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4/07/2018AA
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El forastero Torra en la fuente
de Machado & Guiomar
No es una anécdota lo sucedido en la ciudad de Sabadell, sino una demostración más de cómo los recursos y poder públicos son utilizados para la desafección, cuando no el desprecio, hacia los valores culturales españoles. En agosto del año pasado fue enviado por el Ayuntamiento a las entidades de esta ciudad un informe acerca de la oportunidad de contar con un renovado callejero, con una serie de propuestas de sustitución, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Este estudio había sido encargado a un cráneo privilegiado de la peculiar historiografía secesionista al uso, de nombre Josep Abad, por parte de la Comisión de Cultura, que preside la miembro de Esquerra Republicana Montserrat Chacón (el gobierno de esta ciudad es un conglomerado, del anterior partido, ICV, CUP, Podemos…).
En muchos ayuntamientos españoles, se han rotulado calles con el nombre de eminentes literatos o artistas, también en Sabadell. Ese tal vecino Abad concluye, entre otros dictámenes, que las votadas, en distintas épocas, por los plenos municipales de la histórica ciudad textil a favor de Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, Mariano José de Larra, Francisco de Goya…, fueron fruto de «un modelo seudocultural franquista». Igual ‘laudo’ suscribe respecto a Bécquer, Moratín, Joaquín Turina… No solo cocea con sus latiguillos a personajes de la cultura; sarpullido le provocan políticos, como Dolores Ibárruri, o conquistadores, en el caso de Pizarro; y escocedura nombres de ciudades ‘castellanas’, hechos históricos o nombres geográficos nacionales.
Dos escritores le resultan al tal Abad especialmente detestables para figurar en las calles de Sabadell, Francisco de Quevedo y Antonio Machado, porque «son hostiles a la lengua, cultura y nación catalanas». Se explaya en consideraciones sobre Machado: «Bajo la aureola republicana y progresista con que se ha revestido su figura hay una trayectoria españolista y anticatalanista». Pero Machado es mucho Machado; reseñado sea sin demérito para ningún otro creador. La reacción ciudadana no se hizo esperar, especialmente en el barrio de Can Rull, donde se halla el mayor número de calles que serían objeto de cambio de nombre. El presidente de la asociación vecinal, Juan Moreno, afirma que «Machado fue el que más nos dolió», y «hay que recordar que Machado murió en el exilio, que eso sí que lo fue, y no lo de Puigdemont». Moreno ya ha organizado dos veladas literarias en la pequeña plazoleta del autor de ‘Campos de Castilla’, con una selección de sus versos.
El disparate, sufragado por el Ayuntamiento, del tal vecino Abad, mereció la atención, y el reproche, de varios medios internacionales; y un gran descrédito para los separatistas. No ha de extrañar, pues, que este asunto surgiera en la primera plática establecida entre los dos nuevos presidentes, el del Gobierno, Pedro Sánchez, y Quim Torra, de la Generalidad, el 22 de junio, a propósito de la inauguración de los Juegos Mediterráneos de Tarragona. Torra se mostró interesado en hablar de la fuente que frecuentaban Antonio Machado, y su segundo amor, la Guiomar de sus poemas, y que finalmente fue identificada por Ian Gibson, dentro de los jardines de La Moncloa, en su biografía sobre el poeta, en 2006. Y aprovechó la ocasión, el pasado día nueve, en su encuentro en el palacio presidencial con Sánchez, para reclamarle una visita a tan poético lugar.
A un personaje que acumula en su personal archivo los calificativos más groseros, despectivos, que imaginarse uno puede, hacia los demás españoles, ¿le importan algo Machado y la ‘misteriosa’, por tanto tiempo, Guiomar? Acaso mostraría interés por saber cómo Concha Espina, la autora de ‘La esfinge maragata’, dio a conocer, en 1950, el epistolario fragmentado de Machado que Pilar Valderrama, Guiomar, puso en sus manos para su publicación, sin autorizarla a desvelar su verdadero nombre…; o por el testimonio de la amada misma, publicado en 1981, después de su muerte, «Sí, soy Guiomar»…
No creo que a Torra le importase en demasía la ‘Fuente del Amor’ sino el provecho que podía sacar de la visita; para su imagen política personal, y europea, de la administración que, junto a otros, con desafío constitucional dirige; como resarcimiento publicitario, en una ocasión única, ante un incisivo y coleante descrédito. No se recuerda que él o alguno de sus conmilitones abriese la boca en Cataluña para denunciar el sectarismo y parcialidad del informe del tal Josep Abad. En los jardines privativos de La Moncloa, que fueron, con más amplia extensión, el parque natural, público, de los madrileños, Torra no deja de ser, pues, un interesado forastero, en las antípodas de lo que para la nación, la cultura, y la dignidad personal, ha significado y representa Machado.
La antigua fuente de los dos furtivos y castos amantes ha perdido la natural vegetación y mucho de su encanto; más parece un estanque, sin el vigoroso chorro que emanaba de su cilindro central. Pero gracias al testimonio vital, al amor y versos del poeta, huésped eterno en el cementerio de Collioure, conservará su contemporáneo simbolismo para los españoles y otros amantes de la cultura universal.
30/06/2018
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La España relegada
Desde principios del pasado año se ha avivado el interés por la despoblación en España. Por una parte, han sido publicados sesudos estudios, han celebrado diversos encuentros las instituciones, y notables narraciones nos han acercado un mundo rural que agoniza. Entre estas últimas, cabe destacar ‘La España vacía’, de Sergio del Molino, sobre un territorio con una población sin posibilidades de renovación generacional, en tierras de Aragón y de la Castilla oriental; con otro testimonio, de impronta oral, ‘Palabras mayores, un viaje por la memoria rural’, Emilio Gancedo abriga el propósito de que permanezca al menos la memoria de una rica tradición cultural, nutrida durante siglos por el cotidiano vivir.
Una de las conclusiones de la sexta reunión de presidentes autonómicos, convocada por el anterior jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, y celebrada en enero de 2017, fue la elaboración de «una estrategia nacional contra la despoblación». No contó entre sus participantes, por primera vez, con una representación de Vascongadas ni de Cataluña. Por mencionar otra iniciativa institucional, con repercusión informativa, el parlamento autonómico de la región de Castilla y León convocó a los colegas, representantes de otros territorios, el pasado catorce de abril, para reflexionar sobre el futuro de la Unión Europea y la despoblación.
No faltan convocatorias, en las que se aúnan el conocimiento y la representación política, como la celebrada el pasado día 12 en Astorga, y que estuvo coordinada por el catedrático Lorenzo López Trigal. Los profesores intervinientes fueron desmenuzando, con estadísticas y análisis solventes, tanto la situación histórica de la despoblación, como sus causas. Dado que comparecieron representantes locales, provinciales y regionales, también hubo algún apunte sobre actuaciones encaminadas a intentar frenar el abandono de los pueblos, o sobre el insalvable, por ahora, reto de implantación en ellos de las nuevas tecnologías. En esta jornada astorgana, mereció especial atención la despoblación que directamente nos atañe; ha estado avalada por la publicación, en 2017, a cargo de la ULE, de esclarecedores ensayos, bajo el título ‘Diagnóstico de la Provincia de León’.
En los ámbitos nacional, regional, incluso local, como podemos apreciar no faltan reuniones, reflexiones, solventes estudios, sobre cómo se despuebla una parte de España, mientras otra acrecienta su número de habitantes. Los datos son tan fríos, como candente y dolorosa la realidad que los sustenta: de los 8.125 pueblos con que cuenta la nación casi 4.000 tienen menos de 500 habitantes, y, de persistir la actual tendencia, la mitad de los existentes en León quedarán deshabitados en un periodo de 20 años. En nuestro propio entorno, en núcleos rurales de El Bierzo, Maragatería, Cepeda… comprobamos, día a día, cómo va muriendo una población, envejecida, y se echa en las casas definitivamente la aldaba; con su negativa incidencia, también, en las cabeceras comarcales. Siente uno que caminamos, irremisiblemente, hacia esa desolación, novelada, de Pedro Páramo, en la mítica población de Comala.
¿Es la despoblación uno de los problemas, fundamentales, acaso el esencial de la España actual? Podríamos convenir que sí. ¿Lo ha tenido o tiene entre sus prioridades algún gobierno de la nación?; ¿y ejerce su responsabilidad en articular, diseñar, llevar a efecto unas actuaciones eficaces, más allá del galimatías y la pirotecnia que suponen las iniciativas dispersas, regionales o locales? Desafortunadamente, no. A los parlamentarios nacionales, y al Ejecutivo, les viene ocupando sobremanera la amenaza de desvertebración por parte de secesionistas, el cómo domeñar una situación que se muestra desbordada por transferencias indebidas y que han provocado una desigualdad entre los españoles cada vez más acusada, en razón de la taifa que se habite.
Dado que la despoblación es una cuestión nacional, deberían ser sus máximos organismos, el Parlamento y el Gobierno, quienes, en primer lugar, abordasen, planificasen, para evitar la desaparición de un modo de vida y una cultura ancestrales. Y que tuviese tal desvelo su plasmación preferente en los presupuestos anuales. Se acaban de aprobar los correspondientes a este ejercicio en el Congreso, con el escarnio de un nuevo privilegio, en inversiones, dotaciones, etc., para unas provincias, Vascongadas, que cuentan con unas prestaciones y nivel de vida muy superior a otras regiones españolas. La despoblación, para cuyo ‘tratamiento’ el Gobierno se había comprometido a presentar un informe en enero de este año, permanece en el limbo.
Ante unos servidores públicos encapsulados en sus parcelitas, la política española transita ajena al significado, y significación, de lo que es una nación; la abocan a caminar sin retorno por una espinosa senda, en la que los problemas que acechan a una parte de los territorios se soslayan, mientras que las peticiones de otros, como provecho oportunista, o de imposible encaje constitucional, son atendidas con una permanente humillación. Se desentienden de la España relegada, de la que no alza la voz y les sirve de ‘muelle amortiguador’.
16/06/2018AA
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Guirao: ¿ministro para nuestra lengua?
La aceptación, por parte de José Guirao, de responsabilizarse de los cometidos nacionales de cultura y deporte presupone, en principio, pese a una legislatura efímera, una gestión esperanzadora. Es un filólogo que ha lidiado con administraciones de distinto signo; posee conocimiento sobre los límites presupuestarios y, también, de los requisitos, farragosos, que se han de cumplimentar en los obligados expedientes de carácter público.
Viene siendo la tónica en el reciente Gobierno el hecho de que los nuevos ministros, comparezcan, con prontitud e intensamente, en diversos medios informativos. De Guirao hemos leído, o escuchado, unos apuntes, con una prudente reserva, de los temas a los que irá encaminado su quehacer. Entre ellos ha destacado la recuperación, como dirección general propia, de la relativa al libro (en su día eficazmente desempeñada por el cepedano Rogelio Blanco) y una mayor atención a las Humanidades, propósito en el que ha de implicarse la ministra Isabel Celaá.
He apreciado dos carencias importantes, entre los empeños por él anunciados: una alusión, siquiera, a nuestra lengua –también de otros 430 millones de hablantes nativos–, el español, y a los archivos. Cierto es que los Institutos Cervantes, que se hallan repartidos por el mundo, están adscritos al Ministerio de Exteriores y que a la Real Academia Española la mandata una fundación con sus respectivos patronos. Pero nuestra lengua es el común tesoro patrimonial; y está bastante desasistida ante las acometidas de indocumentados o litigantes, no pocas veces públicos. En cuanto a los archivos, baste reseñar el más importante, el de Alcalá (AGA): para los no residentes en Madrid, la obtención de copia de documentos es cuestión de meses, y supone un alto coste.
Ha llamado la atención que el ministro Guirao, a la hora de prometer el cargo, se atuviese a la fórmula habitual, sin seguir la pauta introducida por la vicepresidenta Carmen Calvo, del –as / –os, y que secundaron algunos de sus compañeros. La RAE no ha cuestionado esta última elección, pues entraría, la incorporación del femenino, dentro de lo que la docta casa considera como «relevante en el contexto»; no obstante, el uso exclusivo del masculino, alude en esta circunstancia, conjuntamente, a los hombres y mujeres de los diversos ministerios, con independencia de qué sexo predomine.
No ha sido, pues, una ‘perturbación’ para nuestra lengua la anterior diversidad de textos, en la promesa del cargo, por parte del nuevo Gobierno. Sí, en otros muchos casos, en los que el desdoblamiento masculino / femenino es totalmente innecesario, porque resulta ajeno al sistema del español, molesto a nuestro oído y no acorde a la economía propia del lenguaje. Ninguna escritora con crédito, de las que publican narraciones, en periódicos o libros, martillea a uno con ‘esta nociva moda’, por considerar que «el masculino, para referirse a los dos sexos, no consigue representarlos». Esta cita no está extraída de un particular, sino que reza en el folleto, editado en los primeros años del siglo, desde un gabinete ministerial, bajo el título ‘Nombra en femenino y masculino’.
No solo se ha malgastado dinero público, en contra de los criterios de las 23 Academias, en artificios contra el uso genérico del masculino, sino también en la pretensión de que el ciudadano sustituya palabras de uso habitual, incluso afectivo, por otras (alumnado por alumnos, inmigrantes estos días por personas, etc.). Como si la sinonimia fuese una repetición exacta de significados, o bien las distintas opciones para el género gramatical no respondiesen a profundas cuestiones etimológicas y culturales; cuando no, simplemente, por el gusto o repudio para nuestro oído. Acertado ha sido, por ejemplo, que el hablante haya rehusado sustantivos como ‘*cangreja’ o ‘*pioja’.
Otro uso nocivo para nuestra lengua, que cada vez se prodiga más en anuncios, medios informativos, es la ‘invasión’ de anglicismos. Para cualquier hablante, como uno mismo, sin dominio de la imperante lengua extranjera, ha de consultar, en la lectura diaria, de continuo expresiones que cuentan con sus correspondientes, y hermosas, palabras en español. Frente a este deterioro de nuestro principal patrimonio contamos con réplicas, pero sin el debido ‘calado’: recomendaciones de académicos, algún programa como el de RNE, de Pepa Fernández, en la mañana de los domingos, algunas publicaciones, como las de Ignacio Bosque… Carecemos de populares revulsivos, como aquellos «continuos dardos en la palabra» de Lázaro Carreter.
Al ministro Guirao le corresponde el velar por el español, en primer lugar respecto a cuantos ocupan los cargos ministeriales: en el género gramatical, en el uso espurio de la arroba, en el porqué y cuándo han de decir, en puridad, castellano o español, etc. Cada mujer y hombre, del Gobierno, tienen su formación, aprehendida no de cualquier mindundi sino de los ‘sabios’ de su disciplina académica. Obligación suya, dada su primacía social, es respetar y ‘aconsejarse’ de los correspondientes al español, para estima propia y de cuantos en España y en naciones de otros continentes queremos seguir hermanados con las mismas palabras, con parecidos sentimientos.
02/06/2018AA
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Mamadou, un joven africano más
No parece que existan reportajes, en la prensa francesa, o de otros países, sobre la vida de Mamadou Gassama, el joven de 22 años, maliense, que el pasado día 26 evitó la caída al vacío de un niño de cuatro años, desde la terraza de un cuarto piso, sito en el Distrito XVIII de París. Se ha divulgado el vídeo, en el que contemplamos cómo en unos 30 segundos escala las diversas terrazas y, apenas abordada la barandilla final, rescata en un suspiro al niño, que está con su cuerpecillo casi vencido en la parte anterior del parapeto acristalado y con una mano prieta por el vecino del piso colindante; al tiempo, se escuchan los gritos de gente alarmada. También se han prodigado, en mayor medida en las redes sociales, dos viñetas del caricaturista holandés Tjeerd Royaards, en las que plantea cómo los parabienes a Mamadou de los europeos se pueden convertir en odio, si , para igual propósito, en vez de escalar en un inmueble lo hiciese en una valla, con altos espinos, anclada en una frontera.
Otros datos sobre el joven maliense, al que la prensa alude con un epíteto arácnido, el genuino Spiderman, se refieren a la familia del menor, una madre no residente en París, y un padre que ha salido a comprar y se ha entretenido con Pokémon Go; acción esta tan irresponsable, la de dejar solo al pequeño, que le puede deparar dos años de cárcel. Uno puede apreciar cómo el tratamiento informativo en Francia mantiene reserva sobre la identidad del padre imputado y, por supuesto, del niño; en España hubiera sido este acontecimiento un tentador ‘carrete’ para culebrones televisivos. Otro aspecto que ha merecido atención ha sido el institucional: las amables palabras de la alcaldesa, Anne Hidalgo, a través del teléfono, y la invitación, al Elíseo, por parte del presidente de la República, Emmanuel Macron, el lunes 28.
La foto, la más difundida, por las agencias internacionales, de la recepción que Macron otorga a Mamadou, presenta curiosos contrastes: unas paredes cubiertas de tapizados floreados, enmarcados con jambas de pan de oro, al gusto, repuesto, de la emperatriz Eugenia de Montijo; y dos nobles sillas, a tono con la aparente calidez solar del salón. Viste Macron traje y corbata, de color azul, tan presente en Francia y su bandera, y aún parece conservar la candidez de aquel adolescente ‘rubiales’ que se enamoró de su profesora de teatro. Mamadou, en esta atmósfera presidencial de suaves colores y pan de oro, es un personaje, de tan natural, exótico: el color negro, bronceado, de su cuerpo, que domina en el ambiente, apreciado en unas facciones contundentes, talladas, y en unos brazos musculosos; una camisa de manga corta, blanca jaspeada, y pantalones vaqueros. No sonríe, como Macron, al comunicarle que será un francés más, y bombero, como deseaba; no sonríe pues para él tal bondad es un gesto ajeno, hurtado por la peripecia de su vida. Indudablemente, son dos mundos de la Francia de hoy (y de otros países europeos): el refinado y el aborigen, de un nativo y de un africano.
En esta indagación sobre Mamadou poco más he podido hallar, a no ser cómo fue su odisea de nuevo inmigrante y sus parcas palabras, difundidas por algunas cadenas, como la CNN, sobre lo que para él, familiarizado con domeñar la naturaleza, no es una gesta, pero sí una muestra de su cultura ancestral : «Me gustan los niños, no me hubiera perdonado el verlo herido frente a mí. Corrí para salvarlo, y gracias a Dios escalé por la fachada del edificio hasta la terraza. Cuanto más subía, más era mi coraje por subir más alto». De su odisea, se sabe que desde Mali pasó por Nigeria, Burkina Faso y Libia, y allí tomó un barco en el que cruzó el Mediterráneo para llegar a Francia: «Fue difícil, éramos muchos», ha manifestado. Por el periodista y escritor marfileño, André Silver Konan, que dedica un artículo al acontecimiento, para contrastar lo que entiende como dos caras de África, la de sus pobladores y la de sus corruptos gobernantes, he podido saber que el maliense Mamadou nació en Yanguine, pueblo de la región de Kayes. En Mali, antigua colonia francesa, en la presente década la violencia étnica ha supuesto gran sufrimiento para parte de la población; con especial repercusión en los niños, que padecieron secuestros, las niñas violaciones, y ejecuciones de familiares. El 42 por ciento de ellos ha de abandonar la escuela en la adolescencia para ayudar a la economía familiar, con duros trabajos, como el de las minas de oro.
