa.
   
   La habilitación del cuartel de Astorga para confinar a los presos, por parte del gobierno franquista, durante la guerra del 36, no es un hecho aislado. El uno de enero de 1940 había 83.750, repartidos por toda España, en 187 centros militares, civiles y eclesiásticos. El cuartel  ya había sido utilizado, un pabellón, durante la represión de la Revolución de Octubre de 1934; en ambas situaciones los soldados de reemplazo seguían, en pabellones aparte, cumpliendo su servicio militar (812, en 1940). En la prisión del partido judicial, en cuyo solar hoy se asientan los juzgados, había en el año antes citado 118 presos y, asimismo, con anterioridad,  para tal fin, se había utilizado un edificio industrial en la carretera de Pandorado.
   
   Una población reclusa de 4692 varones comprendidos entre los 17 y 93 años —solo un caso nonagenario, mas sí hay varios de 60 y 70—, la mayoría, en todo caso, en la plenitud de la vida, y con  oficios y empleos experimentados, son un caudal del que en la prisión se puede sacar provecho. Como es conocido, el sistema de redención de penas por el trabajo, aplicado de forma generalizada en obras públicas y privadas conllevó una explotación de los presos y unos sueldos misérrimos. Se aplicó también en la Prisión Central astorgana, que contó con un batallón disciplinario de trabajadores. 

   La imposibilidad de publicar, por la censura, la realidad interna de los  distintos centros de reclusión, impidió que la generación de la postguerra tuviera verdadera conciencia de las penalidades de la vida de los presos. En Astorga, el periódico “El Pensamiento” ofrecía a los lectores artículos laudatorios sobre las atenciones y actividades realizadas en la Prisión Central. No obstante, bien observados,  se aprecia toda una estrategia encaminada a catequizar y a forzar a los presos a mostrar adhesión al Régimen, a través de festividades religiosas, como el cumplimiento pascual, el canto de los himnos patrióticos…

   En la relación de los 4692 presos, empadronados  en la Prisión  Central astorgana con fecha 31 de diciembre de 1940, se aprecia la variedad de oficios y profesiones de la España de entonces. Desde altos mandos del Ejército, la Guardia Civil y de Asalto, médicos y enfermeros, maestros, industriales, músicos…, hasta el más humilde jornalero: no habrá actividad  ausente  de aquella España para muchos de hambruna. Oficios y habilidades hoy perdidas, junto a sus nombres, aparecen por doquier en el listado, frío y expeditivo: picapedrero, carrero, sopletero, escribiente, escobajero, arriero, fogonero, calderero, cestero, espartero, alpargatero, conductor de carruajes…

   Llama, en principio, la atención en la carta de Juan Antonio Antequera a su esposa Juana, el que manifieste que ha recibido el dinero para pagar al dentista. En la Prisión Central astorgana existía una enfermería, bajo supervisión de un facultativo oficial, atendida por enfermeros y médicos presos (entre ellos José Bausa, el cual, una vez liberado, ejerció en Astorga su profesión con una gran estima ciudadana). Para que nos hagamos una idea del estado en que llegaban los reclusos en el año 1939, de los 4692 en la Prisión, recibieron tratamiento hospitalario, por diversas patologías 2642; existían, además, dos amplias salas para aislar a cuantos padecían enfermedades contagiosas; se contabilizaron, aun así, 49 defunciones en 1939.

   En el propio cuartel se instaló una clínica de odontología, lo cual explica el pago que Juan Antonio tuvo que efectuar con el giro enviado por su esposa. Además de los médicos, los maestros presos se desvelaron por librar del analfabetismo a los más de 600 compañeros carentes de todo estudio. Desde la  Prisión Central se vanagloriaban de haber conseguido que 200 reclusos hubieran “aprendido rápidamente a leer y escribir”.
    
   Como decíamos,  los presos enviaban desde Astorga miles  de tarjetas semanales en las que, ni por asomo, era posible el contar las penalidades sufridas; es la suya, pues,  una historia en gran parte desconocida. El 1 de enero  de 1943 permanecían en la Prisión  293 reclusos,  de los cuales 263 estaban condenados a reclusión perpetua o temporal; y en julio de este año quedó clausurada, es decir, el cuartel recobró, todo él, el destino para el que fue construido.

(Socialismo Activo, Revista PSOE León, febrero, 2019, n.º 10)

Dos tarjetas, de las habituales, enviadas desde la Prisión Central de Astorga por los reclusos a los familiares. Dado el número tan elevado de presos en el cuartel, se les agrupaba no por pabellones, sino por "aglomeraciones"





















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Refundación de la Agrupación astorgana

Juan José Alonso Perandones

   Con el fin de la Dictadura y la instauración de la democracia, en Astorga, como en tantas poblaciones de la nación, volverá a abrirse una sede socialista. Los primeros tiempos,  dado que fueron requisados o clausurados los antiguos locales de la Casa del Pueblo y del Centro Obrero —probablemente en el segundo semestre de 1936—, no serán fáciles, pero bien se puede decir que afloraban intensos  el coraje y la ilusión;   y el desprendimiento, pues para la acción política primaba el noble y urgente deseo de transformar una sociedad, cada cual en su ámbito social y según su valía.
  La Agrupación Comarcal astorgana (con esa vocación territorial renacía), la primera de la provincia, constituida en la  primavera de 1897,  se refundará el 8 de noviembre de 1981, en los locales del edificio de la AISS, de la calle Juego de Cañas (su sede primera, sin mucha capacidad, se asentó en la calle Alonso Garrote, 3).  “El Faro Astorgano”, del día anterior recogía en portada la noticia, en estos términos: “Los militantes socialistas de Astorga que hasta ahora venían trabajando sin coordinación, han decidido crear una agrupación local del partido. Tras varios meses de gestiones en torno a la idea, mañana domingo celebrarán (a las doce) su asamblea constitutiva”.  
   Así era, socialistas con militancia en UGT, o sin pertenecer al sindicato, habían participado en la campaña en pro del referéndum de la Constitución, del 6 de diciembre / 1978;  o en las asociaciones vecinales de la ciudad, que nacieron en los primeros meses  del mencionado año. Concurrió el Partido, bajo la protección de la Federación Provincial,  a las elecciones locales del 3 de abril de 1979, que conllevaron la entrada en la Corporación de dos concejales de la lista socialista, el catedrático José María Arias  Cabezas (que sería sustituido, dado su traslado a Getafe,  por el electricista Antonio Álvarez Argüello) y el sindicalista y ferroviario, Benito Rodríguez Rey.
   En esta asamblea de refundación, fueron elegidos los cargos de presidente de honor en favor de Nicolás Rodríguez; presidente ejecutivo, José Agustín González, que había sido secretario de la Unión de Campesinos Leoneses, y como secretario general Carlos Lueiro, técnico superior del ayuntamiento astorgano. Asimismo, quedaron asignadas diversas secretarías, de Administración, Política Sectorial, Prensa y Propaganda, Política Municipal y Sindical, Organización, y varias vocalías.
   La primera asamblea general, con convocatoria oficial y detallados asuntos en el orden del día,  se celebrará dos meses largos después, el 17 de enero de 1982, con la comparecencia, por la Federación Leonesa de Conrado Alonso Buitrón, y por la UGT de Francisco García.  De la misma, el secretario Carlos Lueiro, dará estas referencias  a la prensa: “El número de asistentes (fue) algo más de 40, de un censo de militancia que supera las 70 personas”. Se lamenta de que la UGT “no ha respondido con la presencia que se esperaba”, porque “todavía existe un cierto temor a significarse públicamente con una determinada política”. No obstante, se mostró más complacido al opinar  que la exposición de los temas se había realizado “con una gran altura política”.
   El acta conservada de esta ya formalizada Agrupación  es de gran interés, por motivos de organización, fijación de cuotas, delegados al Congreso Regional, etc.,  pero también porque se trataron temas candentes en la comarca y en el propio Partido. Estaban  entonces en trámite de expropiación los terrenos de Maragatería para el Campo de Tiro del Teleno, lo cual  despertaría gran oposición, con diversos pronunciamientos y manifestaciones; en sintonía con esta postura se pronuncia la militancia. Se deja patente también el malestar ante la Ejecutiva Provincial, por la “integración de la  Federación Socialista Leonesa, en el P. S. de Castilla y León y en las condiciones que se produjo”; se deja constancia de la protesta por la visita de Jordi Pujol a la ciudad (con gran contrariedad por el ágape en su honor en el palacio episcopal). Se plantea la necesidad de una estrategia de cara a las elecciones municipales de 1983…
  Con estos prolegómenos la Agrupación Socialista astorgana iniciaba su andadura, ininterrumpida hasta el día de hoy.

(Enero 2019 /Socialismo Activo, n.º 9)

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Desde Astorga: dos cartas a Besteiro


Juan José Alonso Perandones

  Como en tantos lugares, en Astorga los fondos documentales que existieron, de la Casa del Pueblo y del Centro Obrero, han desaparecido. Nos encontramos, por tanto, carentes de datos fundamentales, también para la historia de la ciudad,  salvo las informaciones al caso recogidas en periódicos, desafortunadamente muy escasas. Muy pocas, decimos;  los archivos abiertos al público, el municipal y el diocesano, cuentan con tasados números de periódicos republicanos o  de afinidad socialista,  si nos ceñimos  al periodo comprendido entre el último tercio del XIX y abril de 1931.

   Nos dirigimos a la Fundación Pablo Iglesias, por si se conservase algún documento relativo a la correspondencia entre la Agrupación Socialista de  Astorga y distintos órganos del Partido. Tres cartas escaneadas nos han sido amablemente, y con prontitud,  remitidas. Dos, relativas a envío y respuesta, respecto a una petición desde la Agrupación, y una tercera de un  soldado  del regimiento astorgano. Con un único destinatario: Julián Besteiro, personalidad señera del socialismo español, sucesor de Pablo Iglesias en las tareas del  Partido y Sindicato, y con la responsabilidad de la presidencia de las Cortes Constituyentes de la II República.
   
   En Socialismo Activo (n.º 1, abril, 2018) ya di cuenta del homenaje a Pablo Iglesias, que con motivo del sexto aniversario de su fallecimiento  tuvo lugar en Astorga,  en diciembre de 1931; fue posible, proclamada la República, por detentar el gobierno municipal una conjunción de republicanos y socialistas, con alcalde del partido obrero, Miguel Carro Verdejo.   Ante tal efeméride, el periódico  semanal El Combate, órgano local del Partido y del Centro Obrero cuyo primer número fue publicado el 13 de junio del citado año, sacó a la calle un número especial. Por lo que ahora apreciamos, según la documentación remitida por la Fundación, el administrador del Centro Obrero, Dionisio Domínguez, envió  el 18 de noviembre de 1931 una carta manuscrita “al camarada Julián Besteiro”,  para implicarlo, en este número extraordinario de El Combate,  con un artículo. En estos términos: “Y queremos que Vd. lo prestigie con un original suyo. Ya nos damos cuenta de sus ocupaciones, pero le rogamos no desatienda nuestra petición. ¡Nos es tan necesaria su colaboración para seguir luchando!”. Dionisio se despide de Besteiro con la habitual cortesía: “Suyo y de la causa socialista”.

   La respuesta, mecanografiada,  no será la del presidente de las Cortes, sino de algún funcionario de su gabinete. Pero este elaborará su escrito de respuesta en razón de unas pautas que, manuscritas,  el propio Besteiro ha anotado en la carta de Dionisio Domínguez. Concretamente, con este texto: “Imposible. Ocupaciones. Lo lamento por el asunto de que se trata”.  El funcionario, recogiendo este sentir, justifica de esta guisa, ante la Agrupación astorgana,  las ocupaciones de Besteiro: “Desgraciadamente, mis tareas parlamentarias, en la presidencia de las Cortes Constituyentes, no me dejan tiempo alguno disponible que dedicar a trabajos literarios; por esta razón, he tenido que negarme sistemáticamente a todas las invitaciones que me han hecho, y en esta ocasión, con harto sentimiento mío, no puedo darle seguridades sobre el envío de esas cuartillas que me interesa. Le saluda su afmo. amigo y compañero, q. e. s. m.”.
   
   Esta carta conservada por la Fundación Pablo Iglesias, enviada como contestación,  no contiene la firma de Julián Besteiro, dado que se trata de un duplicado, y no del original que fue remitido a Astorga. No obstante, aunque parezca algo baladí, la petición  de Dionisio Domínguez, que lleva en el encabezamiento el sello con el dibujo del antiguo logotipo del Partido y reseñado el Centro Obrero, con el aliciente de unas frases manuscritas de Besteiro, es relevante, por su valor simbólico, para la Agrupación socialista astorgana. Y ello, pese a que nunca llegó el artículo demandado.
   
   La otra carta, que fue  enviada a Julián Besteiro,  el 27 de septiembre de 1933, como presidente aún  de las Cortes Constituyentes (dejaría de serlo el 8 de diciembre),  corresponde a un soldado del primer batallón del Regimiento de Infantería, n.º 36 (actual cuartel e Astorga).  De nombre, Luis González Álvarez, natural del Concejo de Corvera (Avilés), le manifiesta (cercana ya la fecha, 20 de enero, en la que finalizará sus “deberes militares para con la patria”),  “cómo ha luchado por formar una Juventud Socialista en su pueblo”, en un lugar “donde siempre ha imperado el caciquismo”, y que se siente muy satisfecho  de que en su concejo existan dos Juventudes y dos Agrupaciones. Le cuenta su peripecia vital, los impedimentos para poder estudiar y eso que “mi afición por el estudio es muy grande”. Le pide “el buscarme una colocación en esa (Madrid), en donde pudiese ganar la vida honradamente, y al mismo tiempo dedicarme algo al estudio, y lo más interesante para mí, el poder dedicarme a la lucha tenaz por la causa socialista”.
   
   Si la carta del camarada Dionisio Domínguez decíamos que era relevante para la Agrupación astorgana, en otro ámbito, la de Luis González,  que denota el intento de superación de la juventud de una época, a través del trabajo compartido con el estudio  y el compromiso político,  es encomiable. No sabemos si Besteiro  llegó a contestar a tan avispado avilesino.


 Socialismo Activo, diciembre de 2018. León














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Más que un homenaje




Juan José Alonso Perandones

   No tendremos ya  muchas ocasiones de apreciar la historia más auténtica y cercana: la vivida por unos compañeros durante nueve largos decenios. El pasado 19 de octubre esa suerte tuvimos, en un acto de homenaje, organizado por  la Ejecutiva Provincial, representada por Nuria Rubio y Josefina Redondo, y con la presencia, asimismo, de la secretaria federal destinada a las personas mayores, María Jesús Castro, y el regional, Luis Tudanca.
    No todos los compañeros nonagenarios que viven en nuestra provincia pudieron acudir, por motivos de salud, pero los asistentes nos ofrecieron, con el testimonio de sus vidas –que hubo, lógicamente, de ser contado  brevemente—, un ejemplo de autenticidad, de cómo los principios socialistas rigen un comportamiento social y personal sin medias tintas. Personalmente, hubiera deseado intervenciones por su parte más extensas, pues la naturalidad y soltura con que sintetizaron, una vez manifestado su agradecimiento, lo que consideran esencial de su la larga andadura vital, despertaba en uno el deseo de conocer en mayor profundidad retos vitales tan aleccionadores, cuando no dolorosos.
   Porque respecto a  todos los homenajeados —Gabriela Hidalgo, Antonio Peláez, Miguel Osorio, Herminio Blanco, Antonio Senén, José Manuel Mez. Merayo, Froilán García, Gonzalo Díez—,  no hay que olvidar que fueron niños de la  Guerra;  tan cruel, no solo una vez consumado el golpe de estado contra la República, sino también en la inmediata postguerra. Cruenta fue, y con hambruna,  en todas las comarcas y ciudades leonesas;  en el acontecer de  estos veteranos militantes ampliamente representadas: Babia, Órbigo, La Cepeda, Tierra de León, Páramo, y las ciudades de  Ponferrada, San Andrés del Rabanedo y León.
   Algunos de estos compañeros, ya nonagenarios, de niños tuvieron que sufrir la muerte de su padre, vilmente fusilado. Ninguno de ellos nos contó tal desgracia con rencor, sino con la experiencia de una vida difícil  en la que valoraban sobremanera  aprender,  ir a la escuela, adquirir la cultura de su familia y entorno. Oírlos era descubrir la más alta nobleza del ser humano, capaz de sobreponerse a las penalidades, labrarse un futuro y desear, ya en los últimos años de vida, que aquellos ideales  por los que lucharon en sus familias y ellos mismos no se pierdan, sino que sirvan como superación para una sociedad cada vez más igualitaria. Orgullosos se mostraron  todos de su larga militancia, de los cometidos públicos desempeñados, sin un reproche, sin una queja, y hablaron con ese tono que solo da una urbanidad aprendida en la honorabilidad de la sencillez. 
   Además de una placa, en sus manos había una flor roja que en ningún momento dejaron declinar. Seguro que para ellos tenía un alto significado, no solo el de la modernidad del actual logotipo del PSOE, propio de tiempos más bonancibles, sino  el de los antepasados socialistas, cuando el símbolo era el dibujo de  un yunque y una pluma con el libro abierto, personificación del trabajo manual y la cultura.  
   El acto del 19 de octubre  fue más que un homenaje una lección de vida.
  
