domingo, 16 de febrero de 2014

¿Las llaves de la Aljama de Astorga?






¿LAS LLAVES DE LA ALJAMA DE ASTORGA?







Manuel Vicent, con esa agudeza y singular estilo que lo caracterizan, dedica la columna de este domingo, a propósito de la concesión de nacionalidad que estudia el Gobierno, a los sefardíes descendientes de los judíos expulsados en 1492.  El símbolo es la llave, la llave que sin duda muchos llevarían de sus casas, junto a su gran conocimiento científico, de la medicina y habilidad comercial.
   La existencia de la aljama de Astorga está exhaustivamente documentada: en la historia episcopal asturicense, en las actas del Hospital de las Cinco Llagas y de diversas cofradías, como detalla don Matías Rodríguez en un apéndice de la Historia de Astorga,  y por un buen número de documentos relativos a las contribuciones exigidas por los reyes. Los dos barrios judíos,  con su delimitación,  que constituían la aljama también son identificables: el asentado tras el Ayuntamiento, en el perímetro de San Bartolomé, iglesia de San Francisco y Jardín (en cuyas inmediaciones se encuentran los restos de la Sinagoga, tal fue el fruto de las excavaciones municipales  en 2005); y el cercano a la Catedral, en el entorno actual de la calle Portería, hasta el alcázar, esto es, el antiguo castillo de los marqueses.
   La falta de documentos conservados, que nos acerquen a quiénes eran, qué cometidos desempeñaban, en suma, su vida privada y social, es una carencia importante para la historia local; cierto es, que no puede considerarse excepcional, pues la persecución, el descrédito que supuso el tener ascendencia de conversos, el ánimo de borrar su huella, fue algo común en el  Reino.
   Conservamos, no obstante, algunas composiciones poéticas de García de Astorga, judío que sufrió prisión y de quien se cree terminó siendo converso (el siempre recordado José Antonio Carro Celada nos dejó una reseña importante de este y otros autores astorganos de antiguos Cancioneros). Vivió en la época de Enrique IV (segunda mitad del siglo XV). Reproducimos la página del Cuaderno 8, del Marcelo Macías, donde se pueden leer dos poemas recogidos por Carro Celada: “A uno que le envió un lechón y lo vendió” y otro.  Por otra parte, ya desde hace unos años, y por impulso ante todo de María José Cordero,  el grupo Sirma, en nuestra ciudad, en otros lugares de España y en el extranjero viene ofreciendo recitales de música sefardí. La foto que añadimos es la de su creación en 1997.

   Ojalá quiera la ocasión que, como el sefardita de Estambul, que nos menciona Vicent,  algún descendiente de los judíos astorganos conserve  la llave de  la cerradura de la puerta que franqueaban sus antepasados. Porque encuentre su cerradura o no, será una llave con una historia en ladino que será de nuestro interés  conocer.




sábado, 8 de febrero de 2014

13, febrero, 2014

UN BUEN MAESTRO 

VALE UN IMPERIO


Un buen maestro vale un imperio. Como ejemplo tenemos a don Matías  Rodríguez Díez (1824 / 1910), que pidió su jubilación al Ayuntamiento a los 70 años, después de haber ejercido en la ciudad 33 como maestro (tuvo otros destinos anteriores)  de la única escuela graduada de niños. Publicó varios libros para la enseñanza de los escolares, que merecieron galardones nacionales e incluso de la Exposición Universal de París de 1889; de lectura, ortografía y prosodia, matemáticas... Fue Cronista de su ciudad querida  y  dedicó su  Historia de la Muy Noble, Leal y Benemérita Ciudad de Astorga, al pueblo, “impulsado por el noble sentimiento de gratitud”. Han pasado 105 años, se dice bien, desde su publicación (elaboró un precedente de ella en 1873), y ningún historiador, ni grupo de historiadores locales, han conseguido continuar su labor. Contamos con multitud de estudios muy valiosos posteriores, con lagunas importantes, sobre todo de los años de la II República, de la Guerra y de la cruel represión posterior (García Bañales está aportando actualmente datos muy importantes); pero nadie, insisto, ha sido capaz de revisar tan ingente obra ni de continuarla a partir de 1909; sigue su Historia siendo  la fuente permanente de la sabiduría local para cualquier ámbito pasado  que se pretenda abordar.   Cada vez que uno coge en las manos un volumen tan bellamente editado, ya con la pátina del tiempo, siente la presencia de un astorgano de nacencia o de adopción extraordinario, de un maestro con sus ojillos gastados que sigue impartiéndonos, cariñosamente,  su lección.