¿Qué ha interesado de este ‘héroe de Francia’?, ¿conocer el discurrir de su vida?; sería una ocasión de oro para acercarnos al devenir de un hombre, de su casa, pueblo y familia; de una sociedad, en una nación, como tantas africanas, de las que tanto ignoramos. La conclusión que nos deja Silver Konan es ejemplarizante: «En África este tipo de actitud ante nuestros semejantes, como la de Mamadou, se cuenta por miles al día; es incluso un epifenómeno en nuestra sociedad africana». Bochorno y vergüenza, el lacerante hecho de que junto al bombo y platillo del rescate del chavalillo, a punto de precipitarse al suelo en una calle de París, el decurso vital de este joven maliense, nada importe, cuando el suyo, que sería aleccionador, no es el de un héroe, sino el de un africano más.
19/05/2018AA
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La hibernación como forma de gobierno en España
No es prioritaria la preocupación, en los políticos nacionales, por alcanzar una mejor, y no zarandeada, educación en España. En los estudios previos a los grados universitarios, contamos con desigualdades en cuanto a la exigencia, en razón de la taifa; existen textos dispares para una misma disciplina, y claramente una tergiversación de nuestra historia en comunidades como Cataluña, cuando no la omisión de los valores culturales de la nación. Así, respecto a las recientes denuncias de los bachilleres castellanos y leoneses por cómo, en una región ‘puntera’, se ven perjudicados en la prueba de acceso a los estudios universitarios, dada la desigualdad en el modelo de examen y temario, después de las típicas declaraciones para escurrir el bulto, nada hemos sabido. Tampoco del informe sobre la manipulación de los contenidos en los libros de texto, demandado por la asociación de profesores Ames (ya hace un año); y, lo más sangrante, verificamos la inexistencia de una investigación propia, por parte del Gobierno (durante su mandato en la Generalidad) respecto a la humillación infligida por varios profesores a alumnos, hijos de guardias civiles, en el instituto catalán Sant Andreu de la Barca.
En lo que respecta a la enseñanza universitaria tampoco ha sido actualidad ninguna propuesta que modernice, y garantice, para todos, un acceso igualitario a la docencia superior. Son asuntos turbios, o de corruptelas, o de influencias, los que han ido sucediéndose, desde la ‘graciosa’, y bien pagada en la ausencia, beca de Errejón, a los másteres o titulaciones de licenciatura, en la actualidad de grados. Para la mayoría de alumnos, trátese de los anteriores cursos de doctorado, o de los actuales másteres, se requiere, en las diversas asignaturas, para su superación, unos trabajos de investigación, y una asistencia a las clases teóricas respectivas. Sin embargo, apreciamos que tal exigencia no es para todos igual, pues Cristina Cifuentes, o Pablo Casado, han demostrado su sabiduría sin cumplir todos esos requisitos habituales. Respecto a este último político, no puede evitar uno el sorprenderse por el hecho de que, al tiempo que desempeñaba el cargo de diputado en la Asamblea autonómica madrileña, fuese capaz, después de años un tanto infructuosos en el Icade, de superar en menos de un semestre, en el Centro Cardenal Cisneros (dependiente de La Complutense), la mitad de asignaturas de una titulación en Derecho. En realidad, un talento o lumbrera así es una pena que se desperdicie en los fangosos lodos de la lucha política.
A la palestra han ido saliendo, por los casos mencionados, una serie de profesores, de responsables de curso, a los cuales la justicia puede que no deje bien parados. El anterior director del Cardenal Cisneros, Pérez de Vargas, afirma que Pablo Casado llegó «cobijado o ayudado por las autoridades de la Comunidad de Madrid»; difícil será el demostrarlo, si así sucedió, y si sucedió debería haberlo denunciado, o evitado, cuando desempeñaba su alta función. En todo caso, sí que importaría el conocer cómo accedieron los que fueron sus profesores a su plaza docente, y si la obtuvieron en un proceso público, con igualdad de oportunidades para otros posibles aspirantes, o bien de forma privilegiada por medro político o amiganza. Aunque puedan parecer temas estos, menores, incluso anecdóticos, son síntoma de algo más profundo, que hunde sus raíces en unos hábitos propios de una sociedad que aún no ha desterrado vicios decimonónicos, que no son otros que el de buscar ‘influencias’, o bien tejer una ‘red clientelar’; es una maraña que perdura por la renovación, en el insano hábito, de cuantos se van incorporando al clan.
Más allá del inmoral provecho que algunos ciudadanos obtienen, para su promoción académica, profesional, o dádiva en fundaciones o similares, durante su paso por las sedes políticas, tenemos los españoles un verdadero problema, porque unos y otros partidos (en alguno más intensamente), cuentan con representantes ‘peculiares’, los cuales entre lo que dicen y lo que hacen hay un abismo. No faltan cada pocos días un santo varón, o una beatífica mujer, del ámbito político, sin titular porque aquellos asuntillos con los que venían zahiriendo a sus contrincantes forman parte también de sus anteriores o nuevos pecados. Ni solo son estas cuestiones relacionadas con la educación las que nos van sorprendiendo; hay otras de gran calado que afectan a la concepción misma de nuestra nación y a su dignidad, es decir, al respeto que desde los poderes existentes por la Constitución se nos debía de garantizar; en esta España, que hemos de reconocer como plural, pero no como provechoso alimento, en las formas y en la nutrición, para aquellos que pregonan pertenecer a una raza que precisa de exclusiva pitanza.
Tal deterioro no es fruto de un día, pero da la sensación de que suponen mucha ‘tela’ para los que están colocados en la cúspide política, de gobierno o de oposición. Problema tras problema, se van acumulando, sin ninguna resolución satisfactoria; mientras, el ‘discurseo’ se templa o enerva, como si habitásemos en un corral de gallos acechantes, y los problemas permanecen en el limbo de la hibernación.
05/05/2018AA
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El profesor Lledó y la decencia
En la caldeada actualidad española, los que gobiernan buscan cómo escabullirse ante la inevitable quema que provocan los acontecimientos; y los que carecen de mando hurgan hasta donde pueden, para sacar tajada de la situación.
Así, no deja de ser pintoresco que un ministro, cuyo Ejecutivo es responsable de la Generalidad, pretenda endilgar al ejemplar juez Llarena el investigar si las facturas que su ministerio abona se corresponden con lo verdaderamente solicitado (más allá de la apariencia formal), y servido, o bien ha habido camuflaje por parte de los gobernantes secesionistas. No peca este ministro de inocencia, por tanto lógico será que barruntemos que alberga más que un descuido una oculta intención, de paños calientes. También causa bochorno el hecho de que, ante un fallo judicial, por unos abusos detallados por parte de cinco mangantes (mangantes y algo más), los políticos ‘visibles’, salvo excepciones, cuestionen el veredicto emitido por una magistrada y un magistrado (el tercero, con su voto discordante no decide), sin encomienda alguna, y se erijan en prebostes de la interpretación de las leyes vigentes. En este ultrajante suceso, no anda manco tampoco el ministro del ramo, Catalá, para no verse arrollado por la protesta en las calles, con la treta de desviar la atención hacia una misteriosa incapacidad del juez discrepante.
Otros ingredientes de la salsa política han sembrado el regocijo, por tan caudalosos, de los informadores: los currículos inventados, las becas amistosas, el regalo de títulos y pequeños robos en establecimientos. En la medida en que van desapareciendo de la brega política personas cualificadas, esto es, con una trayectoria de formación y de trabajo estimables, aumentan los postulantes. Algunos elaboran su currículo con tal arte que, aunque carezcan de diploma más allá del de bachiller, ornan sus merecimientos con rimbombantes títulos de asistencia a jornadas, y denominaciones como esas de «cursó estudios de…, técnico de…». Estos días algunos han hecho limpieza en las redes, de su historial; otros se han adelantado a pedir disculpas, antes de que salten a la luz pública sus mentirillas, y no falta quien, para no sufrir prolongado bochorno, como el diputado gallego, Merlo, se fue para su casa.
Ahora bien, casos descarados, los del podemita Íñigo Errejón, con su beca, y la popular Cristina Cifuentes, con su máster; lo del hurto cremoso de esta última en el supermercado lo dejamos, con su mención, ya despachado, pues está inmerso en una suerte de hampa política familiar. No le faltan a estos dos, con sus affaires, concomitancias, como la amistad de los inmediatos: el catedrático de la universidad malagueña, la mano falsificadora en el máster de la Rey Juan Carlos; si uno obtuvo una beca denominada ‘pública’, pero como un guante ajustada a su currículo, y pudo disfrutarla, ‘estando sin estar’ a cientos de km, la presidenta madrileña tampoco precisó presentarse en las aulas para su máster, ni cumplir obligaciones y plazos comunes para los demás aspirantes. A la hora de las responsabilidades también están hermanados, pues si los beneficiados son ellos, aparecen como señalados los directores de sus cursos. El catedrático y diputado podemita, Montero, salió tan solo arañado del trance, con un apercibimiento, y Errejón, al no solicitar la renovación de su contrato, con el expediente que le fue abierto en la UMA en suspenso. Cifuentes, se vio obligada a dejar su cargo, y el juzgado habrá de resolver sobre los pormenores de su máster, para lo cual ya han empezado las citaciones.
En la viciada actualidad española, ante asuntos como este último, el profesor Emilio Lledó renuncia a la distinción, de la medalla de oro de la Comunidad madrileña, propuesta por el grupo socialista en la Asamblea autonómica. En diversos medios ha manifestado que era un galardón que sí le agradaría el recibir, porque «Madrid es una ciudad abierta que lo acogía», pero su renuncia era inevitable, dado que «la característica esencial de la política desde hace 25 siglos es la decencia». No es la primera vez que el académico Lledó clama por la decencia como virtud esencial en el ejercicio de la política. Por ir a tiempos cercanos, en septiembre de 2016, durante el acto de imposición de la medalla de oro, que le otorgó la Universidad de Barcelona, manifestaba que «la decencia es un concepto fundamental; es la entrega a unos ciertos ideales, que se juntan con los ideales tuyos y de los demás en función de una determinada colectividad que tiene que fluir su vida en libertad…». Y también recordaba que para Kant, únicamente por la educación llega el ser humano a ser humano.
Este miércoles, festividad del Dos de Mayo, otros premiados acudieron a la recepción de su medalla en la Real Casa de Correos (de ilustrada arquitectura, con el remate del reloj del cabreirés Losada, acompañada por su primera hermana, la casa del maragato Cordero). El ambiente fue gélido, con las sillas vacantes de los presidentes anteriores, a excepción de Leguina, y con una repercusión informativa volcada en cotilleos de patio de vecindad. Lo contrario del positivo mensaje del profesor Lledó.
21/04/2018AA
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Hermanamientos
La idea de promover el acercamiento entre las ciudades surgió en Europa poco tiempo después de finalizada la Segunda Guerra. Latía en tal propósito el establecer, entre los distintos pueblos, lazos de unión permanentes y actuaciones de beneficio mutuo. Este 2018 se cumple, por otra parte, el vigésimo aniversario de la implantación del programa de hermanamiento por parte de la Comisión Europea; sin duda, una excelente iniciativa, en conjunción, para los jóvenes, con el intercambio universitario Erasmus. El resultado ha sido para los europeos, y especialmente para nosotros, los españoles, fructífero, de tal suerte que, subvencionados o sin ayuda económica, estos actos de amistad de unas poblaciones para con otras, de distinta nación o de la propia, se han intensificado en España durante la época democrática; merced a tal impulso y a la nueva consideración de la ciudad como lugar de convivencia y de anhelo cosmopolita.
Suelen tener los discursos de los intervinientes en estas celebraciones un doble significado: por una parte, un repaso histórico de los hechos que han unido, o enfrentado, a los pueblos; y por otra cómo trasladar al presente los vínculos en su día establecidos, para alcanzar una Europa y un mundo solidarios y en paz. Es costumbre el dejar constancia para las generaciones venideras de esta confraternización o hermanamiento, bien con lápidas conmemorativas, nominaciones de calles, publicaciones, incluso exposiciones orientadas a la difusión turística o a la promoción de la industria local; en algunos casos la relación perdura en el tiempo, con intercambios a través de estancias de los escolares, que tan aleccionadoras resultan, o entre la vecindad. Cualquier población española cuenta en su haber con una dilatada historia, base suficiente en su devenir, en suma, para establecer relaciones con otros ciudadanos del mundo.
Cierto es, también, que algunas ciudades, dados los distintos avatares por los que ha pasado nuestra actual civilización, han tenido especial relevancia. Astorga, bien puede ser un ejemplo, que no excepcional, de este deseo de afirmarse con el establecimiento de amistosas relaciones, y de contar con nuevos cauces para la difusión de su acervo cultural y patrimonial. Las iniciativas, durante décadas, hasta ahora establecidas, han tenido como pretexto su relevancia en las calzadas romanas del oeste peninsular, el ser punto esencial del Camino de Santiago y término de la Vía de la Plata, la intensa emigración de los comarcanos a América –que tuvo lugar en el tránsito de los dos siglos pasados–; la vinculación con Cataluña, a través de Gaudí, y la Guerra de la Independencia; y, asimismo, el antiguo Sáhara español, por el acogimiento familiar, temporal, de niños o adolescentes de esta vergonzosamente ‘entregada’ posesión española. No son temas menores, sino que por su enjundia permiten acercar a los astorganos su historia bimilenaria, y apreciar cómo, al igual que los habitantes de otros pueblos, son y les corresponde ser, ante todo, ciudadanos del mundo.
En este sentido, oportuna ha sido la iniciativa del ayuntamiento astorgano, promovida por el alcalde, Arsenio García, de llevar a cabo este jueves, 19, un acto de homenaje a los irlandeses que, al servicio del ejército napoleónico, murieron en el asalto a la ciudad el 21 de abril de 1810; se cree que fueron enterrados en una fosa común, en las cercanías de una de las puertas de acceso al recinto amurallado por su parte norte, la Puerta de Hierro. Muy próximo a ella, en todo caso, existió el antiguo cementerio, frente a la plazoleta que linda con el Hospital de San Juan. A los diversos actos organizados, para tal efeméride, acudió la embajadora de Irlanda Síle Maguire, la cual, como el alcalde, tuvo palabras certeras para recordar un pasado de guerras, felizmente hoy superadas en Europa; mas sin pasar por alto la necesidad actual de reforzar un sentido de hermandad y pacifista, porque vivimos unos momentos en los que al acecho están la segregación y los nacionalismos. En el parque del Aljibe, a través de sendas lápidas labradas por Benito Escarpizo, ha quedado constancia de este acontecimiento, con pertinentes textos en las dos lenguas, inglés y español.
Son los propósitos anteriormente mencionados lo que verdaderamente importa, máxime en una Europa que está saliendo malparada por los costes de la crisis económica para los jóvenes y los humildes; incapaz, por lo demás, de articular una respuesta conjunta respecto a la migración sobrevenida por el hambre, las persecuciones o las guerras existentes en diversos continentes. No debemos obviar las acometidas a su unión, e incluso el surgimiento de nuevos partidos populistas y xenófobos, que aprovechan las anteriores circunstancias para proclamar una presunta discriminación padecida por los nativos, y así ir ganando adeptos en la rabia del descontento; y ello con un preocupante retroceso de la socialdemocracia, que tanto progreso y avance social ha deparado a los europeos. Por eso, celebrados deben ser cuantos actos de confraternización o hermanamiento se han llevado a cabo entre los pueblos, y aquellos que en un futuro próximo se puedan efectuar.
07/04/2018AA
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España en combustión
Puede causar, ahora, sorpresa el hecho de que tantos problemas ‘salten’ a la actualidad. Pero los episodios continuos de la secesión por parte de los independentistas catalanes, la bochornosa humillación y agravio para con los demás españoles, por su insolidaridad, ante los nacionalistas vascos, que el Gobierno ejercita; lo que parece favoritismo, con la presidenta madrileña en la obtención de su puesto de trabajo en la Universidad Complutense, y por parte de la Universidad Rey Juan Carlos en lo que respecta al otorgamiento de un máster, todo ello no es síntoma de sucesos inmediatos, sino la constatación de que la política española, en la era democrática, arrastra antiguos vicios y dejaciones, hasta tal límite, que ha entrado en combustión. Aparte, los casos de corrupción precedentes de partidos políticos y de algún miembro de la Corona, u otros nuevos, que se van juzgando en los tribunales o se juzgarán.
En Alemania, el tribunal de Schlesvig ha estimado este jueves, en contra del criterio del fiscal, que el expresidente de la Generalidad, Puigdemont, si bien no puede ser estimado como un perseguido por sus ideas políticas, pese a que es cierto que prevaricó al servirse del dinero público para una ilegalidad, sin embargo, no puede ser considerado como el causante de una violencia extrema, capaz de doblegar al Gobierno de la nación. De esta suerte, el que este expresidente no haya sido acusado en principio –pues se verá si hay recurso– de alta traición o rebelión, pese a los cargos anteriores, dará a los secesionistas alas para poder transmitir a la opinión pública la falsedad de que no hay causa, es decir, que la justicia española es arbitraria y que la europea no ve delito grave que imputarle. Para ello cuentan con decenas de medios informativos y de asociaciones, apadrinados con cuantiosas subvenciones públicas, los cuales, bajo el paraguas de un pretendido acicate cultural, han fomentado el independentismo desde hace décadas; y, por supuesto, con el ‘manejo’ de los públicos al no aplicarles el 155.
El 23 de noviembre de 2017 el Congreso aprobaba la llamada Ley del Cupo Vasco, para el cuatrienio 2017 / 2021, que supone privilegio, para la región con la segunda renta más alta de España. Los dos grandes partidos nacionales votaron a favor, también los de índole secesionista y el conglomerado podemita. El PP se ganaba así el poder contar con los cinco votos del PNV (ahora condicionados a la suerte del secesionismo catalán) para aprobar los presupuestos, y el PSOE el confortar a los socialistas inmersos en el gobierno vasco, en detrimento de uno de sus principios, cual es la defensa de la igualdad para todos los españoles. Hasta tal punto estamos acostumbrados a ver cómo los nacionalistas (ora los peneuvistas, bien los convergentes) ‘chalanean’ con los ejecutivos nacionales minoritarios, que apenas sorprenden estos tratos de favor, y se disculpa el que los dos grandes partidos no alcancen necesarios acuerdos, por un sentido elemental de estado –cuando otras naciones como Alemania sí lo practican–. Incluso algún expresidente exige al actual un comportamiento del que él renegó.