  Socialismo Activo, noviembre, 2018. León. 
  


   

Aquel uno de mayo…

Juan José Alonso Perandones

   La pugna informativa, y de “inmersión social”,  en el siglo XX, en Astorga, hasta el año de la Guerra (1936), se establece  entre los partidarios de la doctrina republicano-socialista, y el estamento eclesiástico, en dos ámbitos, esencialmente: el obrero y el educativo. Respecto al primero, vamos a recordar uno de los artículos de un periódico, Cultura obrera, que nació el 14 de mayo de 1916, al amparo de la iglesia local, a través del Círculo Católico, con sede en la calle Rodríguez de Cela,  como contraposición al Centro Obrero existente en la ciudad desde 1913; muy vivo entonces por la fuerte representación en el mismo de los ferroviarios. Cabe recordar que entonces contaba la ciudad con dos estaciones, la del Norte y la del Oeste, y esta última con unos pabellones de viviendas (de interesante arquitectura y hoy en franco deterioro). El periódico del Círculo, en cuya cabecera se define como “Órgano bimensual de los sindicatos profesionales obreros de Astorga”, el 12 de mayo de 1917 dedica toda la portada y parte de la segunda página al desarrollo de un artículo titulado “El peligro socialista en Astorga”; se publica  el mismo como respuesta a la recién celebrada en la ciudad, “Fiesta del uno de mayo”.  

   El contenido de este  artículo del 12 de mayo de 1917, respecto a la celebración de la fiesta obrera, es  aleccionador: porque al tiempo que recoge la reacción de la iglesia local, de  contrariedad, “por su origen, organización y finalidad”,  nos da cuenta de en qué consistió la misma y qué principios la sustentaban. En el artículo, de esta suerte, al tiempo que va contraponiendo sus argumentos de oposición, se glosa el  texto de la convocatoria socialista a los obreros de la ciudad, así como las conclusiones extraídas, una vez celebrada la fiesta reivindicativa del uno de mayo; tampoco permanece ajena, en el mismo, la situación política que entonces vivía España.

   La llamada  del Centro Obrero, con el lenguaje propio de hace un siglo, se iniciaba con estas palabras: “A los obreros astorganos. Salud. Mañana, 1.º de mayo, es el día más señalado para el proletariado del Universo ya que fue la fecha indicada por el Congreso Internacional de París de 1889 para reclamar una legislación protectora del trabajo y afirmar nuestros anhelos emancipadores”. Se resumen en esta convocatoria los argumentos de clase, emanados de la UGT,  que más podían sintonizar, e incentivar, a los obreros de la ciudad: son los que están  “muriendo de hambre y frío”,   los que sufren “el yugo de la explotación inicua de un mundo hipócrita”, los que se sacrifican en pro de los ideales de la “Libertad y Progreso”, los que padecen “el huracán de la tiranía explotadora”, los que sostienen el “edificio del tormento de la especie humana, impuesto por el capitalismo, mediante el trípode del Estado”… En cuanto a las conclusiones extraídas  por el Centro Obrero, una vez celebrada la manifestación, se centran en condenar “a los culpables de la guerra europea” (de la primera), la intervención en las reivindicaciones de la fuerza pública o la guerra de Marruecos;  reclaman la derogación de la Ley de Jurisdicciones y la amnistía para los amotinados en la fragata Numancia en 1911. Y solicitan del Gobierno protección para los obreros que trabajan en el campo, las minas y otros sectores de la economía nacional.

   Los planteamientos del periódico Cultura Obrera demuestran el interés de la iglesia local por desacreditar, en el mundo campesino y del proletariado,  a los  adeptos de lo que considera una postura radical revolucionaria; los querría inmersos dentro de la concepción de la política social defendida entonces por el Vaticano. Menciona a Pablo Iglesias como el “gran pontífice del gran Oriente”;  cuestiona que el Centro Obrero se arrogue el hablar por todo el proletariado de la ciudad y sus comarcas, y lamenta el que en la manifestación del primero de mayo para amenizar los  “desplantes republicano-socialistas” concurriese la Banda Municipal.   
  
   En el fondo, lo que late en el periódico del Círculo católico es la preocupación por el  auge y seguimiento de los principios del Congreso parisino de  la organización obrera local,  la cual considera su labor (que viene desarrollando al menos desde 14 años atrás con conferencias, clases de dibujo, escuelas nocturnas, fundación de sindicatos profesionales, creación de grupo teatral…) como conformista y sumisa  para con el capitalismo.

  


   
( Publicado en la revista "Socialismo Activo", León, n.º       , octubre, 2018)

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                                           Ramón Rubial: la lección permanente

                                                      Juan José Alonso Perandones

   Uno de los socialistas, con raíces leonesas, de Robledo de las Traviesas por parte paterna, ha sido Ramón Rubial. La historia de  su familia es, como la de tantas españolas,  la de migración a regiones  más desarrolladas. En su peripecia vital se condensa casi un siglo de la historia de España en cuanto a la implantación del socialismo, su persecución y sufrimiento  durante la Guerra y Posguerra, y el ejercicio del poder en el Gobierno, una vez  restablecida la democracia.  Cuenta hoy en día  con una  fundación,  que lleva  su nombre,  dedicada a preservar y difundir su legado; en sus páginas,  accesibles a través de Internet, y que han inspirado este artículo, es posible informarse de su apasionante y aleccionadora vida. En 2010,  un año después de su fallecimiento (a los 92 años),  se recordó su figura, y la del socialismo vasco, en el ámbito de una exposición itinerante,  fotográfica, que contó con su espacio en  el Auditorio de León.
   
   Vivió Ramón Rubial la pugna entre dos tendencias dentro del socialismo español, y concretamente, el vizcaíno: la radical de Largo Caballero, y la moderada de Indalecio Prieto. Si Prieto fue para él “un hombre que inspiraba confianza”, “un revolucionario muy dado a la evolución de los tiempos”, de  Pablo Iglesias le quedó grabada, a los cinco años, “su imagen venerable”. Fue presidente del PSOE de 1976 a 1999 y  primer lehendakari, restablecida la democracia. Ejerció como ardiente defensor de la política llevada a cabo por Felipe González; sabedor de que algunas medidas del gobierno socialista debían ir orientadas a una plena integración europea, también en lo concerniente a su defensa.
   
   En estos momentos en los que se cuestionan los años de la Transición y la Constitución de ella emanada, por parte de nuevos partidos populistas o secesionistas, conviene recordar su criterio sobre una época tan trascendental: “Creo que de una forma digna hemos desatado las trabas de la Dictadura y que la Constitución es el paso fundamental para consolidar la democracia en nuestro país. El articulado permite que, con un Parlamento progresista, se pueda hacer una política de transformaciones importantes”.

   No menos significativa es su apreciación sobre la Guerra Civil;  por parte de este español, para el que parte de su vida, desde finales de 1937 a 1956, fue un periplo por numerosas cárceles. Según  Ramón Rubial era necesario considerar la Guerra Civil como un desafortunado hecho histórico: “No puede haber ni vencedores ni vencidos. Esta es una de las bases que debemos dejar bien sentadas con el fin de que no fructifiquen las secuelas y paralicen la buena marcha del país, que necesita el esfuerzo y la solidaridad de todos. Esta generación cumplió en su momento con las armas en la mano y ahora tiene que cumplir con las armas de la inteligencia, para que en España la libertad no sea como las olas del mar…”.

   
   Fue Ramón Rubial un hombre  de principios socialistas arraigados en la casa de sus padres, con gran lucidez para interpretar lo más positivo de cada momento histórico, dialogante y profundamente demócrata. Una de sus frases memorables ha sido recordada por destacados socialistas, como Fernández Vara, presidente de Extremadura, o recientemente, por Javier Fernández,  responsable  del Principado: “Primero España, luego el PSOE y después nosotros, los militantes". Lema este más que acertado para el socialismo español, en unos momentos en los que los  fundamentos de  la nación, que ha de amparar a todos los españoles en la igualdad y en el derecho a sentirse partícipes  de todo su territorio,  están siendo cuestionados.

(P
ublicado en la revista "Socialismo Activo", León, n.º 4, julio de 2018)






El comedor infantil: un empeño loable    
Juan José Alonso Perandones
  Si algo ha de ser reconocido en los años de la segunda república es la preocupación por incentivar  una enseñanza obligatoria e igualitaria, es decir, pública. Esta pretensión cuaja en ciudades como Astorga, y en otras poblaciones, con la creación de nuevos centros docentes, y con una vigorización de las Juntas de  Protección de Menores.
  El centro escolar más importante de Astorga en aquel entonces era el Grupo Escolar Graduado, un bello edificio de ladrillo aplantillado, cuya primera piedra fue colocada el 19 de febrero de 1909. Sería otorgado  a la ciudad como compensación por los quebrantos sufridos durante la Guerra de la Independencia. Desafortunadamente, en los años 1962 / 63, fue derruido para ubicar en tal emplazamiento el instituto de enseñanza media, en un anodino edificio que pervive, cercano al palacio y la catedral. Es el Grupo Escolar el que va a servir de sede para una iniciativa encomiable, llevada de común acuerdo entre el ayuntamiento y la mayor parte de los maestros del centro; nunca valoraremos suficientemente el gran papel desempeñado por estos docentes, los cuales, muchos de ellos, serían fusilados o depurados. El órgano gestor será la existente Junta de Protección de Menores.
 Tal iniciativa fue la creación del comedor infantil, cuya dirección desempeñará el maestro Gerardo Fernández Moreno (para quien el Ayuntamiento astorgano ha tenido, recientemente, un  reconocimiento), y “los fogones” su esposa, Luisa Candanedo; participarán para el “aseo y asistencia de la cocina”, y para el comedor, las madres voluntarias y las mujeres de la Juventud Socialista de la ciudad.   En el acto de apertura, el 4 de febrero de 1934, Gómez Moreno intervino para manifestar principios como el reconocimiento de la escuela como casa de los niños, como hogar del pueblo, donde se da “satisfacción al espíritu y se nutre nuestro cuerpo”.   Por su parte, el alcalde, Miguel Carro Verdejo, hizo una llamada para que la infancia “se libre de desigualdades y privilegios”, y propugnó “la escuela única y humana, que trate a todos los niños igualmente”.
  Los escolares beneficiados  (cuya relación, en razón de la situación familiar la elaboró el propio ayuntamiento) fueron, en principio, 139, con la inclusión en esta cifra de unos pocos suplentes. Los menús eran variados, con una combinación de cereales, legumbres, carnes y pescados, frutas y quesos… Por escoger un día, el martes, de primer plato guisado de alubias, de segundo arroz con bacalao, ternera y almejas, y de postre queso de Santander. Gómez Moreno llevaba al  dedillo la economía del comedor, con un gran sentido en la compra de los productos, y siempre con un espíritu de máxima austeridad.
  Suponía para muchos de estos niños el comedor escolar el poder alimentarse,  en la comida fundamental, de forma conveniente. Gómez Moreno en la memoria detallada, que redactará de todo este loable empeño, concluirá: “Hemos querido demostrar, prácticamente, nuestros principios pedagógico-sociales de que el niño —todo niño— en sus años de escolaridad puede y debe ser alimentado en suficiencia y economía”.  Demostrado fue, y en la memoria colectiva de la ciudad, como ejemplo, ha permanecido.




Universidad de Oviedo,  Defensa tesis doctoral, 29, mayo, 2018, por Julia M. Lombó, en el centro.
De izq. a dcha., doctores, Ramón Sobrino, Emilio Casares, M.ª Encina Cortizo, Francesc Cortès, José Antonio Gómez. 


JULIA  MARTÍNEZ - LOMBÓ, DON EVARISTO Y ASTORGA

Juan José Alonso Perandones

Astorga, 31, mayo, 2018
   
   Agrada visitar el casco antiguo de Oviedo, pues mantiene la pulcritud y cuidado con el que en su día por el ayuntamiento fue recuperado: ni un barrendero y, no obstante, sin un papel en el suelo; sin “estaribeles” en las calles, con letreros de comercios que no desentonan aparatosamente en las fachadas, con terrazas acordes con el entorno y que no impiden la visión de los monumentos, o dificultan el tránsito de los peatones… La Facultad de Filosofía y Letras ya no está residenciada en el rehabilitado Convento de San Vicente, en  la recoleta e histórica plaza de Feijoo, adonde nos incorporábamos, en los años finales de la Dictadura, los alumnos leoneses de estudios humanísticos; fueron años de gran agitación y de huelgas mineras con gran repercusión en el ámbito estudiantil, especialmente en varios departamentos de este centro universitario.   
   
   Creo que todos aprovechamos, después de años,  la ocasión de  visitar, especialmente,  lugares que tuvieron una significación en nuestra vida, si hasta ellos viajamos. Hoy la capacidad de la citada  facultad se ha visto notablemente ampliada, por la reconversión, como centro de sus estudios, de los edificios del antiguo cuartel de infantería. El entorno es agradable, con amplitud de lomas verdes, centros comerciales, y edificaciones típicas de las décadas expansivas. Me hubiera gustado, esta mañana del martes 29, entrar en ella acompañado de Francisco Fernández (Paco,  bienhechor para los astorganos),  pues le habría también satisfecho el presenciar la lectura y defensa de la tesis doctoral que, a las once, realizaba, sobre su padre, don Evaristo, Julia M.ª  Martínez -Lombó Testa. Una tesis no es cuestión de días, sino de años, y Paco pudo  colaborar con su memoria, antes de su cercano fallecimiento, en este erudito ensayo.
   
   Julia realizó sus estudios en Astorga, también los musicales, como partícipe de la Banda Municipal, y  en el Conservatorio, tanto el grado elemental, como medio.  El superior lo cursó en la Universidad de Oviedo; sin duda, ha sido una de las alumnas más aventajadas, en el ámbito musical, de cuantas  han pasado por las aulas de una y otra ciudad. El título de la tesis que este martes defendía, para obtener el doctorado, lleva el título de El compositor Evaristo Fernández Blanco (1902-1993): de la modernidad al exilio interior. Es fruto de un arduo trabajo de investigación, sobre los fondos (todos cuantos había en el domicilio de Madrid) donados por los hijos de tan insigne compositor  a nuestro Ayuntamiento. Asimismo, de un rastreo por cuantos establecimientos, hemerotecas, archivos, pudieran haber tenido alguna relación o testimonio de don Evaristo. También, con la consideración de las importantes publicaciones que, a él dedicadas,  se han llevado a cabo en Astorga, por José Antonio Carro Celada, respecto a la biografía del autor, por  Daniel Gutiérrez Sanz, con un catálogo de sus obras, y a través de un  número monográfico de Astorica; sin olvidar  a algunos de los  mentores que reestrenaron algunas de sus partituras a partir de la época democrática.  
   Uno puede esperar de una tesis, de una verdadera tesis, que ha de despertar gran interés, máxime cuando estamos dignificando la valía de  un notable astorgano; y  confía en que  serán aportados datos novedosos, con solvencia reflejados,   del contexto social, personal, y de la propia obra del autor.  Julia fue desgranando, paso a paso, con gran naturalidad, el contenido de su trabajo doctoral: su estructura y contenidos, incluso ilustrados con fragmentos de composiciones, de distintas épocas,  de don Evaristo; con especial hincapié en su obra magna,  nacida de  la llaga de la guerra: La obertura dramática. Una labor la suya  muy  trabajada, y con magisterio dirigida por los doctores M.ª  Encina Cortizo y Ramón Sobrino.
   