En lo que respecta a la universidad, la transferencia de tal competencia a las autonomías y la aprobación de la LOU en 2007, que sustituyó, para el acceso del profesorado, la oposición por la acreditación, lejos de deparar resultados positivos, ha conllevado a una institución tan fundamental para el desenvolvimiento educativo, cultural y económico, a una creciente endogamia y a una intromisión política en ocasiones nociva. El espectáculo al que asistimos, por el máster otorgado a la presidenta, señora Cifuentes, por parte de la URJC, no es más que un cuadro de un bufonesco sainete, que demuestra hasta qué punto puede viciar el poder político las instituciones. Falta en España el hacer un recuento de cuántos se han servido de su cargo para ascender en su carrera profesional, ya se trate de organismos públicos, o bien otros, aunque privados, dependientes de las anteriores.
Apremian estos y otros problemas que se han ido acrecentando en España. Frente a esta implosión, el enredo para acentuarlos y obtener cosecha de votos es lo que guía la actual acción política. Sobre el señor Llarena, un juez leal a los principios constitucionales, ha recaído, por el deterioro fraguado, y día tras día, el sostenimiento de la unidad de la nación; y todo ello con un costo personal y familiar que hubieran resultado imposibles, sin tanta permisividad. Resulta ‘sorprendente’ que los tres partidos proclives a la legalidad aún no se hayan reunido para proponernos a los españoles una reforma constitucional –esta sí que es urgente–, en la que se contemple que se pueden defender ideas independentistas, pero nunca el horadar la legalidad y que ello conlleve la inmediata inhabilitación. Uno imagina la sorpresa que pueden haberse llevado unos jueces alemanes, al leer una retahíla sucesiva, prolongada, de desafíos a la Constitución española, y que los causantes de los mismos hasta puedan concurrir a la presidencia de la Generalidad. En Alemania y en otros países de la Unión no hubieran tenido ‘recorrido’ alguno.
24/03/2018AA
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La solidaria sorpresa de Ingvar Kamprad
Hay personas que de la nada llegan a fundar emporios comerciales y alcanzar una de las riquezas más importantes del mundo. Una de ellas es el sueco Ingvar Kamprad, que comenzó negociando con la reventa de cajillas de cerillas y finalizó su vida con una empresa constituida por 412 megatiendas y 155.000 empleados, distribuidos por los cinco continentes. Tuvo la visión de establecer la fabricación de piezas sueltas, para el montaje, por el propio comprador, de los muebles y decoración de su casa, a precios muy competitivos. Su principal activo propagandístico es un catálogo impreso, con una tirada de 211 millones de ejemplares, de más de 330 páginas. El logotipo de la casa responde a la austeridad y esencial diseño, características propias del talento de tan singular empresario: un rectángulo con un óvalo en su interior amarillo en cuyo interior figuran letras de trazo grueso, de color azul, como en el resto de la marca comercial. A la hora de escoger las iniciales de la sigla, unió las de su nombre, IK, a las de la tierra de su infancia, EA; concretamente, a la granja familiar, Elmataryd, y al pequeño pueblo cercano, Agunnaryd.
No fue Ingvar gustoso de la servidumbre pública. De entre las pocas manifestaciones de su vida, las más significativas fueron para pedir disculpas –lo hizo en carta a sus empleados– por haber simpatizado en su juventud con el partido nazi. Aunque su fortuna no dejó de crecer, defendió su estilo de vida, el aprehendido en su infancia, opuesto a su gran riqueza. El diseño de los muebles de Ikea, como su proceder en el consumo diario, son todo lo contrario del inútil despilfarro. Lo que tanto sorprendía, para él era norma de vida: adquirir su ropa en los mercadillos, viajar en clase turista, comprar productos a punto de caducar, llevarse los sobrecillos de azúcar o de sal no consumidos… De lo que consideran una tacañería han sacado fruto dibujantes y humoristas, pero a él siempre le importó la opinión ajena un rábano. Declaró a la revista Forbes que el mayor secreto de su éxito empresarial radicaba "en estar cerca de la gente sencilla, porque en lo profundo yo soy uno de ellos"; esta fidelidad fue siempre la pauta de su comportamiento.
Las cábalas sobre el contenido del testamento de Ingvar Kamprad, una vez fallecido el 27 de enero, han sido constantes hasta el martes, 13, de este mes de marzo, fecha en que se ha hecho público. La sorpresa ha sido grande, no tanto por la asignación del 50 por ciento de su patrimonio a los tres hijos habidos en su segundo matrimonio, y a la hijastra del primero, como por el destino mandatado a la otra mitad de su fortuna. Para la comprensión de tal decisión, es necesario reseñar que Suecia no es como los países europeos mediterráneos, en los que la riqueza se concentra en el norte, mientras el sur es más pobre; pero comparte un mismo problema. Su territorio septentrional está prácticamente despoblado, por las duras condiciones climáticas; así, la densidad de población de los nueve millones y medio de ciudadanos suecos es muy dispar: un habitante por km2 en el norte, mientras que en el sur, donde se hallan la capital y las principales ciudades, es de 140.
Ingvar ha sido ciudadano de la provincia sureña de Smalandia, pero en su larga vida cada vez se interesó más por el norte y centro de Suecia, la región constituida por nueve provincias, sin rango administrativo, conocida como Norrland. Le preocupaba su migración, y los más cercanos recuerdan cómo manifestaba su deseo de "hacer posible que la gente joven contase con medios de vida atractivos para que no la abandonase". Para ello tomó la determinación de destinar, en su testamento, el 50 por ciento de su fortuna a remediarla, a través de la fundación ya por él creada, con fines sociales Un mecenazgo, aun de esa categoría, no va a solucionar definitivamente, ni en Suecia, ni si hubiera sido el afortunado otro país europeo, la despoblación creciente de las áreas rurales. Pero sí que es una llamada de atención para cuantos manejan la hacienda de la UE. Y qué decir en lo que concierne a nuestros responsables públicos, cuando la despoblación afecta a veintidós provincias españolas. Entre ellas, León, que ve mermar cada año los habitantes del 71 por ciento de los 1400 pueblos de su territorio; 65 cuentan en la actualidad con menos de seis habitantes. Lo cual tiene su repercusión en las cabeceras de comarca; un ejemplo podía ser Astorga, que en la década 2007 / 2017 ha perdido casi mil vecinos (de 12.139 a 11.153), y aún le espera, si no surge un incentivo imprevisto, un descenso mayor.
La despoblación en España debería ser un tema primordial de propuestas, por parte de los diputados, senadores, y toda esa retahíla nueva que se ha incorporado a los distintos parlamentos. Pero para ello, como para otras cuestiones, hoy en día de bochornosa actualidad, es necesario superar, armonizar los intereses y mendacidades de las actuales taifas existentes. En suma: tener como propia la nación, los derechos comunes de su ciudadanía. Ingvar Kamprad, con su solidaria aportación así sintió Suecia, su patria.
10/03/2018AA
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La estambre del español paño
En el Val de San Lorenzo perdura el método artesanal de la fabricación de paños: sobre una urdimbre o estambre con los hilos verticales bien tensos, la lanzadera con su insertada canilla va desplegando en la misma otros horizontales que constituyen una trama, la cual puede albergar distintos dibujos y colores; ultimada esta labor, a continuación se efectúa el pisado o batanado, y, finalmente, escurridos, se cuelgan en los estiradores.
Los valuros gustan de fabricar hermosos paños, con dibujos tradicionales o con los que pida el comprador; y, a buen seguro, dado el conocimiento artesanal, ancestral, que los mismos albergan, junto a su calidad y armonía, nadie osa su destrucción; y si a algún mentecato le diese por tal ventolera, experimentaría la resistencia a sucumbir de su estambre, y se le escocerían las manos en la deshilachada trama. Tan perverso afán, aunque parezca mezquino, sufre el más preciado y por la colectividad disfrutado, el español paño; al que no le negaremos su singular belleza, extendida en el azul de los mares que lo circundan. Pese a tanto lustre y esplendor, no escasean quienes se afanan en su descomposición, y ponen a prueba su resistencia, ocasionándole daños materiales, también morales.
Porque hay que ver cómo está el paño español, a fuerza de acometidas, y dejadez de los encargados de su custodia: no solo deteriorado, sino burlado como el conjunto de la ciudadanía. Es la consecuencia de una serie de gobiernos que legislatura tras legislatura no cuidaron la consistencia de su estambre, antes bien, lo zarandearon en forzada almoneda para poder continuar detentando el gobierno, ante la falta de sentido de Estado propio y de los contrincantes. Así sucedió con la transferencia sin reserva de servicios fundamentales, la educación, la sanidad…, de tal suerte que se acentúa cada vez más la desigualdad, en razón del territorio, entre los españoles. Todo un rosario de agravios podrían ser enumerados en dotaciones esenciales. Estos días es noticia lo perjudicados que se encuentran los bachilleres de Castilla, de León, en lo que concierne a la selectividad o Ebau, dado que la exigencia académica (solo hay que comparar los exámenes) en esta autonomía, si bien es mayor que en muchas otras, no produce efectos en una global calificación. Algo tan sencillo y razonable como debería ser una prueba nacional armonizadora, aparece como una propuesta que despertaría un levantisco avispero.
Se podría esperar de los partidos, y más de los que se ‘autotitulan’ como progresistas, una preocupación por analizar el decurso de las ‘históricas’ causas que han llevado a diferencias sangrantes entre los ciudadanos, a deteriorar la hilada trama nacional, según testifican los más diversos análisis; trátese de los efectuados por bancos privados, universidades públicas o el propio Instituto Nacional de Estadística. Sufrimos los españoles, además de un alegre festín de cargos y ‘carguetes’ superfluos, con el consiguiente sobrecosto para nuestra cartera, dificultades que antes no teníamos. Como las despreciativas para trabajar en organismos públicos de todo el solar patrio en condiciones de igualdad; o las antojadizas en lo que atañe a la contribución impositiva esencial. Entre los territorios tampoco existía la actual, desleal competencia. Aún menos se apreciaba disparidad, según las regiones, en el empleo público para cometidos semejantes; o en la asistencia por el desempleo. Fue costumbre de las autonomías, cuando recibieron transferencias, incrementar con un plus los salarios de los funcionarios, para que no "hubiera contestación"; hoy en día las diferencias en las nóminas para igual desempeño han llegado a ser notorias, no solo en los cuerpos de seguridad del Estado, sino en los demás ámbitos de la administración.
Bien sabemos que a toda prenda de lana poco aireada la acometen las larvas de las polillas, para merendarse la trama de sus hilos. A su merced está España, tal y como se constata: ante un panorama de descrédito por un pasado no ejemplar, o por incapacidad, que viene afectando a la monarquía, y a partidos políticos, por lo demás carentes de perspectiva, a no ser la suya propia, las larvas están sumamente activas. Y a medida que se les permite ir engullendo su alimento, van dejando agujeros en el español paño. Interpretan, en el entretanto, para encandilar a su parroquia y agobio del resto de la vecindad, una chirriada opereta, bajo la batuta de Forcadell o de Torrent, en tierras patrias; o, en la mansión bruselense, el aguijoneador Carles, de sobrenombre ‘Puigdi’, con el cencerro.
A la pretendida enseña de la legendaria batalla de Clavijo, custodiada en el ayuntamiento astorgano, ya no hay manera de enlazarle la continua trama en su urdimbre, ni con el embrujo de las Cantaderas, porque un día sí y otro también, en otros tiempos, le recortaron impunemente trocitos, para agraciar a nobles visitantes que demandaban obsequio tan preciado. El estambre del español paño es más resistente, pero llegará a sucumbir de continuar la proliferación de tantas larvas por no evitar la reproducción de tanto capullo.
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24/02/2018AA
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La España esquivada
Así se muestra España: esquivada en sus símbolos, y en su nombre y en el de su universal lengua. De vez en cuando, alguno de ellos saltea en la actualidad. A la cantante Marta Sánchez, el pasado sábado, le apeteció para cerrar, en el Teatro de la Zarzuela, la celebración del trigésimo aniversario de su carrera profesional, cantar una versión del himno nacional, que había suavizado, durante su desencantada estancia en EEUU, en una suerte de balada y con texto propio.
No es la primera vez que esto sucede, sino que, al ser el ‘Himno’ o ‘Marcha Granadera’ uno de los cuatro del mundo sin letra, han surgido espontáneos esporádicos, deseosos de cubrir esta carencia: Marquina, Pemán, Juaristi, Sabina…. El intento de definir una esencia española ha sido el motivo de inspiración: el paisaje, con el cielo azul, el sol, los valles y el mar; nobles valores, como la dignidad y la igualdad… Ninguna de las anteriores composiciones ha perdurado. En el caso del himno de Marta Sánchez, por la andanada secesionista que vivimos, la repercusión ha sido sonada; y ha ocasionado inmediatas réplicas, ante lo que consideran un patriotismo ñoño, por aficionados vates, entre ellos Quequé y Carlos Latre.
En tanto en otras naciones su himno es respetado por los ciudadanos, en España es denigrado en los estadios, con grandes silbidos, por parte de unos espectadores inoculados de rabia separatista o energúmena. Que tienen su respuesta por el resto del público tatareando sonoras sílabas para seguir su compás. El griterío, finalmente, es inmenso. Se mantiene la costumbre, en varias poblaciones, de interpretarlo en la apertura de las fiestas, u otros actos significativos, por ejemplo a la hora del Pregón, pero no se guarda el debido silencio por parte del público que asiste de pie, y aún menos por cuantos se arrellanan en las terrazas.
En los edificios públicos, salvo excepciones, ondea la enseña nacional, con o sin escudo en su paño rojo y amarillo. No faltan virreyes, del norte y del este, que solo se acompañan en sus comparecencias de la suya cantonal, y que eliminan la española de las estancias de su urdida ínsula. También te encuentras con otras gigantes en lugares destacados de algunas ciudades, lo cual no deja de ser una desmesura y un contagio norteamericano. La reacción ahora de muchos españoles, ante el embate separatista, al colocar la ‘rojigualda’ en los balcones, es excepcional y surge como contestación al banderado afán de los catalanes.
En edificios nobiliarios se conservan multitud de escudos; no digamos en iglesias y catedrales; son representativos de los estamentos sociales preeminentes de pasadas épocas, y de gran calidad artística. Unificada nuestra nación, un escudo la representa. Cuál es su significado no es algo muy conocido; pero, en realidad, estampado en el paño rojo y gualdo, ya acoge, por sí mismo, la variedad de los pueblos de España y de su fecunda historia. Así, su primer cuartel, con las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, es la señera de la corona de Aragón y, por tanto, presente en esta región, Cataluña, Baleares y Valencia. Y de esta suerte, sucesivamente, podríamos apercibirnos de los reinos de Castilla, de León, Navarra y Granada. No faltan a nuestro escudo otros componentes como las Columnas de Hércules, con su leyenda ‘Plus ultra’, constatación de cómo el antiguo reino de Castilla, con su expansión en América amplió, ‘más allá’ del mundo griego, el conocimiento del mundo.
Separatistas y ‘paraprogres’ con el fin de obviar el nombre España se sirven continuamente de ‘país’. Nada tiene que ver con la intencionalidad de su uso por autores como Larra, escritor que tituló uno de sus memorables artículos de crítica de costumbres con ‘En este país’. Cierto es también que ha servido para nominar territorios singulares, como el ‘País de maragatos’. Actualmente, entre los intencionados y otros voluntariosos, existentes, verificamos que la sustitución continuada del nombre España obedece a que se le aplican rancias connotaciones; o bien porque es un oportuno comodín para la ambigüedad política. Otro tanto sucede con aludir a nuestra lengua como castellano y no español, hábito cada día más dominante; así el primero fue el elegido en nuestra Constitución, y desde hace unos años, para regusto de los nacionalistas, en los libros de texto escolares. Sin embargo, la denominación ‘de preferencia académica’ es la de ‘el español’; obedece a la evolución de su primitivo romance y a la preferida por más de 400 millones de ciudadanos que comparten tan rico bien en diversos continentes.
¿Habrá alguna otra nación que resulte esquivada en su propio nombre, en el de su lengua, y en sus esenciales símbolos, como su bandera o escudo? Probablemente, no. ¿Y dividiría en dos pareceres ideológicos, el que una cantante pusiera a su himno palabras hacia su patria por ella sentidas? Posiblemente, tampoco. Buena tarea para nuestros políticos sería el dedicarse a evitarnos tanta esquivez: les obligaría a adentrarse en el conocimiento de lo que hemos sido y, unidos, podemos llegar a ser; y hasta se librarían, en estos asuntos, de su improductiva, enmarañada futilidad.
10/02/2018AA
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El español, lengua acoceada
La coz a nuestra lengua, propinada este martes por una parlamentaria, al añadir al nombre portavoz el morfema de género femenino, ha deparado una serie de artículos y comparecencias públicas; asimismo, alguna jerigonza solidaria. En la mañana del jueves, en la tertulia sobre la actualidad de la emisora de Planeta, abordaban este asunto, desautorizando a una portavoz tan frescales. Curioso era el escuchar sus alternantes titubeos, pues dudaban, entre otros usos, si era correcto decir jueza o presidenta; al tiempo que uno nos obsequiaba con «algaraca» y otro con «descollan».
Los ciudadanos de cualquier otra nación, herederos de una lengua hablada por más de 400 millones de personas, se sentirían orgullosos de un bien tan preciado, de ser partícipes de un cauce de expresión que los aúna con ancestrales culturas de varios continentes; y, aquellos con relieve público, pondrían su empeño en alcanzar su correcto uso. La evidencia de que los citados contertulios no hubiesen dedicado unos minutos a leer, siquiera a través de Internet, las directrices de la Academia respecto al ‘Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos’, no es algo excepcional, sino habitual desdeño en muchos de los que, por su profesión, tienen a su alcance un altavoz público. Más sangrante es la actitud de los que, en el ámbito de la política, se placen, obnubilados, ante una piña de «alcachofas», o bien son hacedores de las leyes que rigen nuestra vida.
El sometimiento de la lengua común de los españoles a los antojos de los nacionalistas, apadrinado por los políticos de los dos grandes partidos, ha tenido un largo recorrido, y muchos silencios cómplices. En febrero de 1992, los senadores aprobaron retirar del uso oficial los topónimos Lérida y Gerona. Tomaron nota los gallegos, y cinco años después, en la Alta Cámara, les tocó en suerte a La Coruña y Orense. En junio de 2011, como una concesión más del Gobierno en la negociación con los nacionalistas vascos, para contar con su voto en la aprobación de los presupuestos, se suprimían los de Guipúzcoa y Vizcaya; mientras que para la tercera provincia se consideraban válidas ambas lenguas, el español y el vascuence, Álava / Araba. Publicados tales acuerdos en el BOE, dicho y hecho: así, sales de Madrid, atraviesas Castilla, León, y los paneles del Mopu te nominan, exclusivamente, dirección ‘A Coruña’ y ‘Ourense’; de igual manera sucede con las otras provincias. A esta tropelía se han sumado los medios informativos.
Podemos considerar los anteriores hurtos de esas antiguas palabras una bagatela. Con el fundamento de la persecución precedente, e indebida, de otras lenguas, en algunos territorios se ha producido una extralimitación, tanto por parte del Estado como de las propias nacionalidades (también algunas regiones), al permitir el primero y pretender las segundas arrinconar el empleo del español, ya fuese en la educación, en el acceso a la función pública, o en la cultura, empresa privada…; más grave aún es que el hecho de su uso y aprendizaje como lengua materna (sin menoscabo de otra propia), sea impedido o suponga marginación. El caso más abusivo se manifiesta en Cataluña: en 1983 se aprueba la ‘Ley de Normalización Lingüística’, para impulsar el derecho al uso del catalán, pero su desarrollo posterior, con una nueva ley en 2009, en la que se aprobaba su blindaje, como lengua vehicular de la enseñanza, ha conllevado el que la lengua común cuente con dos o tres horas semanales en el horario docente. Es esta última una ley claramente anticonstitucional, pero no recurrida en su día por ninguno de los dos grandes partidos.
Lo que definíamos, al principio, como coz a nuestra lengua, por parte de una parlamentaria, no es más que un detalle de un desafuero mucho más profundo. Que tuvo su cohete inicial en unos cuadernillos del gubernamental Instituto de la Mujer en 2002 /2003. El más significativo, el titulado ‘Nombra en femenino y en masculino’, elaborado por dos profesoras de español, una de inglés y una historiadora; en el mismo, erigiéndose con potestad para pontificar más allá de la solvencia de las 22 Academias, de los gramáticos más acreditados, hacen una serie de consideraciones y propuestas, para aplicar en la administración pública; una de las más llamativas es su taxativa afirmación de que «el masculino, para referirse a los dos sexos, no consigue representarlos». De esta suerte, como guerrilla contra lo que llaman «lenguaje sexista» surgen frases pintorescas, palabras en femenino, tal la pretendida con portavoz, que cuenta con forma única; fatiga mucho asistir a cómo algunos empiezan con desdoblamientos de las palabras, y, por resultar imposible su continuidad, dada la natural economía del lenguaje, no sabes, al final, si escuchas a una persona o a una cotorra (y conste que las hay tanto machos como hembras).
Padece nuestra lengua, como podemos apreciar, la acometida casera de todas estas coces, y de alguna otra foránea, como los anglicismos; también un inmerecido desamparo. Bien se evitarían, si todos, políticos y no políticos, con humildad nos guiásemos de los mejores del oficio, es decir, nos atuviésemos al refrán español: «Zapatero, a tus zapatos».
27/01/2018AA
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La lección de la profesora Marlene Wind
En esta lacerante bufonada por entregas del separatismo en Cataluña, cuyo protagonista es un prófugo filibustero, hemos tenido la satisfacción de asistir a uno de los cuadros más gratificantes, no por el ingenio del susodicho sino por la badana que le ha zurrado una prestigiada profesora danesa. El escenario, tan mudable, esta vez nos lo han situado en tierras nórdicas, en un salón de actos de una de las universidades más prestigiosas del mundo, la de Copenhague.
El Prófugo ya hemos visto que anida grandes aspiraciones; de ahí que, aunque con estudios inacabados, convencido de que la labia y el enredo en él obran milagros, pidió lo invitasen a tan acreditada universidad para representar su aderezada y consabida farsa; que bueno es recordar no todos aplauden, pero sí al menos algo más del veinte por ciento de sus convecinos. Le tocó compartir reparto en la representación, entre otros, con la profesora Marlene Wind, curtida en el conocimiento de la legislación de las democracias de Europa y con la inteligencia y sensibilidad suficientes para repudiar los populismos y sectarismos que están brotando en algunos de sus países. Leyó el Prófugo, como si fuera el apuntador de la obra, su papel: con las añagazas de siempre; más el socorro del franquismo, en la confianza de que tal espectro empañaría la democracia española. No esperaba, sin duda, que la profesora Marlene se hubiera molestado en recabar información sobre las andanzas suyas y de los demás separatistas catalanes, con su habitual costumbre de preparar concienzudamente las clases.
No faltaron dardos en la intervención de la profesora Wind, uno de los más afortunados fue cuando le espetó al Prófugo: «¿Son ustedes unos malcriados que están intentando librarse de los pobres?». En España, en Italia y otros países, las tierras del norte son por lo general más ricas que las del sur. No en vano reviven partidos en las primeras, como es nuestro caso, con el «España nos roba» de los separatistas, o en Italia la Liga Norte con «Roma, ladrona, la Liga no perdona»; sin olvidar a otros de una derecha radical y xenófoba en naciones como Francia, Alemania, Bélgica…, contrarios a la existencia de la UE, bajo el pretexto de que son hurtados en sus países recursos en beneficio de pueblos menos desarrollados; o de que entran en su patria desarrapados que llegan para disputarles su pan. No es tampoco distinto el criterio de gobernanza del actual presidente de EEUU, de impronta belicista y vocinglera, con su mensaje, siempre en la boca, de «América, lo primero», que concreta en una serie de actuaciones proteccionistas, como nuevos aranceles que gravan abusivamente productos importados de otros países.
«¿Los Balcanes son su modelo político ideal?», «piensa en la inestabilidad que está creando en Europa y tal efecto en otros países?», «es esa su visión de Europa, su división en 200 estados étnicamente puros y con una sola identidad?». No supo, o no quiso, el Prófugo dar una respuesta a unas preguntas de tanto calado por parte de la profesora Wind. Viene al caso rememorar que la guerra de los nacionalismos en Yugoslavia, de los serbios, con croatas, bosnios y albaneses, o entre los propios bosnios y croatas, de 1991 a 2001, ha sido el gran drama cruento, posterior a la Segunda Guerra Mundial. Reconocer el derecho a la independencia de Cataluña conllevaría el afloramiento de tensiones latentes en varias regiones europeas; el hecho mismo de plantear tal posibilidad supondría un debilitamiento de la relevancia mundial del Viejo Continente, para satisfacción de Vladimir Putin; regocijo este que no es ficción, pues se ha comprobado, ante nuestro problema secesionista, la frenética actividad en las redes sociales de internautas rusos, en pro de crear una propaganda hostil contra el Estado español. No hicieron mella alguna en el Prófugo estas reflexiones, ni la andanada de la profesora, al situar la escenografía, en ese momento mismo del debate, en el despacho presidencial del Kremlin: «Vladimir Putin está muy contento con usted».
Relevante fue también, la alusión en el debate, por parte de la profesora Wind, a la utilización que los populismos hacen de la democracia, al considerar que, si conviene a sus intereses, toda votación ha de realizarse y ejecutar su resultado. «¿Democracia es solo hacer referendos y encuestas de opinión, o también respetar la legalidad y la Constitución?». Esta es nuestra cuestión: hacer valer que los principios constitucionales en una democracia, entre ellos el de soberanía, no atañen a una región, sino a cuantos ciudadanos habitan el territorio nacional. No esperaba el Prófugo ni esta, ni otras preguntas a bocajarro de tanto calado, que lo dejaron noqueado.
Pero, en este debate en la universidad danesa, si importante ha sido cómo la profesora Marlene Wind ha evidenciado la inconsistencia y marrullería de un aspirante a presidir con sibilinas artes de nuevo la Generalidad, el encausado Puigdemont, aún más sustanciales son los problemas planteados, en solfa ahora en Europa; que trascienden a un personaje tan frívolo, al tiempo que en gran parte él mismo los representa.
13/01/2018AA
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León, tierra quemada
Cuantos vivimos en áreas eminentemente urbanas percibimos los grandes incendios forestales a causa de la atmósfera contaminada por el humo. Eso nos ha sucedido en 2017, año en el que la provincia leonesa, sus montes de La Cabrera, El Bierzo y Laciana, en abril, agosto u octubre, han sido una tea gigantesca. A las 9820 ha abrasadas en el incendio de Losadilla, se han de sumar las 1521 del de Silván, 1251 de Bouzas, 798 de Santalavilla, 719 de Sosas y 573 de Matalavilla. Detrás de esta inmensa superficie abrasada, cercana a los 147 millones de m², han estado en vilo los pocos habitantes que aún permanecen en estos singulares pueblos, y no pocos han llorado con desolación por un campo que disfrutaban en su esplendor y ahora es tierra calcinada.
Los medios y gastos sufragados en esta catástrofe no son despreciables. Aunque siempre se ha de exigir a la institución competente, en este caso la Junta de Castilla y León, un esfuerzo mayor, como a la hora de garantizar unas brigadas con estabilidad en el empleo y una consideración acorde con su gran riesgo. Medios terrestres y aéreos de la administración autonómica, más la implicación de la UME y del Ministerio de Medio Ambiente, con efectivos que han llegado a superar, en el caso de Losadilla de Cabrera, las 600 personas, han luchado denodadamente contra unos lagos de fuego, aventados en tan gigantescas llamaradas que parecían una venganza de Vulcano. Dado que todos estos incendios, o casi todos, han sido provocados, con la elección del mes, día y hora adecuados para causar el deseado estrago, cabe preguntarse cuáles son los motivos que los inducen y por qué es un reto tan difícil el atajarlos.
Partamos del hecho de que el fuego en los montes es un recurso tradicional para renovar el pastizal o el cultivo. Pero ha habido cambios que inciden en la actual propagación. El suministro del gas butano en la mitad del siglo pasado, y el gasóleo más recientemente, han obviado el uso doméstico de la leña y el carbón vegetal originados en el entorno. La ganadería que, en su deambular para alimentarse, producía labores de limpieza, antes era más extensiva; así, con palabras de Maxi Arce, de niño pastor y perenne tamboritero, ‘las cabradas’ subían a lo alto de la montaña y comían del brezo ‘la carqueixa’ y ‘el pechugo’. ‘Las quemadas’ esporádicas por los pastores con el fin, después, de arrancar los ‘tuérganos”, eran anuales, y servían para fuego casero; los nuevos brotes actuaban de cortafuegos, porque no ardían, y las ramas secas se aprovechaban como ‘lumbreiros’ en las cocinas. En los quiñones, los usufructuarios quitaban las zarzas…; el entorno mismo de las viviendas, o edificios de ganadería y labranza, estaban cuidados. Estas causas dan cuenta, en parte, de cómo se ha roto el equilibrio entre la naturaleza y el hábitat del hombre; y de la desaparición de un ancestral vocabulario.
La raíz del problema se halla en el éxodo rural iniciado en los pasados 60, que ha provocado la ascendente despoblación y envejecimiento de los lugareños de muchos pueblos leoneses; han desaparecido, de esta suerte, labores comunales y obligaciones individuales, arbitradas por los concejos. Los pueblos anteriormente mencionados no cuentan apenas con población; entre 40 y 150 habitantes oscila el número de empadronados. En estas circunstancias todo se fía a la administración. En puridad, el tema del fuego tenía que ser un asunto de evaluación profunda por parte de los partidos políticos, pues carecemos de un debate y análisis serenos sobre si la estrategia y medios actuales, así como si la contratación y rendimiento de parte de los mismos son mejorables.
Sin olvidar nuestro compromiso de ciudadanos. Por poner un caso, uno de los grandes inconvenientes para atajar un fuego es el tener que dar prioridad (por supuesto, imprescindible) a la seguridad de la población, dado el estado de sus entornos, en ocasiones con la maleza invadiendo puertas y ventanas. Si en los pueblos se asumiese la obligatoriedad de mantener en buen estado los espacios urbanos y las fincas particulares, en los extremos que contempla la orden autonómica FYM 510 / 2013, concretamente con la dotación de una franja de 25 m de ancho, libre de vegetación y con la masa arbórea aclarada, partiríamos de una situación aventajada y de ‘autoprotección’. Igualmente, si se llevasen a cabo las medidas recogidas en los Planes de Ámbito Local (del Infocal) ante emergencias por incendios forestales. Así lo reconocen los responsables técnicos, como el jefe, en León, de la Sección de Defensa del Medio Natural, Pedro Bécares.
Sin la participación de ayuntamientos o juntas vecinales el anterior propósito es difícilmente realizable. Cabe preguntarse si poseen muchos pueblos la voluntad y los medios para cumplir tal orden, y si careciesen realmente de ellos cómo sería posible un convencimiento y una ayuda eficaz en cada caso para llevarlos a término. Testimoniamos, con el problema de los incendios, cuán grande es el perjuicio de la despoblación de los núcleos rurales y la incapacidad para su resurgimiento. Sería, empero, buena noticia que para enero de 2019 en León no hubiese, apenas, más tierra quemada.
30/12/2017AA
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Ya vienen los Reyes…
Dada la costumbre de estas fechas, si en el ánimo de uno está el felicitar con tarjetas navideñas y se acerca a un establecimiento, por lo común encontrará que la oferta está estampada, en su mayor parte, con la imagen de Papá Noel correteando en un trineo por montañas nevadas o violáceos bosques de aguas heladas. Su presencia también es dominante a través de Internet; en este caso el personaje de barba blanca y atuendo rojo te lo muestran en vídeos, ya idílicos, ya procaces, hasta con su generosa panza en un bamboleo de cubrición y destape; y te incitan a que lo pases, como cumplido del momento, a la concurrencia de amigos en las redes sociales. En las paredes de algunos edificios se puede ver a la intemperie, como un colgajo con un saco al hombro, deseoso de colarse por las ventanas para no caer al vacío.
Son numerosos los ayuntamientos y sociedades que dedican al orondo anciano lo más granado de su programa navideño: niños con su disfraz que corren por las calles madrileñas, igualmente adultos que se chapuzan en el Puerto Viejo barcelonés, como participantes de la Copa Nadal; talleres, concursos…, incluso hasta la concejalía del ramo de la villa del oso y del madroño, le ha acondicionado, como residencia navideña, en la Puerta del Sol, la Real Casa de Correos. A Elche llegó este año disparatadamente tempranero, el pasado 17, en un pomposo desfile, con la entrega por parte del alcalde de las llaves de la ciudad. Cada aniversario, pues, experimentamos cómo es entronizado el forastero del Polo Norte (no el obispo Nicolás de Myra), con un propósito de rédito popular o consumismo desaforado. La imagen de Papá Noel, San Nicolás o Santa Claus, que se divulga, poco tiene que ver con su origen; obedece a la capacidad publicitaria de Coca-Cola, empresa que encargó al dibujante Haddon Sundblom, en 1931, un nuevo diseño para hacerlo más popular.
No es este, en cuanto a festividades, el único ejemplo colonizador, de procedencia anglosajona, de nuestra última época. De pocos años para acá, la juventud se disfraza con trajes y tatuajes cadavéricos en la víspera de Todos los Santos, en un remedo de aquelarre, que no alcanza más gracia que algunos brincos y desmañados aspavientos. Con esa desestima que tenemos hacia nuestra lengua, una expresión, en idioma inglés, de esta noche de los muertos, ha sido traducida en los medios informativos, por imitación fonética, como «truco o trato», sin parentesco con el significado que a ambas palabras les corresponde en español. Llama la atención el que se divulgue entre nosotros tal ajena costumbre (pedir por las casas golosinas y arrojar algo a la puerta en caso de no obtener su concesión) y hayamos desterrado de las calles, prácticamente, nuestro aguinaldo, con su raíz popular, musical y poética.
Pues a los ciudadanos de fidelidad cristiana, como a los de actitud agnóstica o incrédulos, no les resulta ajena esta festividad de Navidad y Epifanía, mejor sería el no relegarla con la imitación de costumbres foráneas. Los Reyes Magos ya están presentes en el texto evangélico de Mateo, y tienen una rica simbología y representación excepcional en la pintura, en la escultura, en la literatura, desde la antigüedad. Es decir, forman parte de nuestra tradición religiosa y cultural que es, como decir, dada su relevancia para nuestra civilización, de nuestra común identidad. En cualquier retablo o tímpano cercano, museo o cancionero, se encuentra la Adoración de los tres reyes (magos, es decir, sabios) que ofrecen al niño Jesús el oro, el incienso y la mirra, como representación de su poder real, divino, y humano en cuanto a penalidades y sufrimiento.
Melchor, Gaspar y Baltasar bien significan, cuando somos niños, con sus regalos que han traído en camellos, guiados desde el firmamento por una estrella, una inocente y sugestiva ficción, que se atesorará en la memoria. En los nacimientos, ya en casa, en las iglesias o locales públicos, junto al portal, ocupan un lugar preeminente, después de dejar atrás el palacio de Herodes. En la cabalgata que discurre por las calles, visten preciosos trajes, como sus pajes, arrojan caramelos, y llevan en sus carruajes gigantes paquetes que contienen regalos; la carta, manuscrita, que su cartero real o ellos recogen, ha de tener buena caligrafía y desbordante imaginación. Por la noche se deben dejar los zapatos o calzado similar, relucientes, no solo en nuestra casa, sino en la de familiares o amigos de especial confianza. Se ha de dormir en vilo a ver si crujen en el suelo sus pasos.
Esos regalos depositados en la noche de los Reyes son los ancestralmente familiares, no los anticipados por Papá Noel, el día de Navidad, con el pretexto, por parte de muchas familias, de que los aprovechen en días de vacaciones. ¡Con las jornadas que un año tiene para jugar y disfrutar! Respetar esta singular tradición, que no debe ser confundida, ni acoquinada por ninguna otra, importada, es transmitir a los niños cuáles son algunos ritos colectivos y su fruto –religioso, cultural–, con los que conviven en su propio entorno. Y la manera de legarles un recuerdo de encanto imperecedero
Intur: una burla financiada, y consentida
El pasado noviembre tuvo lugar en la ciudad vallisoletana una nueva edición de la feria regional de turismo: ‘Intur 2017’. Entre la publicidad ofrecida a comerciales y público, dos folletos (con su correspondiente web) recabaron especialmente nuestra atención: el titulado ‘Grandes rutas’, y su complementario, ‘Conjuntos históricos en las grandes rutas de Castilla y León’.
A la que llaman, en el primero con supina redundancia, ruta vía de la plata, dedican tres páginas. Llama la atención el mapa-guía que ilustra el texto, pues envía al viajero tanto por Benavente a León, como desde Benavente a Astorga; es decir, lo invitan a algo tan insólito y pinturero como dar una vuelta de campana. Entre las lindezas escritas, no se priva el plagiador de otros textos de afirmar, en este folleto, que tal ruta vía «desde Astorga hasta León, sigue el trazado del Camino de Santiago Francés». Aparte de la crónica tergiversación como punto de partida, pues la calzada de la Plata finaliza en Astorga y no en Asturias (o Galicia), no hay una referencia, siquiera, a esta ciudad como cabecera de este camino esencial. Le han hurtado nada menos que el derecho patrimonial (y turístico) que conlleva el ser término y principio de dos calzadas romanas: la que aquí preferentemente nos ocupa, de Mérida a Astorga, y la de Astorga a Burdeos, sobre la que se asienta una parte del Camino Francés.