   La sorpresa para mí no fue tanto  la brillante exposición de Julia, que se esperaba,  ordenada, de cuando en cuando recopilada y sintetizada para que no perdiésemos el hilo de su discurso, sino el propio tribunal. Un tribunal compuesto por tres personalidades de la actual musicología, en los ámbitos docentes, de investigación, y de incentivación social (permítase esta expresión) hacia el arte de la armonía: los catedráticos Emilio Casares (emérito de La Complutense), José Antonio Gómez, decano de la de Oviedo y Francesc Cortès,  de la Autónoma de Barcelona. No fueron las habituales preguntas a la doctoranda, al final de la exposición, por parte del tribunal,  un mero trámite, sino toda una serie de sesudas y oportunas  observaciones en las que las cuestiones de la propia tesis, las relaciones con otras disciplinas como la literatura, las anécdotas, ricas, personales, relacionadas con el  conocimiento humanístico, estuvieron presentes; todo un aprendizaje, para cuantos asistimos a la sesión, de exaltación de la música y de consideraciones sobre la época en cuestión, sobre su auge, omisiones y carencias.
    
   No creo exagerar si digo que el tribunal no solo  apreció sobremanera esta nueva aportación de Julia a la historia musical española, sino que los entusiasmó. Y por ello también se prodigaron en afectos hacia tan pequeña ciudad, Astorga, al “caldo de cultivo” de  su historia cultural. Solicitaron de Julia, con insistencia, que adecuase la tesis para su pronta publicación, que habría de ser netamente astorgana. A buen seguro, cumplirá tal deseo, que ha de tener su patrocinio. Julia ya es desde este martes doctora (con una nota de sobresaliente “cum laude”), y  aquel don Evaristo, que conocimos en el piso de Madrid (hoy propiedad municipal, como todo lo suyo y de su hijo Paco), que José Antonio Carro nos descubrió y rescató del olvido, va ganando día a día reconocimiento: el que se le negó, en gran medida,  en vida.  Un músico, don Evaristo,  que honraría  a cualquier ciudad, pero que en este caso  ha sido la ciudad de Astorga, para su fortuna.

Artículo publicado en los medios locales  el 31, dic., 2018

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13, mayo, 2018

EN COSAMAI: EL JUEGO DE LA RANA

   Los campos de Cosamai, con motivo del  quincuagésimo aniversario de la fundación de este colegio y residencia, que nació al amparo de la iglesia local y de los hermanos holandeses,  ha albergado este fin de semana todo un recinto ferial. Los medios informativos han dado cuenta de la colaboración ciudadana, e institucional,  con la Diputación  (que administra y financia actualmente su funcionamiento), para este evento; acontecimiento  que tiene su impronta fotográfica en la Biblioteca y que continuará con  sucesivas propuestas durante el año. Sin duda, existen artículos de interés   de cuantos actos han tenido lugar:  de los expositores, de los caballitos y llamativos coches,  juegos hinchables…, pendones y folklore maragato… 

    A mí, junto a su antiguo circo (del que ya escribí),  me ha llamado también la atención el hecho de que tres chavales estuvieran jugando esta tarde, como en un  apartado desapercibido,  al abrigo del primer pabellón, al juego de la rana. Me parece interesante que, aunque de corta edad, se hayan desplazado por su cuenta (pues fue a  los únicos pequeños que vi sin sus padres)  para conocer este colegio que ha sido puntero en la educación y hogar de cientos de niños con carencias síquicas, a los que llamábamos subnormales, sin ánimo despreciativo, sino al contrario. “¿Conocéis las reglas del juego?”, les pregunté. Y sí que las sabían y la puntuación en razón de introducir la ficha por la boca de la rana, el molinillo, los puentes o los cinco agujeros. Es este un juego que estaba en la entrada de las ventas, también en patios de bares…, casi hoy perdido. Lo cuento porque me parece que estos chavales, al acercarse al colegio y probar su puntería con las fichas, nos presentan una escena amable, que unos cuantos también vivimos,  y de sencillo entretenimiento; en una época en que la diversión juvenil y el espíritu de convivencia  transitan por otras sendas.


Regina García y Margarita Nelken: dos destinos unidos y distantes  

Juan José Alonso Perandones

Margarita Nelken y Largo Caballero en el Congreso, 1933


   Previa a la votación en favor del sufragio femenino, ejercido por primera vez en las elecciones generales de 1933, se estableció una gran discusión sobre si, dadas las condiciones en que se hallaba la mujer, por su papel social de siglos, por la influencia clerical, el ejercicio de tal derecho supondría para la República un retroceso. Entre las mujeres que denunciaron la discriminación por ellas sufrida durante siglos y el derecho a la igualdad con el hombre, cabe el recordar a  Regina García García (1898 / 1974), de familia coruñesa adinerada,  y a Margarita Nelken Mansberger (1894 / 1968), de padre joyero y familia de ascendencia judía; ambas, antes del otorgamiento del voto, partidarias de esperar a que la formación republicana calase en la población femenina.
   
   En plena discusión sobre un derecho tan fundamental, años 1931 / 1932, estas dos destacadas socialistas  participaron en sendos mítines en el Teatro Gullón, de Astorga, junto a otros meritorios, varones, del partido. La Agrupación de la localidad, tan activa  en los años republicanos, no participaba de ese criterio de relegar a fecha posterior el voto femenino. Tal pronunciamiento ya consta en el primer número de su periódico  (13, junio, 1931), El Combate; semanario, por lo demás, que prestará atención a la mujer, y contará, entre sus redactores,  con firmas tan notables como la de la propia Regina, y de alguna otra, probablemente de la localidad,  con seudónimo.
  
   De la presencia en Astorga  de Regina García,  en el multitudinario acto del 13 de diciembre de 1931, con motivo de los actos de  homenaje que la Agrupación Socialista de Astorga tributó a  Pablo Iglesias, contamos con un resumen en su  propio semanario, redactado por el tallista Tomás Moro; fue el suyo un discurso posibilista, de advertencia de no precipitarse para asegurar el éxito de las reformas republicanas.  Por otra parte, Margarita Nelken,  cuando ofrece su mitin en el Gullón, el 9 de junio de 1932, ya lleva el bagaje consigo de cinco ensayos publicados sobre  la condición social de la mujer en España;  desafortunadamente,  de esta notable diputada no contamos con una reseña de dicho acto.

   Margarita y Regina son dos mujeres con una biografía apasionante, y con una obra literaria, ensayística, o en el ámbito del periodismo, de verdadero combate por la mejora de la sociedad, y especialmente de la mujer. Dos socialistas (ambas, no de por vida),  con un mismo destino, en principio, pero con unos  finales muy distantes: Margarita Nelken morirá en México, exiliada; Regina, sin embargo, después de padecer en la prisión de Ventas, se convertirá en una propagandista ferviente de la dictadura franquista, tanto con la  palabra como con publicaciones. 

(Revista Socialismo Activo. PSOE León, n.º 2, mayo, 2018)

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Calle Pablo Iglesias en Astorga




                          (Foto del rótulo en piedra para la calle de Pablo Iglesias, que estuvo colocado en 

                          la fachada lateral del Ayto. Ampliando esta foto, extraída de "El Combate" se 
                          puede leer el texto que lo acompaña, y así apreciar la intención y sentimiento
                          con que fue esculpida).


Juan José Alonso Perandones


  Fue la Agrupación Socialista de Astorga la primera que se fundó en nuestra provincia, en la primavera de 1897;  anterior,  por tanto,  en dos años a la de  León. El relato de su nacimiento y primeros años  solo son conocidos parcialmente (y gracias al  profesor Manuel Jesús Álvarez),   mas se ha destacar la importancia que para su vigor tuvieron los ferroviarios de la nueva Línea del Oeste (abierta de Astorga a Palazuelo —Plasencia—, en 1896), además de otros colectivos, como el ligado a la imprenta.   Será el 21 de junio de 1931,  en  sesión de la nueva Corporación (presidida, como la previa Comisión Gestora, por el socialista Miguel Carro Verdejo) surgida de las elecciones del 31 de mayo, cuando por unanimidad de los ediles se sustituya  el nombre de  la anterior calle de San Francisco, que partía desde el ayuntamiento hasta la plaza con el nombre de este mismo santo, por el de Pablo Iglesias.  También serán denominadas otras calles en homenaje a los capitanes Fermín Galán y Ángel García, participantes de la sublevación prorrepublicana de Jaca y fusilados el 14 de diciembre de 1930. El poeta  Leopoldo Panero había dedicado  a estos dos capitanes  versos de tono lorquiano, “Romance y tragedia”, publicados en el El Faro Astorgano el 4 de mayo de 1931.  El 13 de diciembre de este mismo año tendrá lugar un homenaje al eminente tipógrafo,  fundador del PSOE y la UGT, con actos muy concurridos y participación de grandes personalidades socialistas de aquel entonces; para tal fin,  la Junta Administrativa de la Casa del Pueblo solicitará  a la Corporación el colocar una lápida en la propia fachada del ayuntamiento para hacer más patente el nombre de su calle; también será esta petición aprobada por unanimidad. La labrarán obreros locales, como aprecio propio  a “el Abuelo”, y de ella solo conservamos una foto de escasa calidad; figuran, como símbolo representativo de la unión de los dos sectores del trabajo,  un obrero con una maza y un campesino con guadaña. Como en toda España, en Astorga  la Dictadura  conllevó que fueran sustituidos  estos nombres por el de Franco y sus generales, pero esa ya es otra historia, triste historia. 


(Publicados, tanto el texto como la viñeta, en Socialismo Activo, revista del PSOE de León,
n.º 1, abril, 2018).
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8, MARZO, 2018 (Blog PSOE, Astorga)

Regina García y Margarita Nelken, dos mujeres destacadas de la

República, en Astorga

Margarita Nelken,  retrato
de Julio Romero de Torres (1929)
Regina García García 













Juan José Alonso Perandones

   Con posterioridad a la Historia de Astorga, del maestro republicano don Matías Rodríguez, en 1909, carecemos de una visión general del acontecer local. En realidad, el empeño de nuestros valiosos eruditos locales ha ido encaminado a la historia antigua, romana, eclesiástica, del marquesado y a la Guerra de la Independencia; pero con menor dedicación hacia el finiquitado siglo XX, que han abordado con  ensayos muy concretos. Don Matías, del que hemos “reconstruido su biografía”, por lo demás, no quiso adentrarse en pormenorizar su tiempo en la ciudad que tan bien conocía, y sus más señeros escritos corresponden a su quehacer como esencial maestro, en periódicos profesionales de la capital  provincial.

   Entre los capítulos que  algún día  se han de escribir, uno fundamental corresponderá a la historia del socialismo astorgano. El profesor Manuel Jesús Álvarez publicó en 2011, en la revista Astorica,  un destacado ensayo sobre la constitución del partido de Pablo Iglesias en la ciudad, 1897 / 1898, atribuyéndole la primacía de fundación en la provincia leonesa. Desde entonces  hasta la actualidad (en los tiempos de la II República, su  “exterminio” durante la dictadura franquista, y su restauración con la democracia en los primeros años ochenta del XX), su labor ha sido ingente en el mundo obrero y campesino, y en la propia gobernanza municipal.  No en vano ha contado  en el consistorio astorgano con dos alcaldes y una alcaldesa, el primero, Miguel Carro Verdejo, miserablemente asesinado el  15 de agosto de 1936.  

   Los tiempos  de la II República no son los actuales para la mujer, entonces sucinta,  mayoritariamente,  a las labores domésticas  y agrícolas. Si bien, conviene recordar que el acceso a estudios superiores era  casi exclusivo  para los varones, y de alta posición social. Bullían, no obstante, proclamada la República en 1931, el derecho al sufragio femenino y a la igualdad de oportunidades. En la ciudad habrá sectores no ajenos a estas reclamaciones. La Agrupación Socialista astorgana, a través del Centro Obrero,  la Casa del Pueblo (sitos en c. Manuel Gullón, 21, 1.º)   el periódico El Combate, va a mantener una inusitada actividad, de debates, conferencias, convocatorias a distintos ramos del mundo obrero y campesino…; la mujer será ponente en alguna ocasión.  Resultarán recogidas estas intervenciones en detallados artículos por parte del tallista Tomás Moro y de Manuel Gervasi (astorgano de vital importancia pues escribirá en los  periódicos locales jugosos artículos hasta, inclusive, la época de la Transición).  Será, en ocasiones, insuficiente la sede socialista, que abarcaba un  ámbito comarcal,  y celebrarán actos políticos multitudinarios en el Teatro Gullón y en el Cine Velasco; lo cual indica su presencia social. Dos de ellos tendrán como protagonistas a dos mujeres de gran relevancia política en la España republicana.

    Así,  en el homenaje tributado a Pablo Iglesias  el 13 de diciembre de 1931  —que merece, por su alcance y participación ciudadana artículo aparte—, de entre los intervinientes en el Teatro Gullón (el alcalde astorgano Carro Verdejo, Recalde, Walls), sobresalió Regina García, dada su encendida oratoria, con la que defendía la “fecundación de la semilla revolucionaria”, asimismo  denunciaba el que a las mujeres se les hiciera perder “precozmente los encantos de la juventud con el excesivo trabajo y la escasa alimentación”.  Y bramaba contra el conformismo que a ellas se les pretendía inculcar: “No hay que resignarse —dijo en el  Gullón—, la resignación la predican los que viven “llenos de comodidades” y “desde el confesionario”.   Fue Regina una mujer lúcida y aventajada en su tiempo; entre otras funciones  detentaba, por encargo del Gobierno,  la secretaría del “Patronato de Protección a la Mujer”. Con dotes periodísticas, en artículos como  “La revolución viva”  contraponía un “avance moderado” frente a los que llamaba “ultrarrevolucionarios”.


   Otra mujer, de gran impronta, de la cual la prensa anuncia su mitin en el Teatro Gullón para el 5 de junio de 1932, fue Margarita Nelken, una de las tres primeras diputadas que accedieron al Congreso en 1931 (junto a Clara Campoamor y Victoria Kent). Manolo Carro dibujará para El Combate una viñeta con su caricatura, con leyenda de "la infatigable propagandista" para anunciar el acto. Fue una gran defensora de los campesinos, y no abogaba en las primeras elecciones, las de 1931, por otorgar voto a la mujer (al igual que Victoria Kent), por las circunstancias históricas en que se había desenvuelto. Consideraba necesario un tiempo para lograr un progreso en su mentalidad y  derechos.

  Años después de esta estancia de Regina García y Margarita Nelken, en Astorga, sus vidas, como la de tantos españoles comprometidos con la República, darían un vuelco total.  Mientras la primera fue encarcelada, en 1940, pronto saldría  de prisión, y se convertiría  en una defensora del régimen franquista. Por el contrario,  Margarita Nelken moriría en México, exiliada.




El Faro Astorgano, 2, marzo, 2017


El antiguo Carnaval astorgano: 




La Caballada y otras costumbres




                Juan José Alonso Perandones

   En las décadas primeras de la segunda mitad del siglo XIX  se proclamaba  en Astorga  el Carnaval, según  Santiago Alonso Garrote, con La Caballada, “el sábado víspera de Septuagésima”, es decir, con dos semanas de antelación. Era una suerte de parodia de la bula en su sentido más antiguo, el de indulgencias a cambio de donar,  en la Edad Media,  para la lucha contra los “infieles”,  unos cuantos maravedises. Encabezaba tal comitiva un pregonero, seguían dos filas de jinetes  que “lucían sus esbelteces manejando airosos los bridones”  de los caballos, elegidos estos entre los mejores de la población. Tal distinción de gallardía la exhibían  astorganos populares; Alonso Garrote nombra a algunos de su época juvenil, como “Raposo”, Mazo, Haro o Solís. Cerraba la comitiva  una imitación del “pendón carmesí de la Santa Cruzada”, enhiesto sobre un armazón y rematado “por la argéntea cruz potenzada”.  De tramo en tramo, redoblaba el tambor y se voceaba la bula, a saber con qué textos ideados para la ocasión.

   La ronda finalizaba en la pequeña plazoleta existente delante del  Convento de Sancti Spíritus con la colocación del pendón en un balcón (se menciona a don Matías Arias),  desde el que se arrojaban para la chiquillería “castañas pilongas, chochos, nueces y otras menudencias”. Tenían por costumbre los chavales acudir a este  festín  provistos de jeringuillas, pequeñas y gigantes, que llenaban de agua en cualquier fuente, charco o desagüe, y con tal  “chiringuete”  empapaban a  las mozas que en ese momento transitasen por las calles de la ciudad. Aunque con menor intensidad, no cejaban en esta diablura durante los días  que restaban para el domingo de Carnaval, junto a otras picias como refregar las caras ajenas con unto de carro o lanzar cáscaras de huevo rellenos de ceniza, o ya fuese por medio de   “burros con harina , yeso y diversas porquerías”.
   