Más breve va a ser la referencia al segundo folleto, el relativo a los conjuntos históricos de las grandes rutas. En el que concierne a los correspondientes a ese trazado que denominan ruta vía de la plata no tuvo el plagiador mucho trabajo a la hora de contemplar el patrimonio de Astorga, porque esta ciudad no figura. Ni la sucesiva numeración miliaria, ni el patrimonio arqueológico; tampoco el legado correspondiente como capital diocesana, tales la catedral o el palacio de Gaudí; ni palabra de museos singulares como el Romano, el del Chocolate… Aunque resulte chocante, nada consta de la que fue la capital de Convento Jurídico, mientras otras localidades repiten texto. Entre las agraciadas por esta publicación turística, aparecen vinculadas a ese ‘pintoresco’ camino poblaciones cercanas a Portugal como Alcañices y Ciudad Rodrigo; o Lois, hermoso pueblo leonés, tanto por su catedral de la montaña como por su antigua preceptoría, donde iniciaron estudios destacados obispos, y, permítaseme una querencia local, los hermanos, sacerdotes humanistas, Velado Graña. Sobran méritos a estas poblaciones para no figurar en caminos que no les pertenecen.
Una de las desgracias para nuestra nación ha sido el otorgamiento de transferencias indebidas; entre ellas, la competencia en los caminos históricos que han vertebrado su historia y que no entienden de su troceado y manipulación por parte de las comunidades autónomas; varias de estas implantadas, por lo demás, en función de servir de comodín del tablero. El caso más palmario es la calzada romana de la Vía de la Plata: ayuntamientos, diputaciones, regiones, consorcios…, se vienen valiendo de su nombre, ‘estirándola y maleándola’ hacia los extremos sur y norte, para difundir, señalizar, promocionar, lo que a cada cual le viene en gana: ya pueda tratarse de una carretera moderna o de un camino de cabras. En lo que atañe a esta comunidad autónoma, ha ido al rebufo de lo comandado por el ayuntamiento gijonés y el Principado, que se apropiaron, hace veinte años, de su nombre y derechos. Para lo cual constituyeron una llamada ‘Red de Cooperación’ de grandes ciudades desde Sevilla a Gijón. Esta Red viene siendo la abanderada de la falsificación, y cuenta con la complicidad interesada de instituciones locales, provinciales, regionales, y Turespaña.
Dado que este último sexenio la Red y sus allegados ya no soportan la contraofensiva que tanto les obligaba a utilizar su alta influencia política para sofocarla, apuran al máximo el tiempo. Así, en abril de 2014 una Comisión del Senado aprobó el promover la declaración de su ruta vía como Patrimonio de la Humanidad; irrisoria era la documentación, por lo que finalizada la propaganda ya nada más se supo. Recientemente, este octubre, la autonomía asturiana ha alcanzado la declaración como Bien de Interés Cultural, con la categoría de vía histórica, de lo que denomina ‘ramal transmontano de la Ruta de la Plata’; leer el expediente que ha servido como fundamento para tal declaración sonroja (cerciórese, si es de su interés, en la web correspondiente a la Vía de la Carisa-Iustel, decreto 68 /2017). Con este aval, y otros documentos de otras regiones, aspira la Red falsificadora a conseguir para su variopinto camino la denominación de Itinerario Cultural Europeo.
¿Lo conseguirán? Depende de que puedan encubrir cuál es la verdadera Vía de la Plata, el maltrato patrimonial que le han dado y cuántos han sido los atropellos para con decenas de pueblos y algunas ciudades, desde Mérida a Astorga. En todo caso, de esta autonomía que, como se ha podido comprobar, gasta dinero para burlar a las poblaciones de este esencial camino, poco se puede esperar. Y aún menos de sus cómplices.
La chanza y la ira de los hipócritas
Se declara políglota, incluso buceador en el idioma de los sioux norteamericanos, con gran querencia, para la holganza, hacia una casa con corral heredados de su madre en el pueblo soriano de Cañameque: su nombre es Aitor Esteban Bravo. Este destacado político, portavoz del PNV, al que gusta sonreír para las fotos ante los leones del Congreso, un día antes de la aprobación por sus señorías de un nuevo privilegio para las arcas de las Vascongadas, la tarde del 22 pasado, fue entrevistado en el programa de Julia Otero, con una retahíla de preguntas e inmediatas respuestas. Como «¿España es…?»; su respuesta: «El vecino del sur». O esta: «¿Si no fuera español…?»; contestación: «Es que no soy…, es que no soy». El 23, pues, la mayoría de los diputados nacionales votaron a favor de un cupo insolidario, es decir, de resarcir y minorar aún más la aportación que la hacienda vasca ha de transferir al Estado por las prestaciones que este le otorga. Consumado por una mayoría de diputados este agravio para con la mayoría de los españoles, el señor Aitor Esteban sonreía de nuevo; pero ahora era la suya una risa de disimulada chanza, propia de un beneficiado no español.
Lo que debería ser aún encendida llama, ha finalizado en el rescoldo de unas brasas. En España sucedía, y ahora con mayor intensidad, eso: que se levanta un fuego por aquí, otro por allá, y los políticos bomberos acuden a sofocarlo. Cuando están seguros de que ha quedado en estado latente recogen las mangueras y no se plantean su total extinción, y aún menos las causas que lo han originado. Y si por un azar, como en esta ocasión, algún servidor del común delata la marrullería para su aplacamiento, entonces le llueven los improperios. Las causas por las que los políticos no cumplen como verdaderos profesionales su función pública de bomberos las encubren con palabras vanas. Así lo ha hecho Montoro, con embaucamiento o mordacidad, a la espera de recibir de Aitor y otros cuatro respaldo para los presupuestos de 2018; los socialistas, para no causar descontento y problemas a sus compañeros vascos; los separatistas, para sembrar cizaña dentro de los dos grandes partidos nacionales; y por supuesto, los podemitas, con el fin de agitar cualquier charco que embadurne nuestra Constitución. Cierto es que esta dádiva respecto al cupo vasco es un hecho más en la dilatada historia de despropósitos que han jalonado nuestra gobernanza democrática.
En esta danza del fuego diaria, otro asunto, en aras a comprobar si se daña en un territorio de la Nación un principio básico como es la educación, ha sido motivo de discusión en el Parlamento. Permítanme los lectores recordarles cómo ponía en duda el 10 de junio pasado, en el artículo ‘A la espera’, la escasa confianza de que el Gobierno, tal y como se comprometió, nos diese a conocer el resultado de la Alta Inspección respecto al adoctrinamiento y manipulación histórica de diversos manuales escolares en Cataluña. Consumada la vulneración de nuestra Constitución con la aprobación en aquel parlamento de la secesión, escribí otro artículo el 7 de octubre, bajo el título ‘Profesores indignos’, para denunciar la presumible humillación sufrida por niños, hijos de guardias civiles, y de otros, en las aulas, por parte de algunos docentes catalanes. Como han podido comprobar, ni antes de la aplicación constitucional del 155, ni con posterioridad, nada hemos vuelto a saber, ni en los medios apenas a recordar, de tan importantes asuntos.
Puede ser cuestionado o no el planteamiento, por parte de un grupo político, de presentar una moción, hace diez días en el Congreso, para solicitar que la Alta Inspección, a través de una agencia independiente, indague sobre la situación de adoctrinamiento en los centros docentes catalanes. Pero ante esta nueva llamarada, que ha encendido la lengua de los portavoces secesionistas y podemitas, tal cual fieras enjauladas, lo que procedía en otros portavoces no es escurrirse, sino proponer una alternativa que diera satisfacción a un propósito tan loable. Dicho de otra manera, los medios para saber, fehacientemente, hasta qué punto se han cumplido los ‘turbios’ propósitos de la Generalidad en esta área, establecidos ya hace casi tres decenios. Nuestros parlamentarios ni siquiera se comprometieron para que la Alta Inspección del Estado fuera dotada de unas facultades concretas con que ejercer su función en los centros docentes.
El agravio económico para con los demás españoles con un nuevo beneficio otorgado al gobierno vasco, la gestión de la educación orientada en Cataluña con propósitos nacionalistas, durante lustros, son dos temas candentes, dos llamaradas que nuestros políticos bomberos no abrigan en su ánimo el extinguir. Antes bien, cuantos más fuegos, menos consideran llegar a la raíz que los provoca, procuran amainarlos, algunos con ira, en todo caso la mayoría con gran hipocresía. No obstante, a mayor número de incendios mejor conoceremos los ciudadanos nuestros verdaderos problemas, cómo no los afrontan y los vienen ocultando; y podremos reivindicar, con nuestra opinión y voto, un verdadero compromiso para con nuestra maltratada Nación.
18/11/2017AA
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El olvido educativo de los dioses y los santos
En nuestra provincia, tenemos todo un decurso de la historia del arte: desde los petroglifos del Neolítico hallados por Juan Carlos Campos y las termas de Astúrica Augusta, hasta las apuestas más vanguardistas, como los doce apóstoles de Subirachs en la Virgen del Camino o el Musac. Contamos con destacadas muestras creativas, ligadas al cristianismo, y con relevancia, asimismo, al clasicismo griego y romano.
Pero gran parte del arte que podemos disfrutar, tan cercano, nos resulta ajeno, o no alcanzamos a comprender su significado o simbolismo. Es una carencia de nuestra educación; que en el currículo docente actual, con la relegación de las Humanidades, aún es más acentuada. Cierto es que los manuales escolares recogen las etapas históricas, los grandes movimientos artísticos, las corrientes fundamentales de pensamiento…, pero cuando nos acercamos a ver una pintura o escultura con motivos mitológicos, o bien un dintel románico, no acertamos la mayoría a interpretarlos debidamente.
No se entiende que los mitos y héroes clásicos, las narraciones del ‘Antiguo Testamento’, los apóstoles con sus símbolos, los ‘Evangelios’, el ‘Apocalipsis’, por mencionar conocimientos capitales, no merezcan, en época escolar, una asignatura específica, evaluable. Porque presentes están, en una escultura romana, en un códice-beato, en una iglesia mozárabe, un monasterio románico, una catedral gótica, en una portada plateresca… Son generosos bienes que forman parte de nuestro entorno cotidiano, pues o bien transitamos a su amparo, o está a nuestro alcance el acercarnos a visitarlos; lo cual no deja de ser un privilegio.
Hay, pues, respecto al acervo patrimonial heredado una visión superficial, aparente, y otra más profunda, que precisa unos conocimientos esenciales. Porque muchos de nosotros carecemos de ellos necesitamos acudir, previamente, a las fuentes, si queremos entender algo, o sacar provecho de nuestra observación. Un objeto artístico como la arqueta-relicario, recubierta de plata dorada y vidrios coloreados, que se halla en el museo catedralicio astorgano, donada por el rey Alfonso III y su esposa Jimena, puede ser vista como un objeto precioso sin más; pero nos quedaremos sin apreciar su verdadero valor, su fin didáctico, sin la comprensión de la representación religiosa: el Cordero Apocalíptico, san Lucas con el símbolo del toro, san Juan con el águila…
Sucede lo mismo con manifestaciones artísticas escultóricas o arquitectónicas. El tímpano de la ‘Puerta del Cordero’ de la Real Colegiata de San Isidoro, tan significativo, un fantástico relato grabado en piedra, poco sugeriría sin reconocer las escenas que lo inspiran: a la anciana Sara despidiendo a su hijo Isaac; a su esposo Abraham bajo el Cordero dispuesto a sacrificarlo, a la mano de Dios que sale de una nube al tiempo que un ángel le indica se fije en un carnero preso entre la maleza, con el propósito de que sustituya en trance tan doloroso a su hijo. Y si entramos en la catedral astorgana y nos detenemos en el majestuoso retablo de Becerra, nada entenderemos de su significación iconográfica sin el conocimiento del repertorio religioso relacionado con la vida de Jesús: desde el abrazo de los padres de la Virgen a la coronación en el cielo de tan excelsa Señora.
El conocimiento de los fundamentos de la antigua religión politeísta o actual monoteísta, no es algo tan solo propio del pasado, porque bien por nuevos hallazgos, o debido a restauraciones, en los medios informativos, respecto a los mismos, oímos o leemos noticias que nos han de importar en el presente. Por referirnos a nuestro hábitat, en un solar de Astorga, en el transcurso de unas excavaciones, apareció en marzo la cabeza y parte de las extremidades de un bello fauno romano, divinidad que personificaba el erotismo y la protección de la agricultura y de los ganados. Hace escasas fechas fue finalizada en el palacio episcopal de Gaudí la restauración de las vidrieras de Maumejean, que guardan un parentesco con la cercana catedral, tanto por la forma del ábside que las sustenta como en la temática mariana. Y el 29 de septiembre era colocada la última imagen, restaurada, del valioso retablo barroco de la iglesia modernista del barrio de San Andrés: san Antonio Abad, con el báculo de la ancianidad, la campanilla limosnera y el cerdillo ahuyentador de cuantos males puedan afligirnos.
Así, pues, este olvido en la educación de los dioses y los santos nos ocasiona el perdernos una explicación de dónde venimos, de aspectos esenciales de nuestra tradición religiosa y cultural, incardinadas en el devenir occidental. Y de disfrutar de cuanto, por sentimiento humano o divino, tantos arquitectos, escultores, doradores, orfebres…, reclamados y pagados, nos han legado desde remotos tiempos.
04/11/2017AA
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La dañada imagen de España
La empresa cárnica Olida, en Levallois, próxima a París, en el final del franquismo, pongamos por caso el año 1973, contrataba durante los meses estivales a estudiantes españoles y portugueses. No era la única en Francia, ni en otros países europeos, a la que acudían jóvenes universitarios peninsulares con el afán de ahorrar lo posible y obtener unos beneficios que, con el cambio de moneda, les permitían una ayuda estimable para financiar lo relativo a sus estudios en las facultades; al tiempo, a la vuelta, unos cuantos escondían en un lugar recóndito de la maleta, para sortear la vigilancia aduanera, el ‘Libro rojo’ de Mao o ‘Cuadernos’ de Ruedo Ibérico. No pertenecía entonces España a la Unión Europea, pero sí se podían proveer de un carnet (International Student Identity Card) con el que gozar de descuento en los trenes, o para cumplir los requisitos del propio contrato temporal.
En Olida, como en otras fábricas de Francia, los obreros eran tanto argelinos, procedentes de la descolonización, como nativos, pero unidos por la lengua común y por una integración que se antojaba bastante consolidada. La idea que entonces unos y otros tenían de España se reducía a un país atrasado, bajo el yugo de Franco, y con un tipismo que se manifestaba en los «togos y flamenco». Toros y flamenco, popularmente, eran para ellos las señas de identidad cultural de España; ajenos estaban, por lo demás, a la verdadera realidad de un régimen autoritario sin permeabilidad en la sociedad de aquel entonces. Obviamente, en otros ambientes parisinos, no solo Picasso sino intelectuales o creadores exiliados, eran representativos de la originalidad y talento españoles. Y figuraban en las carteleras cinematográficas, exposiciones, conferencias, y en la organización de numerosos actos antifranquistas.
En 1987, catorce años más tarde, en la misma fábrica Olida, los obreros ya habían desterrado aquella idea tópica de España, por otra de admiración hacia una nación que en tan poco tiempo había superado una dictadura y que figuraba como un gran país europeo. Sin duda, todo el merecimiento, aunque no fuera solo suyo, ni tampoco careciese de antecedentes, se lo atribuían a Felipe González. El presidente español, junto a Helmut Kohl y François Mitterrand eran los grandes estadistas europeos. La transformación de España hasta nuestros días, en lo material, gracias a las grandes remesas de fondos europeos, ha sido impresionante. Y no menor ha sido su prestigio adquirido por la avanzadilla en la conquista de libertades civiles, y en su capacidad de resolver conflictos con talante pacífico; también por el uso ponderado de la fuerza demandada a los cuerpos de seguridad del Estado.
Ponía este ejemplo veraz, que me parece aleccionador, del cambio de criterio por parte de los obreros de una empresa francesa, del final de la dictadura a la plenitud democrática, para manifestar cómo duele estos días, al recordarlos, una imagen de España que se puede estar menoscabando en ellos y en Europa (y no solo). Por la interpretación en medios extranjeros, ante el virulento secesionismo de unos gobernantes catalanes, de la falsa resurrección de modos políticos franquistas, por la versión de una sociedad anclada en latentes odios ancestrales. No faltan tampoco croniquillas, que llaman románticas, es decir, pintorescas para el siglo XXI, como un mal remedo de aquellos viajeros decimonónicos que pateaban los pueblos de España para buscar modos de vida, identidades, aún no absorbidas por los nuevos hábitos de la revolución industrial.
De puertas para adentro, hay como una resistencia que se aprecia en artículos, en debates, a admitir que nos haya podido pasar esto a nosotros, que esta nación con tan altas cotas de libertad, generosa en el otorgamiento de competencias a regiones y respeto a las lenguas, se vea enfangada en su imagen y convivencia. No vale cerrar los ojos: detrás de la reiterada vulneración de la Constitución por los secesionistas catalanes, se muestra a las claras, más allá de aconteceres nocivos actuales, la prolongación en el tiempo de la dejación del Estado, las concesiones a la ligera por necesidad de no caer del gobierno, la carencia de leyes efectivas para restaurar la legalidad de forma inmediata, la no existencia de infraestructuras propias, como se ha visto a la hora de trasladar fuerzas de seguridad, pues las existentes han aparecido como testimoniales… En suma, cómo un perverso uso del poder, con sus atribuciones y medios económicos, con la dilapidación de recursos para catequizar internamente e influir en medios informativos internacionales, puede causar estragos económicos y sociales.
Aun con políticos o dirigentes asociativos en la celda, es inevitable que esta crisis toque fondo; como lo será más allá del socorro de palabras, por ahora vacías de contenido, léase el federalismo, el análisis de lo endeble que es nuestro Estado, las desigualdades a las que hemos llegado en lo concerniente a lo público, las cortapisas para ejercer la igualdad de oportunidades en el territorio patrio. Es mucho lo que hemos avanzado, audaz y moderna nuestra democracia, por ello urge un pacto de actualización legislativa, para que estos u otros nacionalistas montaraces ejerzan sus atribuciones sin vapulear la Nación, ni su internacional imagen.
21/10/2017 A A
Cuestión de urbanidad

En España, para mantener las calles limpias, se destina por los ayuntamientos un presupuesto bastante superior al de la mayoría de los países europeos. Algo que no ves en ciudades pequeñas como la francesa Moissac, o de mayor relevancia, como Utrecht, es en días festivos a barrenderos con sus pequeños carros, atrapando bolsas de golosinas, papelillos de estacionamiento, pipas, cigarros… Tampoco recogen con la asiduidad aquí habitual la basura domiciliaria; y para librarse de los enseres, cartones, han de esperar el día y hora señalados. Aún menos observas que ningún ciudadano arroje el chicle al suelo, o escupa hacia el pavimento. Sus calles y plazas en toda hora y festividad están impolutas; al igual que los arcenes de las carreteras y su entorno al alcance de la vista, pues no encuentras chamizos, ni tendidos con material de desecho.
Numerosos adolescentes españoles, varones, tienen por costumbre en esta edad del pavo caminar y escupir con garbo, como si fuera un gesto viril. Si estableces una comparación con anteriores épocas, en algo hemos mejorado, pues pocos mayores ya ves hoy despachar el gargajo, o sonar, cual trompeta, los mocos hacia el pavimento. Otro mal hábito, en los dos sexos, es arrojar las cáscaras de las pipas o pistachos al suelo, de suerte que cuando se levantan del banco público, o de cualquier alféizar o meseta, sus pies, de tales mondas quedan adornados. Cuestión mayor es lo que sucede en las plazas públicas españolas, en época festiva y jaranera de orquestas y grupos musicales, el olor a orín te atufa en cualquier esquina o portal y el suelo en la alborada queda hecho una apelmazada guarrería: el botellón sabatino parece una menudencia en comparación con estas copiosas inmundicias.
Con todo, nada más asqueroso para las vías públicas que el chicle masticado; y qué decir si, fresco, queda pegado en la suela de tu zapato. Caminas despegándote del suelo y hasta que encuentras un bordillo no puedes raspar, desprenderte, nunca del todo, de esa incordiante adherencia; que te hace, por otra parte, en el entretanto, jurar en arameo contra el anónimo consumidor. Sobre las bondades del chicle hay controversia. En unos informes se atribuye a esta goma blanda cualidades benéficas: calma la ansiedad, reduce la acidez, evita las náuseas, corrige el mal aliento… En otros, se le adjudican efectos nocivos, como la caries o la flatulencia. Vayas en el autobús, o por la vía pública, algunas mandíbulas se mueven para trajinar en la boca, a capricho, esta goma tan flexible; incluso en las aulas, si no amonestas, puedes encontrarte, cara al encerado, con un ‘denteo’ masticador; los hay, de todas formas, tan diestros en este placer, que les preguntas, te contestan y no te enteras de que lo tienen alojado en cualquier recoveco bucal.
No todas las personas manifiestan esa falta de urbanidad. Bien puedes ir sentado en el metro al lado de una joven o mujer y es posible observar con qué encanto envuelve en un pañuelito de papel el chicle desecado; comportamiento que debería ser el habitual. Porque si algo desmerece a las nobles losas de granito, a cualquier pavimento, es esa serie salteada de negros diviesos, aplastados, que, a poco que te fijes, encontrarás por las vías públicas de toda España. No es tarea fácil, ni barata, el despegarlos. La empresa de limpieza ha de arrojar sobre ellos agua a presión acompañada de un producto químico, a una temperatura que sobrepase los 90 grados, para ablandarlos, y aun así hay que socorrerse de la espátula o de una máquina lijadora; el derroche de agua es considerable.
Hace años el ayuntamiento astorgano elevó una propuesta a la Federación de Municipios para solicitar a la Unión Europea estableciese unos requisitos en la fabricación de chicles que no causasen este perjuicio, ambiental y económico. Como quien oye llover. ¿Es imposible el fabricar un chicle que no se te pegue al zapato, como una horrenda lapa?, ¿librar a las calles de este divieso? A saber, y sobre todo cuáles son los posibles perjuicios a las empresas ligadas a este producto con su eliminación o condicionamientos. Lo cierto es que cada pocos meses nos prodigan campañas, con dibujitos, viñetas, concursos, para el reciclaje de los diversos productos; para retirar y buscarles depósito a las cagadas de los perros, pero de los chicles apenas nadie se acuerda. A no ser los sufridos barrenderos, claro.
No es este asunto una mojiganga, ni algo ‘demodé’. Es la urbanidad lo que define a una sociedad avanzada, aunque este sustantivo lo hayamos desterrado del habla. Así lo entendieron ya los institucionistas y los ministerios de instrucción de ambas repúblicas, con un gran cúmulo de publicaciones escolares, en las que, junto al aseo personal, la disciplina, el aprendizaje de valores constitucionales, también enseñaban cómo habría de ser el comportamiento con los ancianos e impedidos, en las calles y en la limpieza pública.
07/10/2017
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Profesores indignos
La deriva secesionista en Cataluña se ha agudizado en los últimos días, en esa carrera final por alcanzar la independencia. Uno escucha en su entorno la sorpresa de muchos vecinos, ante bochornosos hechos a los que no encuentran explicación. El hispanista Ian Gibson, que el jueves acudió a Astorga, planteaba dolidas digresiones, en el desarrollo de su animada disertación sobre su obra literaria ante un numeroso público, y con ellas pretendía una explicación para comprender la irracionalidad de esta alteración de la convivencia en una parte del territorio nacional. La riqueza de España, insistía, desde antiguos tiempos, estriba precisamente en su ‘mezcla de sangre’, de culturas y de pueblos, con sus lenguas, manifestaciones artísticas…
Ian Gibson, sin duda cuenta con conocimientos suficientes para indagar sobre el origen y las causas de esta desafección de unos gobernantes regionales, y quizás lo que esperaba era respuestas del público para no caer en la desesperanza, de un país, suyo y nuestro, que puede dilapidar una andadura democrática y de progreso nunca vistas. Las razones de la inquina, por una parte de la población catalana hacia lo que significa el resto de España son múltiples y complejas, y amasadas por los detentadores del poder y de los recursos públicos durante cuatro décadas; entre las causas, la falta de sentido de estado, de ‘primitivismo’ político, esto es, de enconamiento y concesiones innecesarias en momentos trascendentales, carencias que los dos grandes partidos nacionales deberían superar en un futuro próximo para recuperar los valores esenciales de la Nación.
Entre esos valores, y el más fundamental, la educación. En un artículo aquí publicado el cuatro de junio yo recogía la demanda de una asociación, Ames, que denunciaba la manipulación y parcialidad de libros de texto, aprobados por la Generalidad. Con solemnidad, el Ministerio se comprometía, a través de la Alta Inspección, a la elaboración de un estudio, que pronto haría público. Titulaba dicho artículo ‘A la espera’; como puede apreciar el lector, no iba desencaminado, pues nada sabemos de tal asunto cuatro meses después. Este hecho es uno más, entre tantos, que deja patente cómo la transferencia de la educación en los términos que se ha llevado a cabo y la inoperancia de la Alta Inspección han dado carta blanca para el desafuero existente; como el que unos profesores catalanes hayan osado humillar, vejar, al día siguiente de este nefasto domingo, a algunos de sus alumnos.
Si algo ha de caracterizar la labor docente, de un maestro, de un profesor, es evitar la discriminación desde el primer día de curso que pisa el aula, esto es, advertir a sus alumnos sobre los principios educativos en una democracia, y exigirles un respeto hacia los compañeros basado en los valores de igualdad, más allá del físico, de la simpatía o inteligencia de cada cual, pues las virtudes que unos tienen, de ellas otros carecen. El sufrimiento, que estos días estamos viendo, de estas criaturas en colegios e institutos catalanes, relegados, apartados, acusados, por el oficio de sus padres, guardias civiles o policías nacionales, no tienen, permítaseme la expresión, «perdón de Dios». Ya no solo porque sus padres desempeñen una función esencial en la defensa de la democracia y los valores constitucionales, sino porque es de villanos escarnecer a un niño o adolescente ante sus compañeros, dejarlo desvalido y desamparado.
Se van desvelando en las aulas catalanas casos de adoctrinamiento y segregación que recuerdan tácticas tan oprobiosas como las de la pasada dictadura. Los sucesos que han alcanzado mayor notoriedad son los acaecidos en el instituto de Sant Andreu de la Barca, pero en todas las provincias catalanas van saliendo a la luz casos de humillación o captación para la causa independentista por parte de los propios docentes. Llama la atención el hecho de que, en las redes sociales, ante el sufrimiento de estos niños, del abuso de autoridad y dependencia, que de sus profesores tienen, la progresía de salón que tanto jalea otros acosos, se muestre, como ahora se dice, equidistante. También que la nueva consejera encargada de la educación en la Generalidad (famosa por su dificultad para expresarse en español), la señora Ponsatí, aún no haya suspendido en la docencia, temporalmente, a profesores presumiblemente tan indignos.
La Alta Inspección del Ministerio manifiesta que va a tomar cartas en el asunto. Confiemos en que no suceda lo mismo que con su compromiso respecto al informe sobre la falsificación de los libros de texto.
23/09/2017
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La Constitución mancillada
La Constitución en vigor, por el propósito secesionista de la Generalidad y Parlamento catalanes, es mencionada en la actualidad, con intensidad, y no pocas veces con interpretaciones peregrinas, que casan mal con sus enunciados. Así, en su artículo primero explícita que «la soberanía nacional reside en el pueblo español», y en el segundo que se fundamenta «en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles»; y, al tiempo, garantiza el derecho a la autonomía de «las nacionalidades y regiones» y su necesaria solidaridad.
Dicho lo anterior, pocas dudas caben de que, en tanto tenga vigencia la Constitución del 78, no es posible atribuir derecho de soberanía a ninguna de sus partes o territorios; tampoco su fragmentación, pues tan evidente fue la intención de los legisladores que son tres los adjetivos que redundan en evidenciar su unidad: indisoluble, común e indivisible. Tampoco cabe polisemia alguna en la acepción de España como nación, pues es claro su significado contemporáneo y su comprensión habitual por los ciudadanos; cuestión parcial, y distinta, son sus divisiones administrativas, las nacionalidades (denominación ya republicana) y regiones.
Sin embargo, algunos parlamentarios nacionales, con un pretendido progresismo, sostienen la idea de que, al amparo de la Constitución, se puede celebrar, legalmente, un referendo en uno de sus territorios, para la desmembración o no de la «patria común». Otros, como el consejero catalán, señor Comín, no se paran en tergiversar significados de la Carta Magna, y así vocea este último en cualquier foro que desde el año 2010, en que fueron anulados, por el Tribunal Constitucional, varios artículos del nuevo Estatut, en Cataluña quedó «dinamitada» nuestra Ley fundamental, es decir, ya «no rige» y los altos magistrados han quedado totalmente invalidados.
En cuanto a los parlamentarios que cuestionan tan claros enunciados de la Constitución, hay que recordarles que no están respetando la promesa o juramento con que accedieron a las sedes donde radica la soberanía popular. Superfluos, por otra parte, son quienes dan a entender que España es una nación de naciones, pues tal planteamiento ya se atisba, se puede deducir del concepto expresado en «nacionalidad». Pretender aglutinar las partes de un territorio y el todo con el mismo nombre, además de resultar una definición sin coherencia, es olvidar cómo la Nación es para nosotros un concepto identificable con el solar patrio y con la ciudadanía que lo habitamos con un idioma común. Enredarnos ahora con que nación es un concepto discutible, pues las hay culturales, sentimentales, etc., como entretenimiento tertuliano, válido para algunos será, pero no para interpretación constitucional, pues bien reza en su artículo con letra mayúscula.
Con alevosía ha sido convocado un referéndum ilegal en Cataluña para el uno de octubre. De este órdago, y con malas artes, quiere sacar provecho para «levantar cabeza» Iglesias Turrión, con zalamerías hacia el PSOE (que ha dejado de ser «secta»), a través de una moción de censura que le permita, una vez acompasados los partidos secesionistas, «maniobrar dentro del poder», quizás con un gobierno similar al que ya le nombró en su día al secretario socialista; y si a tanto no llega, para desestabilizar la situación política nacional y pescar en río revuelto. No carece de maldad, este parlamentario, al predicar la ficción de que se ha de votar, pues no es un referendo lo que está en juego, sino una «movilización» en defensa de la democracia.
Con compañeros de viaje como los que hemos descrito, y el uso cual «espantajo» del partido conservador, el gobierno de la Generalidad desafía el orden constitucional, y agita a la población en las vías públicas y desde las instituciones. Las imágenes son clamorosas: profesores que incitan a sus alumnos, en horas de clase, a defender en la calle los «derechos civiles», la guardia civil asediada y con los coches y armas confiscados por manifestantes, una policía autonómica remolona en el cumplimiento de la ley, alcaldes y vecinos señalados… Toda esta turbulencia explica hasta qué punto los distintos gobiernos de España han hecho dejación durante lustros de su función de amparar un sentimiento nacional y no permitir o contrarrestar (sobre todo a través de la educación) la inoculación de una identidad con el pretexto de un enemigo, ya digan Madrid o Castilla, al que achacar todos los males.
Podrían ir pensando los partidos estatales, que no son veleidosos con la unidad nacional, ni con el derecho que asiste a un gobierno legítimo de tomar las medidas necesarias para la defensa del orden constitucional, si gran parte, quizás, de los españoles vemos que el problema no está en el otorgamiento de nuevas transferencias, o de concesiones momentáneas para satisfacer a los sediciosos, sino en dotarnos de leyes que, respetando la diversidad, impidan una felonía como la que sufrimos. Y para el acontecer diario, corregir las disfunciones en la gestión pública y la desigualdad entre los españoles en razón del territorio que habitamos.
9,9,2017
El olvido de la Real Cañada
Los tres ejes que han vertebrado históricamente el antiguo reino leonés y las tierras de Extremadura vienen sufriendo el desmantelamiento y el olvido. Tal es el caso de la Vía de la Plata, de Mérida a Astorga, utilizada como pretexto para falsificar, ahora impunemente, su calzada romana en beneficio de otros trayectos. Otro tanto sucede con la Línea del Oeste, el ferrocarril entre Astorga y Palazuelo-Empalme (Plasencia), comodín de parloteo político hace escasas fechas, con las propuestas más dispares y pintorescas, es decir, ineficaces. Y ni mención siquiera merece ya la otra senda, la Cañada Real de la Plata o de la Vizana.
En la década de los 80 del pasado siglo, época previa, pues, a las transferencias del Estado hacia los entes regionales, era actualidad el estudio y discusión pública del aprovechamiento turístico de la cañadas reales, promovidos por el ministerio del ramo (englobaba el turismo, transportes y comunicaciones). El modelo europeo en el que fijarse era el francés, que contaba con un diseño ya experimentado del desarrollo de las áreas rurales a través de los llamados ‘senderos peatonales’. En España se dio primacía, en una primera fase, a la Cañada de la Plata: fue elaborado un ambicioso plan para su promoción, que partía de un análisis detallado de su situación real, de la legislación entonces vigente; propugnaba actuaciones concretas para su señalización y balizamiento, en aras a su disfrute, bien a través del senderismo, del cicloturismo o con vehículos todoterreno. Contemplaba los recursos existentes en el entorno, patrimoniales, naturales, de hospedaje, y delataba cuáles precisarían una nueva implantación.
La Cañada de la Plata tiene su origen en el valle de San Emiliano, y hasta Astorga atraviesa el valle del río Luna, Las Omañas y el valle del Tuerto. Cruza las provincias de Zamora, Salamanca, Cáceres, para confluir en Trujillo con la Cañada Real Leonesa Occidental. Sus ochenta varas de ancho (unos 75 m) se hallan hoy en gran parte ocupadas, ya por venta legal, efectuada en algunos de sus tramos, o por usurpación, fundamentalmente por agricultores con fincas colindantes. La dotación del ferrocarril en la segunda mitad del XIX ocasionó, a partir de 1891, el abandono de la Cañada en gran parte de su trazado. Así, en la Línea del Oeste (abierta en 1896) se construyeron en varias estaciones embarcaderos, desde Astorga a Palazuelo-Empalme, de suerte que en abril las ovejas eran transportadas en vagones adecuados hacia la Extremadura, y en octubre, por el mismo medio de transporte, retornaban a Astorga para transitar por la Cañada, cordeles, veredas o coladas, a sus lugares de destino. Los cambios económicos, la posibilidad de alimentación con piensos, han acabado, prácticamente, con un modo de vida y de relación humana, entre la meseta y la montaña, milenarios.
Previo a El Honrado Concejo de la Mesta, de 1273, ya existían organizaciones para arbitrar lo relativo a la trashumancia de los rebaños, eran las llamadas Mestas Locales, incardinadas en los usos y costumbres concejiles. Llegará a ser considerada esencial para la economía del Reino con el comercio de la lana esquilada (embarcada en los puertos norteños hacia Inglaterra y Flandes), fundamentalmente por parte de los monarcas Carlos I y Felipe II. Y sus prerrogativas serán gran motivo de discusión y petición de reforma por parte de ilustrados como Jovellanos. Una actividad económica del calibre de la trashumancia requiere una compleja organización administrativa y judicial, constituida por los llamados «miembros, asambleas y funcionarios como el presidente, los procuradores, contadores y alcaldes»; unas dotaciones, tales como los descansaderos, fuentes de abrevadero, contaderos, puentes y majadas.
Si importantes han sido la organización y desenvolvimiento de una actividad pastoril trashumante, no menos interés conllevan los lazos establecidos entre los pobladores de tan extenso territorio. Muchos pastores iban acompañados en la trashumancia por sus familias, que habrían de vivir unos siete meses lejos del hogar familiar; constituían la cabaña no solo el ganado lanar, también vacas, cerdos…, y los pastores y zagales eran auxiliados por perros mastines. La Cañada de la Plata ha sido un factor de interrelación, de cohesión, entre diversos pueblos de España. Estamos, pues, aludiendo a un hecho de una importancia sustancial en nuestra historia, de identidad, en suma, que, pese a tantas arremetidas, aún es posible disfrutar por los españoles y viajeros.
La Vía romana, la Línea férrea y la Cañada trashumante, conforman un esencial entramado en el oeste peninsular, por el que discurren superpuestas o aledañas. Tan singular patrimonio, que fue nacional, hoy es competencia de las comunidades autónomas (incluimos la cerrada línea de ferrocarril, pues Adif suspira por endilgarla a estas instituciones o bien a ayuntamientos). Como otros asuntos, vertebradores de la Nación, y que han sido ligeramente transferidos a las entidades regionales, todo un ingente acervo histórico, natural, cultural, patrimonial, yace en el olvido, o sufre intervenciones aisladas y contradictorias. Sin embargo, es tan inmenso su potencial que si fuera tratado y atendido con unidad y coherencia, a través de actuaciones y recursos programados con solvencia para diversas anualidades, podría suponer «un respiro» para este decaído oeste español del que muchos por necesidad han migrado y otros aún en él vivimos.
22/07/2017AA
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Miremos por la ciudad del futuro
En la época de desarrollo de los sesenta y parte de los setenta del pasado siglo sucedió en muchas ciudades con patrimonio histórico (y no solo en ellas) un deterioro de su fisonomía y una excesiva concentración de la población en determinados núcleos con traza medieval, o incluso más antigua. Grandes moles se alzan junto a edificios de dos o tres plantas, construidos con materiales como el ladrillo aplantillado, y un diseño que había perdurado con cierta uniformidad. Casas emblemáticas y señoriales, santo y seña de la burguesía local de finales del XIX y primeras décadas del siglo siguiente, incluso anteriores, fueron arrumbadas en favor de aglomeraciones sin más sustancia que la especulación; igual suerte ha corrido gran parte de la antigua arquitectura industrial. En algunas plazas mayores de España, junto a edificaciones de dos o tres plantas, se enseñorean uno o varios edificios de bastantes alturas que han destrozado la antigua armonía.