   Si La Caballada era el acto más significativo previo a la celebración de la fiesta de Don Carnal, la mascarada de Los toreros, resultaba  el  más popular, una vez iniciadas estas fiestas. Como ya hemos contado, jóvenes de los barrios (el nombre de ciudad se reservaba para el recinto amurallado) se vestían para la ocasión con “calzón regional y la chaquetilla muy emperifollada con anchas cintas de colorines, como el sombrero”. Se provisionaban de un armazón que cubrían con piel de buey, a la que dotaban de cuernos y rabo, “orlada con cascabeles, campanillas y cencerros”, y cual cuadrilla correteaban por las calles. En la Plaza tenía lugar una bullanguera lidia, caldeada por los continuos sorbos a una enorme bota con vino blanco de Rueda.

    Acudía la población con singulares disfraces a los locales donde se podía disfrutar el baile, y de picardías osadas, en un ambiente de penumbra por la  insuficiente luz de los faroles de aceite o petróleo (no estaba dotada la ciudad de instalación  eléctrica). Después de pasar tres días (domingo, lunes y martes) “de claro en claro y tres noches  de turbio en turbio, nos sorprendía la mañana del miércoles con la boca amarga, hinchados los ojos y el cuerpo todo en extrema laxitud”, y en tal estado “oíamos como en sueños el volteo de la Sardinera (campana catedralicia) que en su grave acento extramundano traía envuelto el recuerdo del tiempo penitencial”. Así  nos cuenta Alonso Garrote el final de aquellas  fiestas, las cuales se irán transformando con el tiempo, y alcanzarán otro esplendor, en el siglo XX, con la construcción del Teatro Gullón, cuyo patio de butacas se convertiría  por unos días en una gran sala de baile presidida por la piñata. 

















   Con el fin de la Dictadura y la instauración de la democracia, en Astorga, como en tantas poblaciones de la nación, volverá a abrirse una sede socialista. Los primeros tiempos,  dado que fueron requisados o clausurados los antiguos locales de la Casa del Pueblo y del Centro Obrero —probablemente en el segundo semestre de 1936—, no serán fáciles, pero bien se puede decir que afloraban intensos  el coraje y la ilusión;   y el desprendimiento, pues para la acción política primaba el noble y urgente deseo de transformar una sociedad, cada cual en su ámbito social y según su valía.

    
  
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4, agosto, 2016
El Faro Astorgano


La Agrupación Comarcal astorgana (con esa vocación territorial renacía), la primera de la provincia, constituida en la  primavera de 1897,  se refundará el 8 de noviembre de 1981, en los locales del edificio de la AISS, de la calle Juego de Cañas (su sede primera, sin mucha capacidad, se asentó en la calle Alonso Garrote, 3).  “El Faro Astorgano”, del día anterior recogía en portada la noticia, en estos términos: “Los militantes socialistas de Astorga que hasta ahora venían trabajando sin coordinación, han decidido crear una agrupación local del partido. Tras varios meses de gestiones en torno a la idea, mañana domingo celebrarán (a las doce) su asamblea constitutiva”.  
   
   Así era, socialistas con militancia en UGT, o sin pertenecer al sindicato, habían participado en la campaña en pro del referéndum de la Constitución, del 6 de diciembre / 1978;  o en las asociaciones vecinales de la ciudad, que nacieron en los primeros meses  del mencionado año. Concurrió el Partido, bajo la protección de la Federación Provincial,  a las elecciones locales del 3 de abril de 1979, que conllevaron la entrada en la Corporación de dos concejales de la lista socialista, el catedrático José María Arias  Cabezas (que sería sustituido, dado su traslado a Getafe,  por el electricista Antonio Álvarez Argüello) y el sindicalista y ferroviario, Benito Rodríguez Rey.
   
   En esta asamblea de refundación, fueron elegidos los cargos de presidente de honor en favor de Nicolás Rodríguez; presidente ejecutivo, José Agustín González, que había sido secretario de la Unión de Campesinos Leoneses, y como secretario general Carlos Lueiro, técnico superior del ayuntamiento astorgano. Asimismo, quedaron asignadas diversas secretarías, de Administración, Política Sectorial, Prensa y Propaganda, Política Municipal y Sindical, Organización, y varias vocalías.
   
   La primera asamblea general, con convocatoria oficial y detallados asuntos en el orden del día,  se celebrará dos meses largos después, el 17 de enero de 1982, con la comparecencia, por la Federación Leonesa de Conrado Alonso Buitrón, y por la UGT de Francisco García.  De la misma, el secretario Carlos Lueiro, dará estas referencias  a la prensa: “El número de asistentes (fue) algo más de 40, de un censo de militancia que supera las 70 personas”. Se lamenta de que la UGT “no ha respondido con la presencia que se esperaba”, porque “todavía existe un cierto temor a significarse públicamente con una determinada política”. No obstante, se mostró más complacido al opinar  que la exposición de los temas se había realizado “con una gran altura política”.

   El acta conservada de esta ya formalizada Agrupación  es de gran interés, por motivos de organización, fijación de cuotas, delegados al Congreso Regional, etc.,  pero también porque se trataron temas candentes en la comarca y en el propio Partido. Estaban  entonces en trámite de expropiación los terrenos de Maragatería para el Campo de Tiro del Teleno, lo cual  despertaría gran oposición, con diversos pronunciamientos y manifestaciones; en sintonía con esta postura se pronuncia la militancia. Se deja patente también el malestar ante la Ejecutiva Provincial, por la “integración de la  Federación Socialista Leonesa, en el P. S. de Castilla y León y en las condiciones que se produjo”; se deja constancia de la protesta por la visita de Jordi Pujol a la ciudad (con gran contrariedad por el ágape en su honor en el palacio episcopal). Se plantea la necesidad de una estrategia de cara a las elecciones municipales de 1983…
  
   Con estos prolegómenos la Agrupación Socialista astorgana iniciaba su andadura, ininterrumpida hasta el día de hoy.



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Desde Astorga: dos cartas a Besteiro


Juan José Alonso Perandones

  Como en tantos lugares, en Astorga los fondos documentales que existieron, de la Casa del Pueblo y del Centro Obrero, han desaparecido. Nos encontramos, por tanto, carentes de datos fundamentales, también para la historia de la ciudad,  salvo las informaciones al caso recogidas en periódicos, desafortunadamente muy escasas. Muy pocas, decimos;  los archivos abiertos al público, el municipal y el diocesano, cuentan con tasados números de periódicos republicanos o  de afinidad socialista,  si nos ceñimos  al periodo comprendido entre el último tercio del XIX y abril de 1931.

   Nos dirigimos a la Fundación Pablo Iglesias, por si se conservase algún documento relativo a la correspondencia entre la Agrupación Socialista de  Astorga y distintos órganos del Partido. Tres cartas escaneadas nos han sido amablemente, y con prontitud,  remitidas. Dos, relativas a envío y respuesta, respecto a una petición desde la Agrupación, y una tercera de un  soldado  del regimiento astorgano. Con un único destinatario: Julián Besteiro, personalidad señera del socialismo español, sucesor de Pablo Iglesias en las tareas del  Partido y Sindicato, y con la responsabilidad de la presidencia de las Cortes Constituyentes de la II República.
   
   En Socialismo Activo (n.º 1, abril, 2018) ya di cuenta del homenaje a Pablo Iglesias, que con motivo del sexto aniversario de su fallecimiento  tuvo lugar en Astorga,  en diciembre de 1931; fue posible, proclamada la República, por detentar el gobierno municipal una conjunción de republicanos y socialistas, con alcalde del partido obrero, Miguel Carro Verdejo.   Ante tal efeméride, el periódico  semanal El Combate, órgano local del Partido y del Centro Obrero cuyo primer número fue publicado el 13 de junio del citado año, sacó a la calle un número especial. Por lo que ahora apreciamos, según la documentación remitida por la Fundación, el administrador del Centro Obrero, Dionisio Domínguez, envió  el 18 de noviembre de 1931 una carta manuscrita “al camarada Julián Besteiro”,  para implicarlo, en este número extraordinario de El Combate,  con un artículo. En estos términos: “Y queremos que Vd. lo prestigie con un original suyo. Ya nos damos cuenta de sus ocupaciones, pero le rogamos no desatienda nuestra petición. ¡Nos es tan necesaria su colaboración para seguir luchando!”. Dionisio se despide de Besteiro con la habitual cortesía: “Suyo y de la causa socialista”.

   La respuesta, mecanografiada,  no será la del presidente de las Cortes, sino de algún funcionario de su gabinete. Pero este elaborará su escrito de respuesta en razón de unas pautas que, manuscritas,  el propio Besteiro ha anotado en la carta de Dionisio Domínguez. Concretamente, con este texto: “Imposible. Ocupaciones. Lo lamento por el asunto de que se trata”.  El funcionario, recogiendo este sentir, justifica de esta guisa, ante la Agrupación astorgana,  las ocupaciones de Besteiro: “Desgraciadamente, mis tareas parlamentarias, en la presidencia de las Cortes Constituyentes, no me dejan tiempo alguno disponible que dedicar a trabajos literarios; por esta razón, he tenido que negarme sistemáticamente a todas las invitaciones que me han hecho, y en esta ocasión, con harto sentimiento mío, no puedo darle seguridades sobre el envío de esas cuartillas que me interesa. Le saluda su afmo. amigo y compañero, q. e. s. m.”.
   
   Esta carta conservada por la Fundación Pablo Iglesias, enviada como contestación,  no contiene la firma de Julián Besteiro, dado que se trata de un duplicado, y no del original que fue remitido a Astorga. No obstante, aunque parezca algo baladí, la petición  de Dionisio Domínguez, que lleva en el encabezamiento el sello con el dibujo del antiguo logotipo del Partido y reseñado el Centro Obrero, con el aliciente de unas frases manuscritas de Besteiro, es relevante, por su valor simbólico, para la Agrupación socialista astorgana. Y ello, pese a que nunca llegó el artículo demandado.
   
   La otra carta, que fue  enviada a Julián Besteiro,  el 27 de septiembre de 1933, como presidente aún  de las Cortes Constituyentes (dejaría de serlo el 8 de diciembre),  corresponde a un soldado del primer batallón del Regimiento de Infantería, n.º 36 (actual cuartel e Astorga).  De nombre, Luis González Álvarez, natural del Concejo de Corvera (Avilés), le manifiesta (cercana ya la fecha, 20 de enero, en la que finalizará sus “deberes militares para con la patria”),  “cómo ha luchado por formar una Juventud Socialista en su pueblo”, en un lugar “donde siempre ha imperado el caciquismo”, y que se siente muy satisfecho  de que en su concejo existan dos Juventudes y dos Agrupaciones. Le cuenta su peripecia vital, los impedimentos para poder estudiar y eso que “mi afición por el estudio es muy grande”. Le pide “el buscarme una colocación en esa (Madrid), en donde pudiese ganar la vida honradamente, y al mismo tiempo dedicarme algo al estudio, y lo más interesante para mí, el poder dedicarme a la lucha tenaz por la causa socialista”.
   
   Si la carta del camarada Dionisio Domínguez decíamos que era relevante para la Agrupación astorgana, en otro ámbito, la de Luis González,  que denota el intento de superación de la juventud de una época, a través del trabajo compartido con el estudio  y el compromiso político,  es encomiable. No sabemos si Besteiro  llegó a contestar a tan avispado avilesino.


 Socialismo Activo, diciembre de 2018. León














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Más que un homenaje




Juan José Alonso Perandones

   No tendremos ya  muchas ocasiones de apreciar la historia más auténtica y cercana: la vivida por unos compañeros durante nueve largos decenios. El pasado 19 de octubre esa suerte tuvimos, en un acto de homenaje, organizado por  la Ejecutiva Provincial, representada por Nuria Rubio y Josefina Redondo, y con la presencia, asimismo, de la secretaria federal destinada a las personas mayores, María Jesús Castro, y el regional, Luis Tudanca.
    No todos los compañeros nonagenarios que viven en nuestra provincia pudieron acudir, por motivos de salud, pero los asistentes nos ofrecieron, con el testimonio de sus vidas –que hubo, lógicamente, de ser contado  brevemente—, un ejemplo de autenticidad, de cómo los principios socialistas rigen un comportamiento social y personal sin medias tintas. Personalmente, hubiera deseado intervenciones por su parte más extensas, pues la naturalidad y soltura con que sintetizaron, una vez manifestado su agradecimiento, lo que consideran esencial de su la larga andadura vital, despertaba en uno el deseo de conocer en mayor profundidad retos vitales tan aleccionadores, cuando no dolorosos.
   Porque respecto a  todos los homenajeados —Gabriela Hidalgo, Antonio Peláez, Miguel Osorio, Herminio Blanco, Antonio Senén, José Manuel Mez. Merayo, Froilán García, Gonzalo Díez—,  no hay que olvidar que fueron niños de la  Guerra;  tan cruel, no solo una vez consumado el golpe de estado contra la República, sino también en la inmediata postguerra. Cruenta fue, y con hambruna,  en todas las comarcas y ciudades leonesas;  en el acontecer de  estos veteranos militantes ampliamente representadas: Babia, Órbigo, La Cepeda, Tierra de León, Páramo, y las ciudades de  Ponferrada, San Andrés del Rabanedo y León.
   Algunos de estos compañeros, ya nonagenarios, de niños tuvieron que sufrir la muerte de su padre, vilmente fusilado. Ninguno de ellos nos contó tal desgracia con rencor, sino con la experiencia de una vida difícil  en la que valoraban sobremanera  aprender,  ir a la escuela, adquirir la cultura de su familia y entorno. Oírlos era descubrir la más alta nobleza del ser humano, capaz de sobreponerse a las penalidades, labrarse un futuro y desear, ya en los últimos años de vida, que aquellos ideales  por los que lucharon en sus familias y ellos mismos no se pierdan, sino que sirvan como superación para una sociedad cada vez más igualitaria. Orgullosos se mostraron  todos de su larga militancia, de los cometidos públicos desempeñados, sin un reproche, sin una queja, y hablaron con ese tono que solo da una urbanidad aprendida en la honorabilidad de la sencillez. 
   Además de una placa, en sus manos había una flor roja que en ningún momento dejaron declinar. Seguro que para ellos tenía un alto significado, no solo el de la modernidad del actual logotipo del PSOE, propio de tiempos más bonancibles, sino  el de los antepasados socialistas, cuando el símbolo era el dibujo de  un yunque y una pluma con el libro abierto, personificación del trabajo manual y la cultura.  
   El acto del 19 de octubre  fue más que un homenaje una lección de vida.
  
  Socialismo Activo, noviembre, 2018. León. 
  


   

Aquel uno de mayo…

Juan José Alonso Perandones

   La pugna informativa, y de “inmersión social”,  en el siglo XX, en Astorga, hasta el año de la Guerra (1936), se establece  entre los partidarios de la doctrina republicano-socialista, y el estamento eclesiástico, en dos ámbitos, esencialmente: el obrero y el educativo. Respecto al primero, vamos a recordar uno de los artículos de un periódico, Cultura obrera, que nació el 14 de mayo de 1916, al amparo de la iglesia local, a través del Círculo Católico, con sede en la calle Rodríguez de Cela,  como contraposición al Centro Obrero existente en la ciudad desde 1913; muy vivo entonces por la fuerte representación en el mismo de los ferroviarios. Cabe recordar que entonces contaba la ciudad con dos estaciones, la del Norte y la del Oeste, y esta última con unos pabellones de viviendas (de interesante arquitectura y hoy en franco deterioro). El periódico del Círculo, en cuya cabecera se define como “Órgano bimensual de los sindicatos profesionales obreros de Astorga”, el 12 de mayo de 1917 dedica toda la portada y parte de la segunda página al desarrollo de un artículo titulado “El peligro socialista en Astorga”; se publica  el mismo como respuesta a la recién celebrada en la ciudad, “Fiesta del uno de mayo”.  

   El contenido de este  artículo del 12 de mayo de 1917, respecto a la celebración de la fiesta obrera, es  aleccionador: porque al tiempo que recoge la reacción de la iglesia local, de  contrariedad, “por su origen, organización y finalidad”,  nos da cuenta de en qué consistió la misma y qué principios la sustentaban. En el artículo, de esta suerte, al tiempo que va contraponiendo sus argumentos de oposición, se glosa el  texto de la convocatoria socialista a los obreros de la ciudad, así como las conclusiones extraídas, una vez celebrada la fiesta reivindicativa del uno de mayo; tampoco permanece ajena, en el mismo, la situación política que entonces vivía España.

   La llamada  del Centro Obrero, con el lenguaje propio de hace un siglo, se iniciaba con estas palabras: “A los obreros astorganos. Salud. Mañana, 1.º de mayo, es el día más señalado para el proletariado del Universo ya que fue la fecha indicada por el Congreso Internacional de París de 1889 para reclamar una legislación protectora del trabajo y afirmar nuestros anhelos emancipadores”. Se resumen en esta convocatoria los argumentos de clase, emanados de la UGT,  que más podían sintonizar, e incentivar, a los obreros de la ciudad: son los que están  “muriendo de hambre y frío”,   los que sufren “el yugo de la explotación inicua de un mundo hipócrita”, los que se sacrifican en pro de los ideales de la “Libertad y Progreso”, los que padecen “el huracán de la tiranía explotadora”, los que sostienen el “edificio del tormento de la especie humana, impuesto por el capitalismo, mediante el trípode del Estado”… En cuanto a las conclusiones extraídas  por el Centro Obrero, una vez celebrada la manifestación, se centran en condenar “a los culpables de la guerra europea” (de la primera), la intervención en las reivindicaciones de la fuerza pública o la guerra de Marruecos;  reclaman la derogación de la Ley de Jurisdicciones y la amnistía para los amotinados en la fragata Numancia en 1911. Y solicitan del Gobierno protección para los obreros que trabajan en el campo, las minas y otros sectores de la economía nacional.

   Los planteamientos del periódico Cultura Obrera demuestran el interés de la iglesia local por desacreditar, en el mundo campesino y del proletariado,  a los  adeptos de lo que considera una postura radical revolucionaria; los querría inmersos dentro de la concepción de la política social defendida entonces por el Vaticano. Menciona a Pablo Iglesias como el “gran pontífice del gran Oriente”;  cuestiona que el Centro Obrero se arrogue el hablar por todo el proletariado de la ciudad y sus comarcas, y lamenta el que en la manifestación del primero de mayo para amenizar los  “desplantes republicano-socialistas” concurriese la Banda Municipal.   
  
   En el fondo, lo que late en el periódico del Círculo católico es la preocupación por el  auge y seguimiento de los principios del Congreso parisino de  la organización obrera local,  la cual considera su labor (que viene desarrollando al menos desde 14 años atrás con conferencias, clases de dibujo, escuelas nocturnas, fundación de sindicatos profesionales, creación de grupo teatral…) como conformista y sumisa  para con el capitalismo.

  


   
( Publicado en la revista "Socialismo Activo", León, n.º       , octubre, 2018)

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                                           Ramón Rubial: la lección permanente

                                                      Juan José Alonso Perandones

   Uno de los socialistas, con raíces leonesas, de Robledo de las Traviesas por parte paterna, ha sido Ramón Rubial. La historia de  su familia es, como la de tantas españolas,  la de migración a regiones  más desarrolladas. En su peripecia vital se condensa casi un siglo de la historia de España en cuanto a la implantación del socialismo, su persecución y sufrimiento  durante la Guerra y Posguerra, y el ejercicio del poder en el Gobierno, una vez  restablecida la democracia.  Cuenta hoy en día  con una  fundación,  que lleva  su nombre,  dedicada a preservar y difundir su legado; en sus páginas,  accesibles a través de Internet, y que han inspirado este artículo, es posible informarse de su apasionante y aleccionadora vida. En 2010,  un año después de su fallecimiento (a los 92 años),  se recordó su figura, y la del socialismo vasco, en el ámbito de una exposición itinerante,  fotográfica, que contó con su espacio en  el Auditorio de León.
   
   Vivió Ramón Rubial la pugna entre dos tendencias dentro del socialismo español, y concretamente, el vizcaíno: la radical de Largo Caballero, y la moderada de Indalecio Prieto. Si Prieto fue para él “un hombre que inspiraba confianza”, “un revolucionario muy dado a la evolución de los tiempos”, de  Pablo Iglesias le quedó grabada, a los cinco años, “su imagen venerable”. Fue presidente del PSOE de 1976 a 1999 y  primer lehendakari, restablecida la democracia. Ejerció como ardiente defensor de la política llevada a cabo por Felipe González; sabedor de que algunas medidas del gobierno socialista debían ir orientadas a una plena integración europea, también en lo concerniente a su defensa.
   
   En estos momentos en los que se cuestionan los años de la Transición y la Constitución de ella emanada, por parte de nuevos partidos populistas o secesionistas, conviene recordar su criterio sobre una época tan trascendental: “Creo que de una forma digna hemos desatado las trabas de la Dictadura y que la Constitución es el paso fundamental para consolidar la democracia en nuestro país. El articulado permite que, con un Parlamento progresista, se pueda hacer una política de transformaciones importantes”.

   No menos significativa es su apreciación sobre la Guerra Civil;  por parte de este español, para el que parte de su vida, desde finales de 1937 a 1956, fue un periplo por numerosas cárceles. Según  Ramón Rubial era necesario considerar la Guerra Civil como un desafortunado hecho histórico: “No puede haber ni vencedores ni vencidos. Esta es una de las bases que debemos dejar bien sentadas con el fin de que no fructifiquen las secuelas y paralicen la buena marcha del país, que necesita el esfuerzo y la solidaridad de todos. Esta generación cumplió en su momento con las armas en la mano y ahora tiene que cumplir con las armas de la inteligencia, para que en España la libertad no sea como las olas del mar…”.

   
   Fue Ramón Rubial un hombre  de principios socialistas arraigados en la casa de sus padres, con gran lucidez para interpretar lo más positivo de cada momento histórico, dialogante y profundamente demócrata. Una de sus frases memorables ha sido recordada por destacados socialistas, como Fernández Vara, presidente de Extremadura, o recientemente, por Javier Fernández,  responsable  del Principado: “Primero España, luego el PSOE y después nosotros, los militantes". Lema este más que acertado para el socialismo español, en unos momentos en los que los  fundamentos de  la nación, que ha de amparar a todos los españoles en la igualdad y en el derecho a sentirse partícipes  de todo su territorio,  están siendo cuestionados.

(P
ublicado en la revista "Socialismo Activo", León, n.º 4, julio de 2018)






El comedor infantil: un empeño loable    
Juan José Alonso Perandones
  Si algo ha de ser reconocido en los años de la segunda república es la preocupación por incentivar  una enseñanza obligatoria e igualitaria, es decir, pública. Esta pretensión cuaja en ciudades como Astorga, y en otras poblaciones, con la creación de nuevos centros docentes, y con una vigorización de las Juntas de  Protección de Menores.
  El centro escolar más importante de Astorga en aquel entonces era el Grupo Escolar Graduado, un bello edificio de ladrillo aplantillado, cuya primera piedra fue colocada el 19 de febrero de 1909. Sería otorgado  a la ciudad como compensación por los quebrantos sufridos durante la Guerra de la Independencia. Desafortunadamente, en los años 1962 / 63, fue derruido para ubicar en tal emplazamiento el instituto de enseñanza media, en un anodino edificio que pervive, cercano al palacio y la catedral. Es el Grupo Escolar el que va a servir de sede para una iniciativa encomiable, llevada de común acuerdo entre el ayuntamiento y la mayor parte de los maestros del centro; nunca valoraremos suficientemente el gran papel desempeñado por estos docentes, los cuales, muchos de ellos, serían fusilados o depurados. El órgano gestor será la existente Junta de Protección de Menores.
 Tal iniciativa fue la creación del comedor infantil, cuya dirección desempeñará el maestro Gerardo Fernández Moreno (para quien el Ayuntamiento astorgano ha tenido, recientemente, un  reconocimiento), y “los fogones” su esposa, Luisa Candanedo; participarán para el “aseo y asistencia de la cocina”, y para el comedor, las madres voluntarias y las mujeres de la Juventud Socialista de la ciudad.   En el acto de apertura, el 4 de febrero de 1934, Gómez Moreno intervino para manifestar principios como el reconocimiento de la escuela como casa de los niños, como hogar del pueblo, donde se da “satisfacción al espíritu y se nutre nuestro cuerpo”.   Por su parte, el alcalde, Miguel Carro Verdejo, hizo una llamada para que la infancia “se libre de desigualdades y privilegios”, y propugnó “la escuela única y humana, que trate a todos los niños igualmente”.
  Los escolares beneficiados  (cuya relación, en razón de la situación familiar la elaboró el propio ayuntamiento) fueron, en principio, 139, con la inclusión en esta cifra de unos pocos suplentes. Los menús eran variados, con una combinación de cereales, legumbres, carnes y pescados, frutas y quesos… Por escoger un día, el martes, de primer plato guisado de alubias, de segundo arroz con bacalao, ternera y almejas, y de postre queso de Santander. Gómez Moreno llevaba al  dedillo la economía del comedor, con un gran sentido en la compra de los productos, y siempre con un espíritu de máxima austeridad.
  Suponía para muchos de estos niños el comedor escolar el poder alimentarse,  en la comida fundamental, de forma conveniente. Gómez Moreno en la memoria detallada, que redactará de todo este loable empeño, concluirá: “Hemos querido demostrar, prácticamente, nuestros principios pedagógico-sociales de que el niño —todo niño— en sus años de escolaridad puede y debe ser alimentado en suficiencia y economía”.  Demostrado fue, y en la memoria colectiva de la ciudad, como ejemplo, ha permanecido.




Universidad de Oviedo,  Defensa tesis doctoral, 29, mayo, 2018, por Julia M. Lombó, en el centro.
De izq. a dcha., doctores, Ramón Sobrino, Emilio Casares, M.ª Encina Cortizo, Francesc Cortès, José Antonio Gómez. 


JULIA  MARTÍNEZ - LOMBÓ, DON EVARISTO Y ASTORGA

Juan José Alonso Perandones

Astorga, 31, mayo, 2018
   
   Agrada visitar el casco antiguo de Oviedo, pues mantiene la pulcritud y cuidado con el que en su día por el ayuntamiento fue recuperado: ni un barrendero y, no obstante, sin un papel en el suelo; sin “estaribeles” en las calles, con letreros de comercios que no desentonan aparatosamente en las fachadas, con terrazas acordes con el entorno y que no impiden la visión de los monumentos, o dificultan el tránsito de los peatones… La Facultad de Filosofía y Letras ya no está residenciada en el rehabilitado Convento de San Vicente, en  la recoleta e histórica plaza de Feijoo, adonde nos incorporábamos, en los años finales de la Dictadura, los alumnos leoneses de estudios humanísticos; fueron años de gran agitación y de huelgas mineras con gran repercusión en el ámbito estudiantil, especialmente en varios departamentos de este centro universitario.   
   
   Creo que todos aprovechamos, después de años,  la ocasión de  visitar, especialmente,  lugares que tuvieron una significación en nuestra vida, si hasta ellos viajamos. Hoy la capacidad de la citada  facultad se ha visto notablemente ampliada, por la reconversión, como centro de sus estudios, de los edificios del antiguo cuartel de infantería. El entorno es agradable, con amplitud de lomas verdes, centros comerciales, y edificaciones típicas de las décadas expansivas. Me hubiera gustado, esta mañana del martes 29, entrar en ella acompañado de Francisco Fernández (Paco,  bienhechor para los astorganos),  pues le habría también satisfecho el presenciar la lectura y defensa de la tesis doctoral que, a las once, realizaba, sobre su padre, don Evaristo, Julia M.ª  Martínez -Lombó Testa. Una tesis no es cuestión de días, sino de años, y Paco pudo  colaborar con su memoria, antes de su cercano fallecimiento, en este erudito ensayo.
   
   Julia realizó sus estudios en Astorga, también los musicales, como partícipe de la Banda Municipal, y  en el Conservatorio, tanto el grado elemental, como medio.  El superior lo cursó en la Universidad de Oviedo; sin duda, ha sido una de las alumnas más aventajadas, en el ámbito musical, de cuantas  han pasado por las aulas de una y otra ciudad. El título de la tesis que este martes defendía, para obtener el doctorado, lleva el título de El compositor Evaristo Fernández Blanco (1902-1993): de la modernidad al exilio interior. Es fruto de un arduo trabajo de investigación, sobre los fondos (todos cuantos había en el domicilio de Madrid) donados por los hijos de tan insigne compositor  a nuestro Ayuntamiento. Asimismo, de un rastreo por cuantos establecimientos, hemerotecas, archivos, pudieran haber tenido alguna relación o testimonio de don Evaristo. También, con la consideración de las importantes publicaciones que, a él dedicadas,  se han llevado a cabo en Astorga, por José Antonio Carro Celada, respecto a la biografía del autor, por  Daniel Gutiérrez Sanz, con un catálogo de sus obras, y a través de un  número monográfico de Astorica; sin olvidar  a algunos de los  mentores que reestrenaron algunas de sus partituras a partir de la época democrática.  
   Uno puede esperar de una tesis, de una verdadera tesis, que ha de despertar gran interés, máxime cuando estamos dignificando la valía de  un notable astorgano; y  confía en que  serán aportados datos novedosos, con solvencia reflejados,   del contexto social, personal, y de la propia obra del autor.  Julia fue desgranando, paso a paso, con gran naturalidad, el contenido de su trabajo doctoral: su estructura y contenidos, incluso ilustrados con fragmentos de composiciones, de distintas épocas,  de don Evaristo; con especial hincapié en su obra magna,  nacida de  la llaga de la guerra: La obertura dramática. Una labor la suya  muy  trabajada, y con magisterio dirigida por los doctores M.ª  Encina Cortizo y Ramón Sobrino.
   
   La sorpresa para mí no fue tanto  la brillante exposición de Julia, que se esperaba,  ordenada, de cuando en cuando recopilada y sintetizada para que no perdiésemos el hilo de su discurso, sino el propio tribunal. Un tribunal compuesto por tres personalidades de la actual musicología, en los ámbitos docentes, de investigación, y de incentivación social (permítase esta expresión) hacia el arte de la armonía: los catedráticos Emilio Casares (emérito de La Complutense), José Antonio Gómez, decano de la de Oviedo y Francesc Cortès,  de la Autónoma de Barcelona. No fueron las habituales preguntas a la doctoranda, al final de la exposición, por parte del tribunal,  un mero trámite, sino toda una serie de sesudas y oportunas  observaciones en las que las cuestiones de la propia tesis, las relaciones con otras disciplinas como la literatura, las anécdotas, ricas, personales, relacionadas con el  conocimiento humanístico, estuvieron presentes; todo un aprendizaje, para cuantos asistimos a la sesión, de exaltación de la música y de consideraciones sobre la época en cuestión, sobre su auge, omisiones y carencias.
    
   No creo exagerar si digo que el tribunal no solo  apreció sobremanera esta nueva aportación de Julia a la historia musical española, sino que los entusiasmó. Y por ello también se prodigaron en afectos hacia tan pequeña ciudad, Astorga, al “caldo de cultivo” de  su historia cultural. Solicitaron de Julia, con insistencia, que adecuase la tesis para su pronta publicación, que habría de ser netamente astorgana. A buen seguro, cumplirá tal deseo, que ha de tener su patrocinio. Julia ya es desde este martes doctora (con una nota de sobresaliente “cum laude”), y  aquel don Evaristo, que conocimos en el piso de Madrid (hoy propiedad municipal, como todo lo suyo y de su hijo Paco), que José Antonio Carro nos descubrió y rescató del olvido, va ganando día a día reconocimiento: el que se le negó, en gran medida,  en vida.  Un músico, don Evaristo,  que honraría  a cualquier ciudad, pero que en este caso  ha sido la ciudad de Astorga, para su fortuna.

Artículo publicado en los medios locales  el 31, dic., 2018

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13, mayo, 2018

EN COSAMAI: EL JUEGO DE LA RANA

   Los campos de Cosamai, con motivo del  quincuagésimo aniversario de la fundación de este colegio y residencia, que nació al amparo de la iglesia local y de los hermanos holandeses,  ha albergado este fin de semana todo un recinto ferial. Los medios informativos han dado cuenta de la colaboración ciudadana, e institucional,  con la Diputación  (que administra y financia actualmente su funcionamiento), para este evento; acontecimiento  que tiene su impronta fotográfica en la Biblioteca y que continuará con  sucesivas propuestas durante el año. Sin duda, existen artículos de interés   de cuantos actos han tenido lugar:  de los expositores, de los caballitos y llamativos coches,  juegos hinchables…, pendones y folklore maragato… 

    A mí, junto a su antiguo circo (del que ya escribí),  me ha llamado también la atención el hecho de que tres chavales estuvieran jugando esta tarde, como en un  apartado desapercibido,  al abrigo del primer pabellón, al juego de la rana. Me parece interesante que, aunque de corta edad, se hayan desplazado por su cuenta (pues fue a  los únicos pequeños que vi sin sus padres)  para conocer este colegio que ha sido puntero en la educación y hogar de cientos de niños con carencias síquicas, a los que llamábamos subnormales, sin ánimo despreciativo, sino al contrario. “¿Conocéis las reglas del juego?”, les pregunté. Y sí que las sabían y la puntuación en razón de introducir la ficha por la boca de la rana, el molinillo, los puentes o los cinco agujeros. Es este un juego que estaba en la entrada de las ventas, también en patios de bares…, casi hoy perdido. Lo cuento porque me parece que estos chavales, al acercarse al colegio y probar su puntería con las fichas, nos presentan una escena amable, que unos cuantos también vivimos,  y de sencillo entretenimiento; en una época en que la diversión juvenil y el espíritu de convivencia  transitan por otras sendas.