Nuestra democracia trajo consigo una nueva concepción de la ciudad, un control del desarrollismo especulativo, una consideración de las calles y las plazas como espacio de estancia y convivencia, con sus áreas verdes y zonas peatonales. Nuevos planes urbanísticos, auspiciados por los ayuntamientos, con la protección integral, estructural o ambiental de edificios, pusieron freno a tanta desmesura; e hicieron valer, sin la debida firmeza siempre, cierto es, una disciplina urbanística. Astorga bien podría ser, en este aspecto, ejemplo de un cambio esencial, no solo en la superficie sino también en sus entrañas subterráneas. Aunque parte de sus restos arqueológicos, a la hora de construir un nuevo inmueble, fueron arrojados a las escombreras, cercano el segundo quinquenio de los pasados años 80 se puso coto a este desmán, no sin dificultades, de suerte que hoy cuenta con el patrimonio romano, musealizado, más importante del noroeste peninsular. Igual proceder fue el de otras ciudades de singular riqueza monumental.
Es el urbanismo el área de competencia municipal y reglamentación autonómica donde más se puede apreciar la independencia y altura de miras de un gobierno local. Las nuevas normativas, emanadas de los gobiernos de la nación, y de los entes regionales, han ido propiciando una calidad cada vez mayor en la edificación, tanto en sus características propias como en su inmediato entorno. Y distintos grupos políticos municipales pueden hoy en día compartir un diseño y concepción de la ciudad. No obstante, el desentendimiento, planes urbanísticos obsoletos, catalogación de edificios desfasada, pueden conllevar a desaguisados como el sucedido recientemente en Madrid con el antiguo Convento de las Damas Apostólicas, diseño del arquitecto Críspulo Moro. Ha sido en este caso el clamor ciudadano el que ha empujado al gobierno autonómico a paralizar el proceso de derribo de un edificio característico del urbanismo madrileño de las primeras décadas del pasado siglo. Mas, dado el descuido municipal en su catalogación, el pleito podrá ser ejercitado.
Pese a carencias, no hay duda de que en la conservación del patrimonio, en la propia consideración del hábitat urbano, con los comicios democráticos hemos avanzado mucho. Se ha de apreciar, no obstante, que a las ciudades con relevantes bienes religiosos se les avecina un reto mayor; porque, de no encontrar alternativas, puede verse alterada, negativamente, su fisonomía urbana. La razón es que gran parte de los conventos, monasterios, hoy están habitados por un clero regular en la ancianidad y con escasas perspectivas de nuevos ingresos. Estos inmuebles, con su valor histórico y religioso, también por su inmediato entorno, con sus zonas de cultivo o esparcimiento, son verdaderos pulmones en el corazón de las ciudades; su ruina o derribo ocasionarían un franco deterioro de manzanas históricas. No son estos los únicos edificios que «imprimen carácter» a un pueblo o ciudad; otras construcciones civiles presentan sumo interés, incluso aquellas que sin un valor arquitectónico notable han sido la morada de ciudadanos destacados, a los que se les ha de honrar, en su propia casa, con la exposición de su patrimonio, sea pictórico, literario, o de otras artes y ciencias. Si para los ya derribados no hay solución, conservar los que permanecen, y son de interés para la memoria y futuro de la vecindad, es un reto ineludible.
Los ayuntamientos carecen de recursos para dar solución a asuntos de tanto interés como los aquí señalados. La segunda descentralización con su correspondiente participación en los tributos estatales, la que atañe a los municipios, tanto tiempo proclamada, no ha llegado, ni parece próxima, dada la situación política de España, con los dos partidos principales ajenos, como en tiempos pasados y con las negativas consecuencias ahora sobrevenidas, a entenderse en lo fundamental. Pero los gobernantes municipales han de ser previsores, no cegarse con una visión inmediata y rentable de su gestión: a ellos corresponde batallar por la pervivencia de la esencia de los pueblos y las ciudades.
08/07/2017
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Humo y enredo en la Línea del Oeste
Una de las aspiraciones provinciales del último tercio del XIX fue la consecución de una nueva línea férrea, que enlazara, la ya existente, la del Norte, con Benavente y el suroeste peninsular; de hecho, en los periódicos leoneses, en las décadas decimonónicas, de los 70, de los 80, se suceden un gran número de artículos que aventuran cuán beneficioso sería, en el orden económico, social, también militar, el contar con otra dotación más de tan moderno medio de comunicación. La pugna entre León y Astorga por tal logro fue enconada, pero, dada la gran influencia y cometidos en las áreas gubernamentales madrileñas, de correosos políticos astorganos, sagastinos, como Pío Gullón, la ganó la ciudad augusta. Gran parte discurriría paralela a la existente Calzada de la Plata, la vía romana entre Mérida y Astorga. Prontamente ejecutada, el tren inaugural llegaba a la Estación del Norte astorgana, para ser festejado, por la nueva Línea del Oeste, el 21 de junio de 1896.
Casi noventa años después, el 1 de enero de 1985, entró en vigor un decreto ministerial de supresión de más de 900 km de vías férreas altamente deficitarias, para uso de viajeros. En lo que atañe al oeste de la nación, afectó a varios ramales (en Huelva, en Salamanca…); y a la Línea del Oeste: a los 347,5 km, entre Palazuelo-Empalme (del partido judicial de Plasencia) y Astorga-Puerta Rey. Un nuevo decreto de 1996 determinaba su clausura, incluso para tráfico de mercancías (que era ya testimonial), y autorizaba el levantamiento de las vías y nuevos usos. Desde su cierre para el tráfico de viajeros, hasta nuestros días, han pasado más de treinta años. Si recopilásemos los buenos propósitos electorales, las distintas promesas y propuestas, en artículos, manifiestos, comparecencias, para recuperar el tren perdido, contaríamos con un montón de volúmenes y grabaciones, que no han tenido fruto alguno.
Para Renfe, y posteriormente Adif, responsables de tal propiedad estatal, este ferrocarril viene siendo como un tumor rectilíneo, sobre el relieve, que extirpar y del que desprenderse: después de promesas de reconvertirlo para uso de mercancías, su intención periódica no es otra que el desmantelamiento de las vías y cuanto a ellas asiste; y así en parte ha sucedido, y del todo hubiera sido llevado a cabo, a no ser por la oposición de ayuntamientos y colectivos. Con total impunidad se han levantado y vendido tramos de vía, desvalijado estaciones, casillas, pabellones, destruido apeaderos…; se ha permitido ocupar los amplios terrenos que franquean el balasto y se ha dejado tan singular bien a merced de la maleza.
Han sido algunos ayuntamientos los que, reconvirtiendo su uso, para fines sociales o culturales, han salvaguardado parte de tan ingente patrimonio, previa solicitud de cesión con un arrendamiento a precio simbólico. En estas últimas semanas, ha vuelto a cobrar actualidad la Línea del Oeste, en Zamora, Hervás, Astorga… Se suman a otras iniciativas de décadas pasadas, algunas impulsadas por empresas privadas, de explotación para fines turísticos, las cuales se presentan a los ayuntamientos con la bendición de Adif, que no ansía más que desprenderse de tan ‘engorroso’ patrimonio. Son empeños contradictorios, cuando debían ser unitarios para todo el trayecto, y de un costo mayoritariamente inasumible, ya se trate de habilitar la vía como zona verde, se pretenda restituir el tren perdido, o se ambicione el sustituirla por una nueva infraestructura, acorde a los tiempos. Como senda verde ‘pisable’, sería conveniente el mantener limpias las dos amplias franjas, propiedad pública, que costean los raíles y el balasto, en todo su recorrido. No ha habido hasta el momento, por parte de los parlamentarios nacionales, una propuesta, una exigencia constante de lo que ha de ser inmediato y fundamental: que Adif mantenga la conservación, la vigilancia, de tan importante dotación.
Hoy se alude a este ferrocarril, como el de la Vía de la Plata, pero no se corresponde con su nombre fundacional, ni de tradición histórica, incluso lo confunden con el de la Ruta de la Plata, denominación esta última con que se difundió el tránsito, por su trazado, de los TER y los TAF desde Gijón hasta Sevilla a partir de 1969. La Línea del Oeste, junto al falseamiento de la calzada romana de Mérida a Astorga (Vía de la Plata), y el frustrado aprovechamiento de la Cañada Real de la Plata o de la Vizana (tan bien planteado en un estudio del Ministerio de Transportes, en 1985), son tres máximos ejemplos de cómo se vienen desbaratando unas posibilidades de desarrollo del eje vertebrador, histórico, cultural, patrimonial, del oeste español. Y se malbarata con mucho humo y no menor enredo.
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0/067/201
LA NUEVA CRÓNICA
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A la espera
Hace unos días fue noticia destacada la denuncia de un sindicato de profesores catalanes, Ames, por el adoctrinamiento y manipulación histórica de diversos textos escolares que rigen en su nacionalidad (que así se ha de nominar, por hoy, Cataluña según el artículo segundo de nuestra Constitución). Es un tema, si se quiere, de no tanta relevancia como la desigualdad creciente entre los españoles, que arrojan todas las estadísticas solventes, en los ámbitos educativo, sanitario y social, en razón de la comunidad autónoma en la que viven; sin desmerecimiento de la mención a los impedimentos existentes, para ejercer, en algunas de ellas, los derechos que les otorga su ciudadanía.
La transferencia de la educación, en las condiciones en que se ha efectuado en España y cómo algunas comunidades la ejercen, ha sido una de las dejaciones, por parte de los gobiernos, más clamorosas, cuya consecuencia más evidente es el ‘horadamiento’ de un sentimiento nacional, que no es algo arcaico y retrógrado, sino una suma esencial de derechos y obligaciones en condiciones de igualdad, ejercidos en un territorio al amparo de una legítima Constitución. Tanto la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, como el historiador García de Cortázar, han testimoniado la relevancia de la manipulación de la historia: se duele la primera al manifestar «que resulta desolador ver generaciones educadas en la falsedad, en tergiversaciones graves»; y busca el segundo el origen de tan acusado error, no reparado posteriormente, en la época de Adolfo Suárez, “por haber entregado a las comunidades autónomas la palanca ideológica de la historia, renunciando el Estado al principal instrumento de formación de ciudadanos».
El hecho, a estas alturas, de que la Alta Inspección educativa haya manifestado su intención de interesarse por asunto de tanta enjundia, en una de sus vertientes, la veracidad de los contenidos de los libros de texto en una autonomía efervescente, indica hasta qué punto viene incumpliendo sus obligaciones, con total indolencia. La misma manifestada cuando se toleró el uso de los centros escolares como sede de la consulta ilegal, no exenta de mimos y pancartas, efectuada en Cataluña el 9-N de 2014: ¡vaya lección para la formación de los escolares!, y qué pocos repararon en denunciar tal villanía. La manipulación de los contenidos de los libros de texto, espoleada por cargos políticos, no es algo insólito, novedoso, o pintoresco…, sino harto frecuente en aras a conseguir un desapego hacia España desde la más tierna infancia.
Las directrices políticas para la aprobación de los libros de texto atañen también a las editoriales pues, según qué comunidades, unos mismos contenidos han de merecer tratamiento diferente para recibir la aprobación del consejero o director de turno regionales. No solo la tergiversación afecta al ámbito histórico, aunque es la más palmaria, también a otros, como el literario, o el lingüístico, pues se da el caso, por ejemplo, de que para satisfacer el capricho necio-identitario del mandarín de turno, lo que es un habla local ha de ser denominado como dialecto; o lo que es dialecto como lengua, o bien no mencionar siquiera ninguno de los dos, como sucede en algunos textos con el dialecto valenciano. Uno mismo ha visto de cerca cómo a más de un alumno trasladado no le dieron a conocer a Rubén Darío, y, en su lugar, lo atiborraron con la versificación de un aficionado local, de la misma época, expresada en una lengua regional.
Cabe preguntarse a qué se debe tanta desidia, desinterés, de los responsables públicos, en primer lugar, pero también de gran parte de la sociedad, hacia nuestro común patrimonio cultural, que nos debería concernir, e ilustrar, a todos los españoles. ¿Por qué no existe una comisión de expertos, solventes en las distintas disciplinas, constituida por representantes del ministerio del ramo y de las propias autonomías, que supervisen y autoricen la publicación de los libros de texto? No es este el único disparate, en estos días los bachilleres españoles afrontan la prueba de selectividad (ahora Ebau): es dispar la exigencia, el modelo de examen, los contenidos, según la región. ¿No sería más conveniente que, con la salvaguarda de otras lenguas de la nación, además del español, el examen fuera el mismo, con tribunales aleatorios, y a la misma hora en toda España? ¿Acaso no se tentarían la ropa los manipuladores al abocar a los estudiantes a un fracaso?; ¿no sería este un parco remedio, sencillo y útil?
Cierto es que la tesitura política que vive España y la formación truncada de parte de sus políticos no se prestan mucho que digamos a estas disquisiciones. No obstante, estamos a la espera de ese informe de la Alta Inspección ministerial, como respuesta a la reclamación del sindicato Ames. ¿Llegará?; ¿y si así fuere, se nos comunicará, al tiempo, alguna solución? O seguirá abundando la dejación o alguna negociada componenda…
La Nueva Crónica
13/05/2017AA
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Pedro Sánchez: el aspirante volátil
Seguir los discursos de los tres candidatos a la secretaria general del PSOE tiene su enjundia, y en el caso de los de Pedro Sánchez, orales y escritos, tal bamboleo, que es para marear hasta al más pintado. Cierto es que este aspirante a volver a la añorada cúspide del puño y la rosa hasta el momento no ha merecido contestación a sus contradicciones. Aparece arropado por esos ex, añorantes de volver a ministerios y otros cargos, de algunos secretarios territoriales que, como él mismo, han cosechado en las urnas un fracaso estrepitoso; y no faltan tampoco heridos reservistas, a la espera de alcanzar el poder en un área del Partido. Con todos estos compañeros de viaje, y otros de desinteresado sentimiento, va encandilando a no se sabe qué foráneos y a cuántos de la propia casa (es decir, con voto el día 21).
Visto por ese cónclave, que orienta y desorienta a Pedro Sánchez, el nuevo vapuleo en las urnas a otro candidato socialista, a la presidencia de Francia, que concurría con un programa radical, así como apreciar que va cayendo en la cuenta la militancia de que bajo el eufemismo de un gobierno de las izquierdas se esconde el propósito de alcanzar, después de haberlo acariciado ya una vez, un pacto futuro con los morados, con el auxilio de los secesionistas, el exsecretario y sus teóricos han decidido enmendar con secante exprés el programa presentado el pasado mes de febrero. En la última proclama ideológica que le han pulido, esta misma semana, redefine su ideario.
Así, la noche del 30 de octubre pasado, el exsecretario socialista, en televisión, ante Jordi Évole, se presentaba como una víctima de poderes económicos y periodísticos. Tras unas frases sustanciales, la de que se había equivocado al tachar a «Podemos de populistas» y esa otra de que «el PSOE tiene que trabajar codo con codo» con esta agrupación morada (los secesionistas siempre, bajo la camilla), nos descubría el trasfondo de sus intenciones. En los mítines, hasta hace un par de días, ha venido defendiendo esa idea de «acción común de las izquierdas». Anteayer, para ocultar este proclamado maridaje, el invento ha sido una «alianza social de progreso», en sintonía con sindicatos, etc.; con un proyecto de carácter «reformista, no rupturista».
En esa citada entrevista con Évole, decía haber estado de acuerdo con la abstención que facilitase el gobierno del partido más votado, pero no la adoptada, «en bloque», sino «técnica», es decir, lo más minoritaria posible. Últimamente, y con insistencia por el viento a favor de los nuevos y escandalosos casos judiciales en el partido conservador, se manifiesta como el gran opositor, héroe y víctima, de esa decisión tomada mayoritariamente en los órganos representativos del PSOE; con el ánimo de culpabilizar a los compañeros de una contaminación con los desafueros ajenos. Lo que se veía venir, en caso de ir a unas terceras elecciones, con un descenso reciente de hasta ochenta y pico diputados, o bien la alianza con un conglomerado podemita y secesionista (¡con los representantes que ahí anidan!), no es motivo de reflexión sino tema tabú en los mítines del exsecretario. Aun menos, cómo él y el PSOE podían ser engullidos y ocasionar una gobernanza delirante.
Otro hecho, que no habrá caído en el olvido, es aquella inmensa bandera que Pedro Sánchez colocó como telón de fondo para una intervención suya, de tinte solemne. De la bandera gigante, hace días pasó a defender una idea de España como nación de naciones, y esta semana, para los ingredientes de un cóctel completo, no de naciones a secas, sino culturales. Si volátil, y presto al oportunismo del momento, es el pensamiento político del exsecretario socialista en cuestiones de identidad y gobernanza, chiquito él no se queda en atribuirse la representación de los militantes, denostar a los que detentan o han desempeñado altas o medianas responsabilidades y proclamarse (¡con su bagaje!) el pura sangre del socialismo español. Y así el PSOE no solo tiene un gran problema, que es definir unas ideas socialdemócratas, y no en las nubes, ni para «contentar», sino en el contexto económico, social e internacional que vivimos; se enfrenta, también, a las ambiciones de un candidato que puede dar al traste con una posibilidad de recuperación electoral, y de convivencia dentro del Partido.
No consta en la historia del socialismo español un militante afamado, aspirante a la secretaría general, tan volátil, mudable e inconstante.
http://www.lanuevacronica.com/pedro-sanchez-el-aspirante-volatil
Andrés Trapiello habla de Michi Panero , 2 , mayo 2017
http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/recuerdos-tragicos-saga-panero_1156838.html
29, abril, 2017.
EL PSF, MAL, EL PSOE AÚN PUEDE IR A PEOR
Artículo sobre los resultados en Francia para el partido socialista y su cotejo en España.
http://www.lanuevacronica.com/el-psf-mal-el-psoe-aun-puede-ir-a-peor
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¡VIVA FRANCIA! ¡VIVA LA UNIÓN EUROPEA!
Macron, en la noche electoral (23, abril, 2017): “Quiero ser el presidente de todos los patriotas frente a las amenazas nacionalistas..., en Francia y en Europa”.
Las elecciones para la presidencia de Francia han resultado, para Europa y dentro de ella, España, lo más positivas, en las circunstancias en que se desenvolvían. Macron, antiguo militante socialista y del ministro Hollande, con su carisma y una nueva agrupación política, llegará a ser el presidente de Francia. Europeísta convencido, tendrá que desenvolverse en circunstancias difíciles, pues habrá ver qué resultado deparan las próximas legislativas en el país vecino; en todo caso, las atribuciones de un presidente francés, que nombra a todo el gobierno, son muy amplias (no, como en España, por ejemplo, que precisa el beneplácito del Congreso). Dejando aparte el fiasco del partido socialista francés, en cuyas primarias salió elegido un candidato amortizado electoralmente, frenar el nacionalismo extremista supone una garantía para los europeos (Marine Le Pen, además de su xenofobia pretende sacar a Francia de la Unión Europea, es decir, finiquitar, como desean Putin o Trump, nuestra unión cultural y política). Francia es una nación, con orgullo y defensa común de sus intereses; ese guion han seguido el candidato conservador y socialista al pedir, de inmediato esta noche, el voto para Macron en la segunda vuelta. Mélenchon, al que fue a aplaudir Iglesias Turrión, un izquierdista que bien sabe que parte de su voto también puede deslizarse hacia la extrema derecha (los extremos se tocan) no ha pedido el voto para Macron en la segunda vuelta¸ era partidario, como la señora Le Pen, de convocar un referendo sobre la permanencia de Francia en la EU; indica su catadura bajo la apariencia de una revolución ecológica, solidaria, de querencia chavista. Hoy, aunque no lo parezca, ha nacido de nuevo Europa, o al menos, después de la espantada de Gran Bretaña, puede seguir siendo un espacio abierto para cuantos vivimos en este viejo continente; y eso ha de alegrarnos a cuantos, independientemente de la afinidad a un partido u otro, estimamos como valor supremo una sociedad europea abierta y respetuosa con los valores democráticos.