Regina García y Margarita Nelken: dos destinos unidos y distantes  

Juan José Alonso Perandones

Margarita Nelken y Largo Caballero en el Congreso, 1933


   Previa a la votación en favor del sufragio femenino, ejercido por primera vez en las elecciones generales de 1933, se estableció una gran discusión sobre si, dadas las condiciones en que se hallaba la mujer, por su papel social de siglos, por la influencia clerical, el ejercicio de tal derecho supondría para la República un retroceso. Entre las mujeres que denunciaron la discriminación por ellas sufrida durante siglos y el derecho a la igualdad con el hombre, cabe el recordar a  Regina García García (1898 / 1974), de familia coruñesa adinerada,  y a Margarita Nelken Mansberger (1894 / 1968), de padre joyero y familia de ascendencia judía; ambas, antes del otorgamiento del voto, partidarias de esperar a que la formación republicana calase en la población femenina.
   
   En plena discusión sobre un derecho tan fundamental, años 1931 / 1932, estas dos destacadas socialistas  participaron en sendos mítines en el Teatro Gullón, de Astorga, junto a otros meritorios, varones, del partido. La Agrupación de la localidad, tan activa  en los años republicanos, no participaba de ese criterio de relegar a fecha posterior el voto femenino. Tal pronunciamiento ya consta en el primer número de su periódico  (13, junio, 1931), El Combate; semanario, por lo demás, que prestará atención a la mujer, y contará, entre sus redactores,  con firmas tan notables como la de la propia Regina, y de alguna otra, probablemente de la localidad,  con seudónimo.
  
   De la presencia en Astorga  de Regina García,  en el multitudinario acto del 13 de diciembre de 1931, con motivo de los actos de  homenaje que la Agrupación Socialista de Astorga tributó a  Pablo Iglesias, contamos con un resumen en su  propio semanario, redactado por el tallista Tomás Moro; fue el suyo un discurso posibilista, de advertencia de no precipitarse para asegurar el éxito de las reformas republicanas.  Por otra parte, Margarita Nelken,  cuando ofrece su mitin en el Gullón, el 9 de junio de 1932, ya lleva el bagaje consigo de cinco ensayos publicados sobre  la condición social de la mujer en España;  desafortunadamente,  de esta notable diputada no contamos con una reseña de dicho acto.

   Margarita y Regina son dos mujeres con una biografía apasionante, y con una obra literaria, ensayística, o en el ámbito del periodismo, de verdadero combate por la mejora de la sociedad, y especialmente de la mujer. Dos socialistas (ambas, no de por vida),  con un mismo destino, en principio, pero con unos  finales muy distantes: Margarita Nelken morirá en México, exiliada; Regina, sin embargo, después de padecer en la prisión de Ventas, se convertirá en una propagandista ferviente de la dictadura franquista, tanto con la  palabra como con publicaciones. 

(Revista Socialismo Activo. PSOE León, n.º 2, mayo, 2018)

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Calle Pablo Iglesias en Astorga




                          (Foto del rótulo en piedra para la calle de Pablo Iglesias, que estuvo colocado en 

                          la fachada lateral del Ayto. Ampliando esta foto, extraída de "El Combate" se 
                          puede leer el texto que lo acompaña, y así apreciar la intención y sentimiento
                          con que fue esculpida).


Juan José Alonso Perandones


  Fue la Agrupación Socialista de Astorga la primera que se fundó en nuestra provincia, en la primavera de 1897;  anterior,  por tanto,  en dos años a la de  León. El relato de su nacimiento y primeros años  solo son conocidos parcialmente (y gracias al  profesor Manuel Jesús Álvarez),   mas se ha destacar la importancia que para su vigor tuvieron los ferroviarios de la nueva Línea del Oeste (abierta de Astorga a Palazuelo —Plasencia—, en 1896), además de otros colectivos, como el ligado a la imprenta.   Será el 21 de junio de 1931,  en  sesión de la nueva Corporación (presidida, como la previa Comisión Gestora, por el socialista Miguel Carro Verdejo) surgida de las elecciones del 31 de mayo, cuando por unanimidad de los ediles se sustituya  el nombre de  la anterior calle de San Francisco, que partía desde el ayuntamiento hasta la plaza con el nombre de este mismo santo, por el de Pablo Iglesias.  También serán denominadas otras calles en homenaje a los capitanes Fermín Galán y Ángel García, participantes de la sublevación prorrepublicana de Jaca y fusilados el 14 de diciembre de 1930. El poeta  Leopoldo Panero había dedicado  a estos dos capitanes  versos de tono lorquiano, “Romance y tragedia”, publicados en el El Faro Astorgano el 4 de mayo de 1931.  El 13 de diciembre de este mismo año tendrá lugar un homenaje al eminente tipógrafo,  fundador del PSOE y la UGT, con actos muy concurridos y participación de grandes personalidades socialistas de aquel entonces; para tal fin,  la Junta Administrativa de la Casa del Pueblo solicitará  a la Corporación el colocar una lápida en la propia fachada del ayuntamiento para hacer más patente el nombre de su calle; también será esta petición aprobada por unanimidad. La labrarán obreros locales, como aprecio propio  a “el Abuelo”, y de ella solo conservamos una foto de escasa calidad; figuran, como símbolo representativo de la unión de los dos sectores del trabajo,  un obrero con una maza y un campesino con guadaña. Como en toda España, en Astorga  la Dictadura  conllevó que fueran sustituidos  estos nombres por el de Franco y sus generales, pero esa ya es otra historia, triste historia. 


(Publicados, tanto el texto como la viñeta, en Socialismo Activo, revista del PSOE de León,
n.º 1, abril, 2018).
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8, MARZO, 2018 (Blog PSOE, Astorga)

Regina García y Margarita Nelken, dos mujeres destacadas de la

República, en Astorga

Margarita Nelken,  retrato
de Julio Romero de Torres (1929)
Regina García García 













Juan José Alonso Perandones

   Con posterioridad a la Historia de Astorga, del maestro republicano don Matías Rodríguez, en 1909, carecemos de una visión general del acontecer local. En realidad, el empeño de nuestros valiosos eruditos locales ha ido encaminado a la historia antigua, romana, eclesiástica, del marquesado y a la Guerra de la Independencia; pero con menor dedicación hacia el finiquitado siglo XX, que han abordado con  ensayos muy concretos. Don Matías, del que hemos “reconstruido su biografía”, por lo demás, no quiso adentrarse en pormenorizar su tiempo en la ciudad que tan bien conocía, y sus más señeros escritos corresponden a su quehacer como esencial maestro, en periódicos profesionales de la capital  provincial.

   Entre los capítulos que  algún día  se han de escribir, uno fundamental corresponderá a la historia del socialismo astorgano. El profesor Manuel Jesús Álvarez publicó en 2011, en la revista Astorica,  un destacado ensayo sobre la constitución del partido de Pablo Iglesias en la ciudad, 1897 / 1898, atribuyéndole la primacía de fundación en la provincia leonesa. Desde entonces  hasta la actualidad (en los tiempos de la II República, su  “exterminio” durante la dictadura franquista, y su restauración con la democracia en los primeros años ochenta del XX), su labor ha sido ingente en el mundo obrero y campesino, y en la propia gobernanza municipal.  No en vano ha contado  en el consistorio astorgano con dos alcaldes y una alcaldesa, el primero, Miguel Carro Verdejo, miserablemente asesinado el  15 de agosto de 1936.  

   Los tiempos  de la II República no son los actuales para la mujer, entonces sucinta,  mayoritariamente,  a las labores domésticas  y agrícolas. Si bien, conviene recordar que el acceso a estudios superiores era  casi exclusivo  para los varones, y de alta posición social. Bullían, no obstante, proclamada la República en 1931, el derecho al sufragio femenino y a la igualdad de oportunidades. En la ciudad habrá sectores no ajenos a estas reclamaciones. La Agrupación Socialista astorgana, a través del Centro Obrero,  la Casa del Pueblo (sitos en c. Manuel Gullón, 21, 1.º)   el periódico El Combate, va a mantener una inusitada actividad, de debates, conferencias, convocatorias a distintos ramos del mundo obrero y campesino…; la mujer será ponente en alguna ocasión.  Resultarán recogidas estas intervenciones en detallados artículos por parte del tallista Tomás Moro y de Manuel Gervasi (astorgano de vital importancia pues escribirá en los  periódicos locales jugosos artículos hasta, inclusive, la época de la Transición).  Será, en ocasiones, insuficiente la sede socialista, que abarcaba un  ámbito comarcal,  y celebrarán actos políticos multitudinarios en el Teatro Gullón y en el Cine Velasco; lo cual indica su presencia social. Dos de ellos tendrán como protagonistas a dos mujeres de gran relevancia política en la España republicana.

    Así,  en el homenaje tributado a Pablo Iglesias  el 13 de diciembre de 1931  —que merece, por su alcance y participación ciudadana artículo aparte—, de entre los intervinientes en el Teatro Gullón (el alcalde astorgano Carro Verdejo, Recalde, Walls), sobresalió Regina García, dada su encendida oratoria, con la que defendía la “fecundación de la semilla revolucionaria”, asimismo  denunciaba el que a las mujeres se les hiciera perder “precozmente los encantos de la juventud con el excesivo trabajo y la escasa alimentación”.  Y bramaba contra el conformismo que a ellas se les pretendía inculcar: “No hay que resignarse —dijo en el  Gullón—, la resignación la predican los que viven “llenos de comodidades” y “desde el confesionario”.   Fue Regina una mujer lúcida y aventajada en su tiempo; entre otras funciones  detentaba, por encargo del Gobierno,  la secretaría del “Patronato de Protección a la Mujer”. Con dotes periodísticas, en artículos como  “La revolución viva”  contraponía un “avance moderado” frente a los que llamaba “ultrarrevolucionarios”.


   Otra mujer, de gran impronta, de la cual la prensa anuncia su mitin en el Teatro Gullón para el 5 de junio de 1932, fue Margarita Nelken, una de las tres primeras diputadas que accedieron al Congreso en 1931 (junto a Clara Campoamor y Victoria Kent). Manolo Carro dibujará para El Combate una viñeta con su caricatura, con leyenda de "la infatigable propagandista" para anunciar el acto. Fue una gran defensora de los campesinos, y no abogaba en las primeras elecciones, las de 1931, por otorgar voto a la mujer (al igual que Victoria Kent), por las circunstancias históricas en que se había desenvuelto. Consideraba necesario un tiempo para lograr un progreso en su mentalidad y  derechos.

  Años después de esta estancia de Regina García y Margarita Nelken, en Astorga, sus vidas, como la de tantos españoles comprometidos con la República, darían un vuelco total.  Mientras la primera fue encarcelada, en 1940, pronto saldría  de prisión, y se convertiría  en una defensora del régimen franquista. Por el contrario,  Margarita Nelken moriría en México, exiliada.




El Faro Astorgano, 2, marzo, 2017


El antiguo Carnaval astorgano: 








La Caballada y otras costumbres




                Juan José Alonso Perandones

   En las décadas primeras de la segunda mitad del siglo XIX  se proclamaba  en Astorga  el Carnaval, según  Santiago Alonso Garrote, con La Caballada, “el sábado víspera de Septuagésima”, es decir, con dos semanas de antelación. Era una suerte de parodia de la bula en su sentido más antiguo, el de indulgencias a cambio de donar,  en la Edad Media,  para la lucha contra los “infieles”,  unos cuantos maravedises. Encabezaba tal comitiva un pregonero, seguían dos filas de jinetes  que “lucían sus esbelteces manejando airosos los bridones”  de los caballos, elegidos estos entre los mejores de la población. Tal distinción de gallardía la exhibían  astorganos populares; Alonso Garrote nombra a algunos de su época juvenil, como “Raposo”, Mazo, Haro o Solís. Cerraba la comitiva  una imitación del “pendón carmesí de la Santa Cruzada”, enhiesto sobre un armazón y rematado “por la argéntea cruz potenzada”.  De tramo en tramo, redoblaba el tambor y se voceaba la bula, a saber con qué textos ideados para la ocasión.

   La ronda finalizaba en la pequeña plazoleta existente delante del  Convento de Sancti Spíritus con la colocación del pendón en un balcón (se menciona a don Matías Arias),  desde el que se arrojaban para la chiquillería “castañas pilongas, chochos, nueces y otras menudencias”. Tenían por costumbre los chavales acudir a este  festín  provistos de jeringuillas, pequeñas y gigantes, que llenaban de agua en cualquier fuente, charco o desagüe, y con tal  “chiringuete”  empapaban a  las mozas que en ese momento transitasen por las calles de la ciudad. Aunque con menor intensidad, no cejaban en esta diablura durante los días  que restaban para el domingo de Carnaval, junto a otras picias como refregar las caras ajenas con unto de carro o lanzar cáscaras de huevo rellenos de ceniza, o ya fuese por medio de   “burros con harina , yeso y diversas porquerías”.
   
   Si La Caballada era el acto más significativo previo a la celebración de la fiesta de Don Carnal, la mascarada de Los toreros, resultaba  el  más popular, una vez iniciadas estas fiestas. Como ya hemos contado, jóvenes de los barrios (el nombre de ciudad se reservaba para el recinto amurallado) se vestían para la ocasión con “calzón regional y la chaquetilla muy emperifollada con anchas cintas de colorines, como el sombrero”. Se provisionaban de un armazón que cubrían con piel de buey, a la que dotaban de cuernos y rabo, “orlada con cascabeles, campanillas y cencerros”, y cual cuadrilla correteaban por las calles. En la Plaza tenía lugar una bullanguera lidia, caldeada por los continuos sorbos a una enorme bota con vino blanco de Rueda.

    Acudía la población con singulares disfraces a los locales donde se podía disfrutar el baile, y de picardías osadas, en un ambiente de penumbra por la  insuficiente luz de los faroles de aceite o petróleo (no estaba dotada la ciudad de instalación  eléctrica). Después de pasar tres días (domingo, lunes y martes) “de claro en claro y tres noches  de turbio en turbio, nos sorprendía la mañana del miércoles con la boca amarga, hinchados los ojos y el cuerpo todo en extrema laxitud”, y en tal estado “oíamos como en sueños el volteo de la Sardinera (campana catedralicia) que en su grave acento extramundano traía envuelto el recuerdo del tiempo penitencial”. Así  nos cuenta Alonso Garrote el final de aquellas  fiestas, las cuales se irán transformando con el tiempo, y alcanzarán otro esplendor, en el siglo XX, con la construcción del Teatro Gullón, cuyo patio de butacas se convertiría  por unos días en una gran sala de baile presidida por la piñata. 



































Puerta Obispo se quedó sin periódicos

Juan José Alonso Perandones

   Puerta Obispo solo conserva su nombre, pues los estragos ocasionados en  su arco y su inmediato entorno amurallado en las guerras napoleónicas no fueron con posterioridad debidamente solventados;  su arco fue derruido por acuerdo de la corporación municipal del 23 de octubre de 1868,  y de la Virgen de las Nieves que dentro de una hornacina, en el interior del mismo,  se hallaba, no conocemos noticia alguna desde 1824. Si en la antigüedad era entrada principal, junto a la Puerta del Rey, hoy conserva parte de su relevancia, pues por ella siguen transitando los peregrinos a Santiago y, al igual que para los arrieros, es salida de viandantes hacia las  tierras del Viejo Reino y de Galicia. Inmediato a ella, desde la manzana del  Convento de Sancti Spiritus, con su grandes lienzos terrosos, nos adentramos en la antigua ciudad, hacia la catedral, o por caprichosas sendas al Seminario y al extenso foro romano, donde se halla la Casa Consistorial en la que Juan Zancuda y Colasa replican a la campana Jordana del Cabildo la pauta diaria  del tiempo.
    Frente al Convento, en la fachada oriental  donde  se abre uno de sus pocos vanos para el acceso a su iglesia, nuevos  inmuebles  con bajos comerciales  han  reemplazado a edificios que fueron singulares, como el caserón nobiliario de los Moreno, adquirido con posterioridad por el chocolatero Magín Rubio (en este gran solar se abrió en los primeros años 70 del pasado siglo la actual calle Escultor Amaya).  Como en Pío Gullón, aunque con menor relieve, pasas por este tramo al lado de continuos escaparates y coloristas carteles con las más diversas actividades comerciales: el lateral del pub “La Gramola” con el precioso rótulo de Mahou de 1890,  la casa de los Quintana Manrique, el estanco con bustos femeninos y hermosas cajas de filtros para el tabaco, la antesala del  bazar chino  “Oriental Dong”, repleta de figurillas, sacos de tierra vegetal y contenedores de plantas; asimismo, por la artesanal relojería de Millas, con sus variopintas esferas, una eco-tienda en situación de traspaso  y la inmensa sala Sesé, donde aparecen expuestos  los más tentadores colchones.
   La casa que fue de  Eleuterio Quintana y Manuela Manrique, en Puerta Obispo 7,  es un edificio humilde, de bajo y planta, el cual, por su antigüedad, conserva la alineación de la vieja calle; en él habitan su hija Albertina (Berta)  y su marido Santiago Pacios, y en sus bajos figuran dos comercios, la carnicería de Goyo y un kiosco-papelería que regenta el matrimonio y que este último domingo de julio, el de los festejos astur-romanos, ha echado definitivamente la aldaba. Eleuterio y Manuela no salieron de Val de San Román, pero adquirieron esta casa para el porvenir de sus hijas.  La mayor, Olimpia, abrió en ella la primera carnicería, adonde  su hermana pequeña, Berta, con quince años colaboraba pelando pollos; desde tan temprana edad, y ya han pasado cinco décadas, ha estado vinculada  a esta barriada de Santa Marta que culmina en la balconada encarada al Teleno. Primero destinó su local a pescadería, con posterioridad a tienda de ultramarinos y, finalmente, a la venta de productos de papelería y golosinas.  Cerrada la empresa textil valura LIMASA, su esposo, Santiago, al quedar sin trabajo, se incorporó a regentar con ella la tienda;  a partir de 1986 con el suministro  de verduras y hortalizas que cultivaba en huertos de Valdespino de Somoza, de donde es natural, y de Val de San Román, y  con posterioridad, desde enero de 1993, en  el actual kiosco.
    Entrar durante años en la tienda de Berta ha sido para mí, y me atrevo a decir  para cuantos en ella comprábamos  periódicos, sobres…, solicitábamos fotocopias,  algo siempre placentero. He de confesar que me gustan estos establecimientos que cubren sus paredes con estanterías donde se acumulan cientos de objetos, posados sin artificio alguno, y que ocupan los suelos si es preciso con productos, en este caso periódicos  y revistas. No recuerdo el olor a golosinas (a los cinco años las dejaron de vender) pero sí tengo dentro de mí el de  la tinta impresa, ese que cuando te acercas a seleccionar tu periódico entre una gran tanda cumple tu olfato; no es otro sino el mismo olor que emana de la máquina que Paco trajina en El Faro Astorgano. La tienda de Berta ha sido una verdadera tienda de barrio. Que estaba Santiago, de la caza, de la que fue maestro, poco podía hablar, de la pesca, en la que también fue diestro, tampoco decía ni pío, pero de la primavera al otoño íbamos comentando cómo crecían sus pimientos y tomates y los míos, si las heladas arrasarían las plantas no enraizadas; y si no, del tiempo, que va cambiando de poco en poco y que cuando llega caluroso, bendito sea, pero si se abanica con el viento frío del norte Puerta Obispo y la calle de Panero  son el aspirador de un gélido embudo.

   En Berta depositan varios vecinos copias de las llaves de sus casas, para  cuando se ausentan o por cualquier urgencia. Es sabedora de las tradiciones  de esta tierra  y devota de la Virgen del Castro, a la que porta, junto a otras vecinas, desde la catedral hasta el Convento para que las monjas la devuelvan pulcra y sin mota del polvo que cubre los senderos desde Castrotierra. Si tiene una pena, llama a las monjas para que pongan una vela. Con sor Carmen, que sale temprano a limpiar la puerta, ha venido conversando en las mañanas, al encaminarse  a dejar en algunas  casas o en el Seminario y el Asilo los periódicos; igual relación mantiene con los demás vecinos, también con los chinos  “que se han integrado en el barrio sin problema alguno, incluso alguna de sus hijas acude al Conservatorio”.  Me reconoce que los tiempos han cambiado, que hubo épocas  mejores; ahora los periódicos digitales y las sucesivas clausuras  o reconversiones, del Instituto Ricardo Gullón, de las aulas del Seminario y de La Milagrosa, han reducido las ganancias. Pero el motivo del cierre es la edad de la jubilación y también estar más al tanto de los achaques que viene padeciendo Santiago, el mayor no poder disfrutar del huerto y del campo.

   Desde el lunes primero de agosto ya no hay periódicos en Puerta Obispo. Como testimonio entrañable de unas personas sencillas y cariñosas, de un establecimiento de barrio, confío perdure por un tiempo el letrero de grandes letras rojas, “Berta”, de otras medianas verdes, “Papelería” y de otras más chicas negras, “golosinas”. Y si algún día lo retiran nadie evitará que permanezca  en nuestra memoria, pues si  Puerta Obispo está jalonada de hechos gloriosos y azarosos, que han sido impresos, no menor importancia alcanzan otros más domésticos, protagonizados por Santiago y Berta  y otros  vecinos, y que nos hacen sentirnos partícipes de un barrio y de una ciudad.

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Fragmento acto de Graduación 2.º Bto. IES de Astorga, 27, mayo, 2016

(Algo sobre la historia de la enseñanza pública, en los niveles de Enseñanza Media y Profesional, de Astorga).

         El ministro astorgano, de Izquierda Republicana, Gabriel Franco, 3.º por la derecha

“Somos herederos de un gran entusiasmo por la educación pública, inexistente realmente en nuestra ciudad antes del advenimiento de la segunda República. El primer instituto que la ciudad tuvo,  al albur de la nueva legislación de la revolución de La Gloriosa, nació en 1869, y para su funcionamiento el obispado cedió aulas en el propio Seminario (su primer director fue Pelayo González, deán de la catedral); estaba patrocinado por el ayuntamiento, pero con una enseñanza de carácter libre; pronto, carente de recursos fenecería, en 1875. La enseñanza profesional (hoy junto a la Enseñanza Obligatoria y el Bachillerato, la razón de ser de nuestro actual instituto), se inició  con la fundación de la Escuela Elemental de Trabajo, en 1931, demandada por las juventudes  socialistas de la Casa del Pueblo; y son el precedente de la Escuela de Maestría, posterior Instituto de Formación Profesional, y, finalmente,  de Secundaria y Bachillerato Ricardo Gullón;  fusionado con el histórico instituto de Bachillerato “Obispo Mérida”, de la calle Los Sitios, hasta  1996 ocupó el edificio del actual Conservatorio. Ambos centros docentes, el "Obispo Mérida" y "Ricardo Gullón",  se ubicaron en un nuevo edificio (calle hoy en día Eugenio Curiel) y en el cercano antiguo Colegio de Sordos (ctra. a Sanabria). En este último, se establecería, asimismo, una residencia estudiantil. 

  El instituto histórico público  fue un empeño del alcalde de la ciudad, Miguel Carro Verdejo, con el apoyo inestimable del astorgano, diputado nacional, Gabriel Franco, que llegaría a ser ministro de Economía del último gobierno republicano, y, posteriormente, como tantos españoles de talento enviado al exilio; se abrió en 1934, en el edificio del antiguo casino (con entrada por la calle Pío Gullón)  con el nombre, acordado por la Corporación Municipal, del sacerdote, profesor y polígrafo Marcelo Macías.  Tuvo corta vida pues cuajado el golpe de estado, fue clausurado en 1937. Ya en la Dictadura, gracias a los oficios del obispo Mérida Pérez (que le dará nuevo nombre hasta 1996) será reabierto en el curso 1944 / 1945. En 1996, como ya se ha dicho, se fusionará con el Ricardo Gullón. Y en este caso sus antiguas instalaciones en la calle Los Sitios servirán para ubicar los actuales Escuela de Idiomas y Centro de Eduación de Adultos Lyda. 

   De toda esta historia académica y profesional somos herederos, con dos edificios próximos y complementarios, los dos esenciales; uno que ya tuvo, como Colegio de Sordos, talleres profesionales, a cualquier hora del día con aromas de exquisita repostería, y con la Residencia donde algunos alumnos han de aprender a vivir alejados de sus casas; al nuevo y más grande lo asiste un gran bullicio, y en él conviven niños desde los doce años, con otros jóvenes, incluso  adultos con intereses profesionales o académicos”.

J.J.A.P. 

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http://www.elmundo.es/ciencia/2016/05/30/574c7dfae5fdea251b8b4600.html. Cabeza de lobo cortada y colgada de una señal.
Artículo de 2015., en que da cuenta de la ruta y la Vía:
http://www.anayatouring.com/escapadas/via-de-la-plata-etapas-pueblos-ciudades/
http://www.anayatouring.com/escapadas/via-de-la-plata-etapas-pueblos-ciudades/ 

31, octubre 2015


UN DÍA IMPORTANTE PARA EL PRESTIGIO DE ASTORGA




Un día importante para el prestigio de la ciudad. De ella se ha hablado estos días en los medios informativos de Santander, a propósito de los actos celebrados hoy para mostrar la gratitud hacia  uno de los grandes poetas españoles de alcance internacional, como es Gerardo Diego; tan encariñado –lo demuestra en sus versos, artículos…– con Astorga y sus escritores. Los actos respondieron a lo previsto: la "puesta a punto" por parte de la concejala de cultura, las intervenciones de los alcaldes de Astorga y de Santander, la interpretación de los miembros de la Banda Municipal en el descubrimiento de la placa conmemorativa; así como  la presentación del libro de Javier Huerta a cargo del poeta Antonio Colinas y la apertura de la exposición relativa a la relación de Gerardo Diego y los poetas astorganos en la casa de los Panero.  Agrada el ver la capacidad de esta ciudad para, con su ayuntamiento, antes y ahora, organizar con gran dignidad actos que la prestigian y realzan su nombre; asimismo, para facilitar, si algún bien se tiene que convenga, su exposición.  En días como hoy –y en otros muchos-  uno se siente satisfecho  con esos  astorganos dispuestos a arrimar el hombro. La ciudad no solo son sus monumentos, sino su memoria, la memoria de los hijos que a lo largo de la historia, con su talento, la han embellecido y engrandecido. Es con ese talento heredado como también se va construyendo el futuro.










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Sábado, 30,mayo, 2015

UNOS ALUMNOS 

QUE YA NO VOLVERÁN AL INSTITUTO...


Cada año, este acto de despedida de los alumnos, que accederán a estudios universitarios o a estudios profesionales, tiene un sabor agridulce. Se avivan las horas compartidas en clase, esa lucha diaria por interesarlos en el conocimiento; el afecto que uno va fraguando, hora a hora, como quien va amasando un pan candeal y espera que salga, finalmente, bien elaborado del horno. Se visten para recibir la banda (simbólica) de graduación como aquellos que se acicalan para acudir a un doctorado Honoris Causa; no requiere menos la ocasión, pues se trata del final de una etapa de su vida, así lo constatan en el ya tradicional vídeo elaborado para esta despedida, pues en él contraponen sus más inocentes fotos de chupete y biberón con las de la juventud del momento presente. Esta tarde pasada decidieron darnos una sorpresa: colocarnos a nosotros también una banda, con un texto alusivo al aspecto de nuestro carácter más llamativo. Las palabras del director, de otros profesores, de los padres, de los propios alumnos, suenan tan pronto graves, como jocosas, siempre serias y al tiempo divertidas. Hay que oír cómo retruena el salón de actos ante cualquier presencia en el escenario, o frase con su miga y su chispa. 

Y, después, cuando los ves en el aperitivo posterior, así, ya con los deberes hechos, desenfadados, con esa vitalidad y expectativa futuras, con la añoranza de otra ciudad más grande y populosa que Astorga, o lejos de los hermosos pueblos que la circundan, quién sabe en qué residencia o piso, sientes una satisfacción teñida de nostalgia: la propia de quien sabe que te dejan algo suyo y se llevan, de uno, al menos una estampa que pronto se convertirá en recuerdo.

(Estas son algunas de las pocas fotos que pude, con mi simple máquina, obtener; la distancia y la luz hicieron imposible el contar con otras).






29, DIC. 2014

Leer a Esteban...


Leer, o releer, a Esteban Carro Celada,  en este cuadragésimo aniversario de su ausencia,  es abrir  nuevas perspectivas y sensaciones de la ciudad. En su virtud, y en la de su hermano José Antonio, personajes, acontecimientos de la Astorga que fue y era, y quizás pueda llegar a  ser, nos permiten salvaguardar y apreciar ese fondo esencial de la ciudad, que se puebla de palabras, y que es el complemento imprescindible para dar vida a sus monumentos, calles y aconteceres.
  Nada a Esteban le fue ajeno en su corta vida: primer divulgador y estudioso de Leopoldo Panero, recreador del camino jacobeo, en la ciudad y en el trayecto de la vía láctea, fabulador de historias noveladas, revalorizador de personajes singulares como Evencio, el Ciego de los soportales, en el que plasmó su propia percepción de una ciudad que pocos como él han logrado captar en su esencia más íntima, esto es, la que sobrevuela lo tangible. Incansable siempre en el gusto por las palabras, por la investigación de cuanto de interés a su conocimiento llegaba, como el estudio de todo ese manojo de documentos  rescatados y a él entregados por José Manuel Sutil, y que ahora hemos conocido, a  través del proyecto editorial “Astorga digital”; en este libro póstumo, Diligencias del Poniente de España, se  nos da cuenta pormenorizada del efímero y complejo empeño empresarial, vinculado a la arriería, por maragatos de Santiagomillas. 
   Hurgador fue, como su hermano,  de las antiguas revistas literarias, y del ambiente en que se desenvolvieron, sin olvidar cómo convirtió las ondas populares en un reclamo bello, sentido, de la ciudad, de la diócesis y de sus gentes. Baste como muestra de su originalidad la recreación en viva voz con un único locutor de  cuantas sintonías es posible percibir en el ascenso por la torre catedralicia  nueva, o rosada, hasta la más alta cumbre, a unos mil metros sobre el nivel del mar, donde goznes, crujidos, pisadas,  choyas, el reloj, el viento..., todo es un cúmulo sorpresivo de sonidos y de visiones. Con la inspiración de Buero, “Historia de una escalera”,  tituló este artificio oral,  en el que van sonando las campanas, la maría de “las sayas maternales”, las pascualejas..., hasta una apoteosis total de sonidos. Testigo es el “Pedro Mato de la vigilancia en piedra, que es sobre todo la tierra conmovida, el ángel cuajado en rojo”.
    Esteban Carro una vez tuvo como público, en la Plaza, a un gran número de astorganos y foráneos, en calidad de pregonero de las fiestas de 1972. Ilustraba el programa de aquellas ferias  el  pintor ya con anterioridad cercano a su persona y valía,  Toño García; quien ejerció su arte, una vez más, como su padre, con la maestría de un buen cartelista, capaz con dos colores y con unos trazos imprescindibles de insinuarnos nuestro folklore y patrimonio. El “Pregón” es todo un equilibrio entre la emoción, la loa y la querencia por cuanto tenemos y somos, y un deseo de modernidad. Como era tan de su gusto,  recreó el ambiente vivido en la Plaza a punto de sonar las doce campanadas, dio vida a estos seres que para nosotros no son inertes, Pedro Mato, Zancuda, Colasa, el propio Palacio, recordó las festividades fundamentales de la ciudad; sin desmenuzar la historia nos hizo sentir orgullosos de ella y relató en un vuelo los pormenores del programa. Y todo ello, en un texto denso, corto y con gran ritmo en su lenguaje.
   Para decir que los textos de Esteban Carro siguen vivos, aludía a que en el “Pregón” constaba un largo párrafo dedicado a la necesidad de batallar por el progreso: “La fiesta es, a la par que un descansillo, una nueva pedalada hacia delante” y se hace necesario “la pérdida de cualquier egoísmo aldeano” y trabajar “por una Astorga llena de modernidad, abiertos sus pulmones a cualquier brisa de progreso, pero conservando ese manantial de salud, este vigoroso ensueño de ser una ciudad amable, al alcance de la mano”. El reto de un auténtico pregonero, oidor de la ciudad, que Astorga mantiene desde siempre: conservar y disfrutar su esencia y mirar sin aldeanismo hacia el futuro.

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17, octubre, 2014

SE LES ECHA DE MENOS

Don Bernardo y don Hortensio, hermanos y almas gemelas: cultos, atentos siempre con todo lo positivo de la ciudad, en alerta siempre para amparar a jóvenes valores. Presentes siempre en los actos culturales o de exaltación de valores locales. Entre otras publicaciones, la de don Bernardo (Velado Graña) “La catedral de Astorga y su museo”, no será fácilmente superada. Fue publicada en 1991, y entonces apostó por unos jóvenes fotógrafos, Imagen Mas, a los que dedicaría en 1995 un elogioso artículo: “Nunca se habían conseguido imágenes tan bellas de la Catedral de Astorga sobre el fondo del Teleno nevado. Nadie nos ha acercado tanto a los ojos de sus singulares bóvedas de crucería. Tardará en ser superado el reportaje grandioso y casi exhaustivo del Retablo Mayor de Gaspar Becerra, con la policromía y el oro de sus figuras”. Así, efectivamente ha sido. Este libro guía de la Catedral cuenta además con unos espléndidos dibujos de Benito Escarpizo. Y es tan solo una pequeña muestra de una ingente labor de la que ya para siempre nos beneficiaremos; cualquiera que se acompañe de él para conocer la Catedral saldrá satisfecho, y deseará volver a ella un día y otro día.








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http://www.libreseiguales.es/




6, julio, 2014


 Años de dolor



                                        José Cabañas, José Antonio Reñones, Miguel García Bañales


La  pasada tarde, en la casa de los Panero,  tuvo lugar la presentación de Los Prolegómenos de la tragedia, segundo tomo,  sobre la historia de La Bañeza en la época inmediatamente anterior a la Guerra Civil, y con abundantes referencias a Astorga. Como era de esperar, escasísimo el público asistente, pues sobre aquella nuestra  trágica historia, no tan reciente, abunda el  desinterés o un preventivo reparo desde la postguerra. Lo cierto es que en Astorga sobre los años republicanos, los de la guerra y la inmediata postguerra, prácticamente estábamos en ascuas. Si bien la intervención principal corrió a cargo del autor, el jiminiego José Cabañas González (que se mostró orgulloso de que su bisabuelo hubiera sido un intermediario en la adquisición de la cerámica de Jiménez como elemento constructivo del Palacio de Gaudí ),  no menos interesante ha sido la presencia en la mesa de Miguel García Bañales. También tomó la palabra, para dar cuenta del intenso proceso de investigación llevado a cabo y de la importancia de esta publicación como referente bibliográfico  José Antonio Reñones, el editor.
  La investigación que está llevando a cabo Cabañas, y que continúa (tiene en perspectiva ya  un tercer volumen), se centra ante todo en La Bañeza y sus comarcas, pero no desaprovecha la oportunidad de añadir un sinnúmero de referencias a nuestra ciudad. Hay que tener en cuenta que hasta 1995 no se abrieron a la libre investigación los archivos militares, donde constan miles y miles de causas judiciales (sin garantía alguna, como se ha de suponer), cuya resolución eran la condena o la ejecución. Concretamente, el cuartel de Astorga, que fue utilizado como prisión en aquellos años, albergó a casi 5000 penados; a día de hoy,  todavía no contamos con un estudio que dirima cuál fue la suerte de esos miles de españoles. Esa es la conclusión más importante que se puede extraer de esta publicación: que viene a paliar el olvido, es decir,  el desconocimiento, de unos años cruciales de la historia de La Bañeza y de la provincia.
   Por su parte, Miguel García Bañales, que ha sido la fuente de información fundamental para Cabañas en lo que atañe a Astorga, ha venido publicando en Astorga Redacción una serie de artículos sumamente interesantes, y no solo porque nos recuerda en ellos  a astorganos, o con vivencia astorgana, que en aquellos terribles años fueron indebidamente fusilados; como  el sacerdote Bernardo, el director del Instituto Curiel, el alcalde Carro, el médico Rivas, etc.; no solo por tal motivo, sino porque al tiempo aparecen retazos de la vida social de la ciudad y de sus aspiraciones, y un deseo de concordia, que es compatible con el rechazo al olvido y con el conocimiento, máxime cuando es nuestra historia, la más cercana.
   





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28, mayo, 2014



25M: España y Astorga

   


  Comentaba el lunes cómo entendía el resultado electoral en el Parlamento de Estrasburgo, y destacaba la importancia de la socialdemocracia para esta nueva etapa que se abre, dado el  cierto auge de los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda. No obstante, serán los dos grandes partidos europeos quienes decidan,  esta vez también,  el futuro de la Unión; es decir, si se encamina la acción de gobierno de la Comisión Europea a restituir los estragos causados, o bien se abre una brecha aún mayor entre los intereses del norte y las necesidades del sur. Del desentendimiento de un interés electoral nacional (del contagio, en suma, de algunas propuestas del  populismo ascendente de extrema derecha), por parte de Francia y de Alemania, y de su sintonía  dependerá, esencialmente, el futuro de Europa. Por ello, el que una tendencia  izquierdista en España obtenga cinco eurodiputados es muy llamativo e interesante en estos lares, pero un tanto irrelevante para la gobernanza europea. 
   Las cábalas actuales de muchos medios , con la proyección electoral, para el Congreso, Autonomías y Ayuntamientos, es pura ficción; por las razones ya manifestadas en el artículo del lunes pasado. No obstante, la situación, aunque con el bipartidismo, que entiendo seguirá imperante, será bien distinta. Dos incógnitas se nos presentan en el futuro inmediato: si habrá una mayoría relativa del PP, y en qué medida será tal,  y el beneficio o perjuicio electoral de la sustitución del secretario general del PSOE. Es evidente que el socialismo español conserva aún un electorado "en potencia" mayoritario en la Nación, y que muchos votos de los que han ido a parar a agrupaciones izquierdistas son papeletas  de rabia y de desengaño. Una nueva y joven generación debería acceder a regir el socialismo español, con un afán plenamente regeneracionista, es decir,  esencialmente "moral" en el cometido público: en el entendimiento de qué han de ser las instituciones, en el destierro de la política como oficina de colocación propia o para los cercanos, en la limpieza en el acceso  a la función pública, en el final de las canonjías al llegar la retirada; con la supresión de tantos organismos superfluos y de tantas duplicidades, etc. Y una idea clara de España,  y de defensa institucional de los principios e historia que la constituyen como Nación. 
   Si ficción decía era el extrapolar sin matices datos de unas elecciones europeas a unas generales, verdadero delirio es el entenderlas en clave municipal; incluso alcanzar pueden el desvarío quienes ejerzan  sus dotes adivinatorias en los pequeños municipios. Una suerte de desvarío he leído estos días en ese traslado de voto a los próximos comicios municipales astorganos. Es cierto que uno se desayuna cada día con mucha comedia virtual, con fotos métricas,  o bien con atriles, mesas y mesillas,  con posturas de frente, de lado y de costado, siempre con  los mismos protagonistas retratados por ellos mismos. Pero dado que en Astorga  es muy clara cuál es la tendencia política mayoritaria, y que son muy diversos los  factores que la pueden alterar, conviene a los aspirantes no hacerse tan temprano la boca agua, sino mantenerla hasta mejor ocasión más bien cerrada y reseca. A todos sosegar puede,  en estos tiempos de tribulación, la lectura de la fábula de Esopo, "Hermes y el escultor", para que la propia vanidad no lleve a nadie a pasar después por terribles desilusiones. 



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26, mayo, 2014 

DE NUEVO, EN EUROPA, LA IMPERIOSA NECESIDAD DE LA SOCIALDEMOCRACIA


1984: Confraternización de Miterrand y Kolh en Verdún (lugar de
 la batalla  más larga entre Francia y Alemania de la 1.ª Guerra Mundial, 1916). 
Finalizados los comicios de las elecciones al Parlamento Europeo,  los medios de comunicación españoles están centrándose ante todo en la repercusión de las votaciones en la Nación; pero, en realidad, lo que aquí ahora importa, no son  fenómenos de impacto,  ante todo televisivo, como fue en su día, en calidad de mimada tránsfuga, el encumbramiento de Rosa Díez,  o bien,  hoy,  la atractiva dialéctica incisiva  de Pablo Iglesias; tampoco  es lo relevante el ascenso contenido de  la amalgama de IU. Este arañazo al PP, y en mayor medida al PSOE, no supone el fin del bipartidismo, porque el número de votantes que acuden a las urnas, la aplicación de la ley electoral,  las peculiaridades propias de esta elección,  nada o poco tienen que ver con el resto de comicios, sean municipales, autonómicos o nacionales. Para concluir con esta interpretación relativa a España: los resultados de este domingo lo que barruntan es un Congreso en la carrera de San Jerónimo con muchos grillos y con desentonado canto. Pero, en fin, todo está por ver, fundamentalmente cómo el PSOE va a resolver una nueva etapa en su dilatada historia.
   Porque, dado el resultado electoral, lo importante, pues, es cómo va a ser la relación, la negociación, día a día,  entre los conservadores europeos (el PPE), y los socialdemócratas (S&D), con sus 212 y 187 europarlamentarios respectivamente, en un Parlamento con 715 miembros. Y guste o no, la clave está en Alemania. Primero porque aún está por ver, dado que en ese país existe un gobierno de coalición entre ambos partidos, si Merkel va a apoyar al luxemburgués, Juncker,  de su tendencia política, o al alemán, Schulz, socialdemócrata, o admitir  una "tercera vía". A la socialdemocracia, que ha deparado tanto bienestar y justicia social  a Europa, aunque sea la segunda fuerza política, le toca desempeñar un papel esencial en el futuro inmediato: frente a la representación cosechada por parte  de los partidos de la derecha extrema, en Francia, Holanda, Gran Bretaña..., que tienen como bandera el considerarnos a los del sur unos paniaguados, y proclaman la insolidaridad europea, cuando no el abandono de la Unión, Schulz  ha de abanderar la solidaridad. Solidaridad para evitar su desmembramiento,  para conservar  un propósito que ha superado las dos guerras mundiales; razones estas suficientes para dar un giro a las medidas hasta ahora aplicadas en la Unión,  y que han creado la desafección, por la repercusión en el bienestar social y en el paro, de españoles, portugueses y griegos, fundamentalmente. Si bien el socialismo ha tenido un serie revés en Francia, en otros países, como Italia, Portugal, Suecia,  o la misma Alemania..., se ha recuperado, y es,  hoy, de nuevo, la fuerza política que ha de defender los principios de una unión de países, con cultura común, de la que España ha salido tan beneficiada, no solo en el aspecto económico  sino también en el aprendizaje democrático y en librarnos de un aislamiento que tanto daño causó a generaciones anteriores como la nuestra. 
  El presidente Hollande, en su valoración del resultado electoral en Francia, pese a la sangría del partido socialista francés, ha dejado clara su vocación europea, como lo fue también la de otros presidentes, Miterrand, Kohl o Felipe González (aquel "inseparable trío").  La “entente” Francia & Alemania se necesita ahora más que nunca. Para que no fracase un proyecto en común, participado por 28 naciones de Europa. 



Helmut Kohl y Felipe González

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Artículo publicado también en Astorga Redacción



El día en que aquellos chicos  rojos empezaron a gobernar Astorga

JUAN JOSÉ ALONSO PERANDONES /

A  las once horas del día 23 de mayo de 1983 el Salón de Sesiones municipal estaba abarrotado, con gran expectación por la elección de un nuevo alcalde; entre el público,  un nutrido grupo de antiguos militantes socialistas, que habían sobrevivido a aquella persecución feroz, que acabó con la Casa del Pueblo y el fusilamiento del alcalde socialista Miguel Carro Verdejo, del médico Cortés Rivas, y de otros astorganos que, como antesala de la muerte, sufrieron la agonía de un proceso  sin garantía jurídica alguna (entre ellos el hijo de uno de ellos aún hoy vivo); entre el público, allí estaban, como si aquel acto, por contradictorio que pareciese, fuese una postrera reparación. Algunos te abrazaban con lágrimas  en los ojos. 

"Faro", 28, 4, 1983. Cuando
los mítines
llenaban las salas;
 hasta con espectáculo
[Img #2237]Sin duda, pasar de dos a seis concejales socialistas en Astorga, en aquel momento, era un éxito. Para que nos hagamos una idea de qué suponía socialmente en nuestra ciudad denominarte “rojo”, os contaré un suceso. Poco antes  de abandonar el cargo, el alcalde anterior, señor Luis González, atendiendo una reiterada petición de algunos astorganos, especialmente de Atanasio Carro, elevó al Pleno la aprobación de sendas calles para el doctor Redondo Flores y el alcalde Carro Verdejo. Unos pocos socialistas, muy pocos, acudimos al acto del descubrimiento de las respectivas placas, pero para mi sorpresa mientras todos (un numeroso público)  fuimos a la nueva calle del doctor Redondo, solo algunos  nos acercamos, con el alcalde, hasta la nueva nominación en la que rezaba el nombre de Carro Verdejo; faltaban pocos días para las elecciones, me hubiera gustado intervenir con unas palabras y con unos versos inéditos pero no fue posible. No se me olvida: la mayoría del público se había quedado  lejos, intencionadamente rezagado. Abandonamos, con amargura, aquella calle que era un barrizal;  gran parte de Astorga era eso, un gran  barrizal: Chapín, Santa Clara, Puerta del Sol, Mesón, Cristo, Bastión, los márgenes de las arterias que abocan a la ciudad, los pueblos del municipio... Barro en las calles y barro en los grifos. Y barro enlodado de intolerancia, sobre todo, en parte de aquella sociedad acomodada en el franquismo. 

La idea de llegar a un acuerdo había sido de Delio Díguele, y a mí, y a mis compañeros, sobre quienes descansaba la responsabilidad de gobernar con un pacto aparentemente irreconciliable, nos supuso un reto difícil;  para mí, francamente,  titánico. Estaba Recaredo, temperamental y con una idea de la política ajena a la nuestra,  cierto es, pero también con algo tan fundamental como nobles sentimientos. Se había presentado con una lista independiente, por despecho, junto a dos concejales a los que también siempre estaré reconocido, Daniel Gallego, que se nos acaba de ir, y Pablo de las Heras. Nadie tenía condena ruin, tampoco financiaciones impropias o cosas semejantes; la comparación de Abel Aparicio me parece, pues, excesivamente forzada, propia de alguien que quiere ajustar cuentas con el partido socialista en nuestras espaldas. 


A las ocho de la mañana del 24, antes de ir para mi trabajo en el Instituto Ricardo Gullón, me personé en el ayuntamiento para tomar las primeras decisiones. El primer documento que solicité fue el correspondiente a la gasolinera que había en Puerta Rey, en Porfirio López;  las protestas por esta instalación  habían sido constantes; urgía su desaparición, pero no iba a ser  tan fácil como podíamos suponer, como ocurriría con casi todo.  Sobre mis espaldas, con total inexperiencia, recaía una gran responsabilidad en el gobierno de la ciudad. Empezaba una nueva época, con una ciudad conmocionada; “¿dónde van estos chicos?”, decían, y en el kiosco de madera de Toño, aledaño a los taxis, se oían frases duras en alta voz, despectivas, porque Recaredo había pactado con los rojos;  para muchos de ellos  aquello era una traición. 

Nuestra legitimidad (quizás mejor que aludir a  carácter institucional), Jáñez, está en las urnas y en nuestro trabajo, honesto y desinteresado, y ha sido  ganada a pulso, año tras año. En otro momento, si procede, tendremos que discutir qué es esa afirmación, mencionada en un comentario, de gobernar preferentemente para la iglesia o para un sector empresarial. De momento, en 1983, lo que la ciudad tenía era escombros en el entorno del ábside de la catedral, la Eragudina totalmente marchita, sin parques, sin agua, con parte de las murallas en ruinas, y con graves infracciones urbanísticas que, de seguir, hubieran convertido a Astorga en un lugar horrendo.  También había un yeep en el que subían a clorar el agua manualmente y  barro, mucho barro. 
     
Fotografías de recortes del periódico El Faro de la época.



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