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14, abril, 2017
¿QUIÉN SERÁ este penitente descalzo, abrazado a la Cruz en la Plaza? ¿Qué misteriosa promesa o deuda habrá contraído con el Cristo de los Afligidos de San Andrés? Ha estado la mañana asoleada y en ocasiones entreverada por deshilachadas nubes, con ese sol impropio de abril y que causa escozor en los cutis más delicados. Mediado el día, brillaba ardiente el jaspe, rosado y gris, del atrio catedralicio; caliente el enlosado del viario monumental, desde el Palacio, hoy diamantino, hasta la barroca fachada municipal, engalanada; y recalentaba los pies sobre los zapatos y cegaba los ojos el asfalto en El Postigo. En ningún momento vimos al penitente en tan larga andadura mostrar calentura en sus pies desnudos, ni mover los dedos para despegarlos del suelo, pues caminaba como acariciando el abrasivo suelo.
1, abril, 2017
ESTA TARDE-NOCHE VIOLÍN, BOMBO, TROMPETAS…

Dos fotos adjunto de nula calidad; no se pueden pedir peras al olmo, desde la distancia y sin artefacto adecuado; son, pues, puramente testimoniales. Seguro que Eloy Rubio Carro nos ofrecerá algunas de gran expresividad. Pero el hecho está ahí: un breve concierto, a propósito del Pregón que abre la Semana de Pasión, que sonaba en la catedral como en los cielos, nos ofrecieron tres jóvenes astorganos, con altos vuelos musicales, ya en EEUU, el conservatorio astorgano, o en Asturias: Dani González (violín), Sara Martínez (viola) y Elena Martínez (violonchelo). Del talento personal y de la consecución del Conservatorio, de los estudios musicales municipales, se están viendo estos frutos. Tuvo lugar el “Pregón” de Semana Santa a cargo del cardenal emérito, Carlos Amigo, quien conserva ese carisma y apertura que encantó a los sevillanos y a tantos españoles vinculados con la Iglesia; tuvo el gran acierto de dedicarlo, e inspirarse en parte, en los dos hermanos, tan queridos y añorados, Bernardo y Hortensio Velado Graña. Como es de rigor, en nuestra tradición, al “Pregón” lo precede la comitiva de la Dominica, antes a cargo de Morla y Paco (trompetas) y Santiago y El Chato (con el bombo); y ahora de Óliver Alonso, Jaime Moreno (traviesos en las aulas, pero endomingados y pacientes en la catedral, “¡lo que enseña la música!”), Laura Álvarez y Pepín. Podemos concluir diciendo que una nueva generación con formación musical (junto a la aportación de las Bandas) tiene su protagonismo en la Semana Santa.
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Más que el chocolate
Juan José Alonso Perandones
En las ciudades se ha prestado especial atención en los últimos tiempos a lo que comúnmente se denomina patrimonio monumental, si tal patrimonio tuviesen. Sin embargo, se han demolido con alegría edificios industriales de gran singularidad, con desprecio hacia la historia fabril, como si fuesen bienes de segunda categoría. Astorga, por su relevancia en el mundo romano (fue capital de un Convento Jurídico con amplio territorio) y su continuidad en una de las primeras sedes episcopales, cuenta con un patrimonio arqueológico, escultórico y arquitectónico de gran interés, y que explica, junto a sus calzadas y caminos, la huella civilizadora de la historia peninsular; no carece de importancia su patrimonio surgido de la economía tradicional.
La historia industrial de Astorga, fundamentalmente, está ligada en la época contemporánea a la fabricación del chocolate y mantecadas y a la molturación de harinas, empeños empresariales que tanto se podían dar en forma individualizada como compartida, incluso con la venta de otros bienes, cafés, bujías, velas… Coincide el auge de estas actividades, en las últimas décadas del XIX y primeras del XX, con la construcción del palacio episcopal de Gaudí, única obra del genial arquitecto reusense, que, fuera del ámbito catalán, es hoy un museo abierto a viajeros, caminantes y turistas.
El patrimonio histórico de los pueblos, incluido el vinculado a las actividades industriales, no es propiedad exclusiva de sus pobladores, ni de sus legítimos dueños, sino que su preservación es algo de interés para muchos ciudadanos, de la nación, o de otros países: bien pensado, es una suerte de interrelación entre las ciudades, de atracción y prestigio. Por fortuna para la ciudad de Astorga, pese a las demoliciones efectuadas en la segunda mitad del siglo XX, conserva de aquel auge empresarial y comercial un conjunto de edificios de gran interés; de gran interés por la sencilla razón de que los fabricantes se distinguían tanto en la construcción de la morada familiar, como en la fábrica, por el buen gusto. No en vano, algunos de estos edificios conservados fueron diseñados por reconocidos arquitectos, en aquellos momentos con proyectos en la Villa y Corte.
Astorga es un buen ejemplo, pues, de cómo lamentar lo indebidamente destruido y de celebrar el patrimonio industrial que se mantiene en pie. ¿Cómo ha sido posible el que una ciudad que había olvidado lo que fue su principal actividad industrial, que precisaba incluso del ferrocarril para transportar toneladas de chocolate, haya despertado de su insomnio? No siempre los grandes proyectos con visos de futuro nacen de las instituciones, ni precisan grandes subvenciones, ni una costosa cohorte de administradores y propagandistas. Este de Astorga, de sacar provecho de lo que ha sido su más importante actividad industrial, con sus moradas y fábricas, no fue un empeño primero del ayuntamiento o de alguna asociación del ramo, sino de un modesto empresario de la ciudad, José Luis López.
Fue este astorgano con acreditado bazar quien puso todo su empeño en rescatar, cual amanuense, todos los útiles de fabricación artesanal del chocolate; junto a cuanto material de envasado o de publicidad artística conservaban particulares o se hallaba abandonado. Instaló, con exquisito gusto, el primer museo del chocolate de España (de los primeros de Europa), hoy municipal y con nueva sede en una de las fábricas señeras del tránsito de los dos siglos pasados, la de Magín Rubio. De esta suerte, en los escaparates de las confiterías de este nuevo milenio se anuncian libras, tabletas y bombones. Y el astorgano, el viajero, el curioso lector, pueden disfrutar de unos bienes arquitectónicos, fabriles, que, como decíamos, se han de preservar o revalorizar; al tiempo está a su alcance el acceso a un legado cultural y artístico, vinculados con la metalistería, las imprentas y la creación ilustrativa o pictórica, también literaria, habilidades todas francamente interesantes.
Los antiguos fabricantes de chocolates establecidos en Astorga, venidos algunos de tierras levantinas, gallegas…, representan el vigor de una época, con un planteamiento político muy “osado” y dinámico (muchos de ellos fueron alcaldes o concejales de gran impronta). En este fin de semana la ciudad rememora tal gesta con una nueva muestra ferial del chocolate, instalada en el noble edificio del seminario diocesano. Un amplio elenco de industriales agasajarán a miles de visitantes con el arte y sabor de este producto que de clérigos y marqueses pasó a ser golosina festiva; con el que no solo se festejaba la entrada de los obispos en la ciudad, sino otros múltiples acontecimientos. Se trata, a fin de cuentas, de que tan importante patrimonio sea disfrutado, restaurado si tal intervención precisa, genere beneficios y, ante todo, que no muera.
La Nueva Crónica, 18, 03, 2017
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Brindis en la Puerta del Sol por Losada
Juan José Alonso Perandones
Este sábado pasado, 19 de noviembre, el emblemático edificio que diseñara el arquitecto francés Jaime Marquet, por encargo del monarca Carlos III, en 1768, para Real Casa de Correos ha acogido, junto a la plaza en que se asienta, la Puerta del Sol madrileña, los actos de celebración con motivo del 150 aniversario de la inauguración del reloj de Losada, en cuya torre se asienta. No han sido nada generosas las instituciones capitalinas con este hijo ilustre de Cabrera, de Iruela, cuya biografía ha sido escrita con datos fehacientes, y con no poca invención, en parte esta última motivada por las composiciones y memorias que le dedicara el autor romántico José Zorrilla.
El cronista astorgano Luis Alonso Luengo, tan atento siempre a cuanto redundara en el prestigio de Astorga y de sus comarcas, y de su diócesis, prestó especial atención a este entorno (al que José Antonio Carro Celada se refería como km cero), donde conviven José Rodríguez Losada, y el maragato Cordero. Este último construyó, en sustitución del convento de San Felipe el Real, las casas aledañas de la calle Mayor, símbolo para la remodelación de la arquitectura de la ampliada Puerta del Sol a mediados del XIX. Alonso Luengo publicó la monografía, en 1990, El reloj de la Puerta del Sol, financiada por la Comunidad de Madrid, con datos extraídos de la documentación, y de la ficción, existentes en tal fecha; con su estancia en Astorga, a principios de 1860 (inverosímil es su apreciación de que don Matías, aún sin ejercer de maestro en la ciudad, lo acompañara), y la donación a Iruela de un retablo que hoy se conserva en su iglesia, y que ha sido recientemente restaurado.
La Comunidad de Madrid regenta hoy este singular edificio, como sede institucional, y, junto a la meritoria publicación del libro de Alonso Luengo, llevó a cabo otra actuación, no muy afortunada, por cómo la planteó su presidente, Ignacio González, dos días antes de las campanadas de la Nochevieja de 2014. Fue una ocurrencia repentina para imagen propia, ante todo, que se saldó con la colocación de una placa en reconocimiento a Losada, ubicada en la escalera de acceso al reloj, sin tránsito para el público. Este sábado, el gobierno regional había previsto un programa de actos, que se ha llevado a cabo y que bien puede ser preludio de un reconocimiento con mayor participación institucional y popular; con la colaboración del ayuntamiento de la Villa, el cual, inexplicablemente, bien porque no fuera invitado, o no le interesase, ha estado ausente en este acontecimiento. Y no hay que olvidar que Losada donó un bien tan valioso, y de tanto significado, al pueblo, a la ciudad capital de la Nación.

Entre el público asistente a los actos de este sábado, cabe destacar la presencia de vecinos de Iruela y representación de su Junta Vecinal, como Pedro San Román o la profesora Isabel García Rodera (luchadora incansable en el propio pueblo y en Madrid para “la causa” de Losada); Javier Álvarez Prada, investigador fundamental de su biografía y obra, y una representación de la Casa de León. Los actos comenzaron, en el salón de la Real Casa, a las diez de la mañana, con la destacada presencia de la Directora General de Patrimonio Cultural, Paloma Sobrini, de la Comunidad de Madrid, y de uno de los encargados del mantenimiento del reloj, Jesús López Terradas. Sobrini abrió la conferencia, e intervino al final, para contar los pormenores de los usos en la historia de tan singular edificio (que también fue Ministerio de la Gobernación y durante el franquismo sede de la temible Dirección General de Seguridad), y el realce que para el mismo supone el reloj de Losada. Jesús López desgranó los pormenores del funcionamiento de tan precioso bien, y los cuidados de mantenimiento que requiere, sin dejar de lado aspectos históricos, como los sucedidos en la Guerra Civil, cuando una bomba caída en la aledaña calle Mayor ocasionó la voladura de sus esferas, o el comentado cruce de un obús por la que mira a la calle Carretas.
Se ofreció también un vídeo, en el que aparecen personas especialmente vinculadas al reloj, como José María Íñigo, o el propio Ramón García, que durante años viene presentando, para TVE, la despedida del año con las doce campanadas. El actor Rafa Maza (con tres actuaciones, para los asistentes a la conferencia y público en general), provisto de atuendo a la usanza de Losada, ofreció un discurso histórico y lúdico, sin olvidar lo que había supuesto para el hijo de Iruela, otros muchos españoles, y para la cultura “romántica”, el exilio provocado por el rey Felón, Fernando VII. Finalizados los actos en el interior de la Real Casa, el numeroso público asistente en la Plaza festejó las doce campanadas del mediodía, muchos con uvas y champán, como es de rigor en la Nochevieja. No se cierra el telón de los actos con estos sones, pues cualquiera puede realizar una visita virtual, por la instalación del reloj y vistas del Madrid cercano, a través de un vídeo subido al canal Youtube, de la Comunidad madrileña, que ha sido grabado en 360 grados.
La Junta Vecinal, los irolanos, y otros leoneses están a la espera de que el ayuntamiento madrileño honre (y se honre a sí mismo), con la denominación de una calle y, si posible fuera, con una escultura, al relojero José Rodríguez Losada: un patriota generoso y genio de la relojería europea.
("EL Faro Astorgano", 22, nov., 2016)
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LA NUEVA CRÓNICA. TRIBUNA DE OPINIÓN.
Juan José Alonso Perandones | 05/11/2016
Y ahora…, ¿dónde los mirlos?
Tras apurar el último momento que le cabía de relevante notoriedad, Pedro Sánchez renunció a su acta en el Congreso. Dimitió sin precisar cuáles podían haber sido esos errores que hubiera podido cometer; y sin preguntas por parte de los periodistas, es decir, con esa malhadada y rechazable costumbre de convocar a la prensa para leer un manifiesto. Salvaguardó, al evitar votar ‘No’ en el Congreso, cerrar las puertas para sus aspiraciones próximas dentro de la organización política; más allá de las sanciones, en la costumbre del PSOE no encajaría que un exsecretario, cual gallito, en el Congreso exhibiese tal desafío. Pese a que deja algunos puntales, en Cataluña, ante todo, hay que percatarse de cuál ha sido el voto de sus más fieles allegados, Luena, Hernando…; y no hemos podido conocer el del senador Óscar López (gran maniobrero del delirante pacto), militante que tuvo su papel en Castilla y León y que no cuenta, precisamente, con un caudal de aciertos. El nuevo periplo que Sánchez dice va a repetir por las agrupaciones, con el bagaje que ha cosechado, ya no lo aupará a la Secretaría General.
El puntal catalán, Iceta, ha sido determinante para el fracaso final de Pedro Sánchez. La relación del PSC y PSOE, desde la constitución formal del primero en 1978, no ha sido un camino de rosas; algunos destacados militantes, como los Maragall, Geli, etc., hoy están fuera del partido, después de haber ocupado cargos relevantes. No faltaron, especialmente al expresidente Zapatero, desaires, como el protagonizado por el consejero Joan Carretero cuando lo menospreció con los apelativos de «españolista y demagogo». Algún día Zapatero probablemente escribirá sus memorias, y entonces apreciaremos cuánta carga negativa para su gobierno supusieron los dos Tripartitos y el no poder establecer otras alianzas «más racionales». Iceta, si no un nuevo Tripartito, con su empeño de hilvanar un gobierno para España (con el popurrí de Podemos, la trastienda de Esquerra, los pujolistas…), aspiraba a desempeñar un papel en Cataluña que las urnas no le han otorgado, y aún menos en toda España (7 diputados fue la cosecha). Quedaban, y quedan, de esta suerte, al PSOE, junto a problemas sinfín de articulación y liderazgo otra cuestión de gran envergadura: cómo establecer una relación franca y leal entre ambos partidos sin renunciar a una organización con sintonía en todo el territorio nacional.
Una vez efectuado lo que en anterior ocasión hemos llamado ‘el volantazo’, esto es, evitado el PSOE unas terceras elecciones y una diatriba ante un gobierno para España compuesto por un batiburrillo de acechantes, con vicepresidente camaleónico y de gesto televisivo pinturero, cabe preguntarse: ¿qué necesita España? Pues unos mirlos tanto en el partido conservador como en el socialista capaces de regenerar la vida política de la Nación, de demostrar fortaleza y ‘cumplimiento’ de la ley, con sus consecuencias, ante los secesionismos; de dejar a la justicia, cada cual en lo que le toque, que resuelva los fraudes o el uso cortijero de la administración pública de pasados tiempos. ¿Es posible?, al menos es exigible, a ambos partidos, con la pesada carga, más o menos maloliente, en la mochila, que les corresponda. En esta regeneración, y en invitar a participar a aquellos cualificados en nuestra sociedad para aconsejarla, el PSOE debería llevar la voz cantante e integrar a cuantos tengan por bandera la fidelidad a la Constitución; es aún su oportunidad, quién sabe si, para continuar gozando de cierta primacía, su última oportunidad.
http://www.lanuevacronica.com/el-volantazo
TRIBUNA DE OPINIóN
1, 10, 2016
PEDRO SÁNCHEZ: LA OPORTUNIDAD PERDIDA
Juan José Alonso Perandones
Cuando las cámaras televisivas en el Congreso enfocan a la bancada socialista delatan la minoría que actualmente representa este grupo político en el foro nacional. Si las trasladamos a Cataluña o País Vasco, aún resulta más menguada y delatora de una acción política equivocada (quién lo diría, casi igualados con el PP). Parece la sombra de lo que un día fue. En este declive tiene su parte la crisis económica, pero, fundamentalmente, errores de estrategia política y la esclerosis a que han ido sometiendo a la organización algunos dirigentes cuya máxima aspiración ha sido perpetuarse en los cargos, propósito al que dedican horas sin fin para urdir cómo conseguirlo.
Las causas profundas del decaimiento del Partido Socialista, pues, no se han de cargar, sin más, sobre las espaldas de Pedro Sánchez, quien eligió, por cierto, a continuación de Madrid, la Agrupación de Astorga, para hacer su presentación, en junio de 2014, como candidato a la secretaría general del partido. El reto no era fácil: renovar una organización centenaria que, junto a sus virtudes, había acumulado algunos vicios (no menor el uso de las administraciones como regalías para algunos de ellos, incluso abandonados los cargos). Desafortunadamente, el elegido secretario general no ha podido, o sabido renovar la savia del partido ni calar, como líder solvente, para los españoles, en las distintas elecciones que se han venido celebrando desde su asunción de tan alta responsabilidad.
Sea por la falta de cintura o tacto de él mismo, de su círculo más cercano (ajeno totalmente a la gestión pública, es decir, inocentes totalmente de lo que es gobernar y la responsabilidad que ello conlleva), lo cierto es que el partido centenario está sumido en el desconcierto y en la desestima de gran parte de los españoles. El propósito de la utilización por parte de Pedro Sánchez de los recursos que facilita el control de la organización política para, con el pretexto de una gran consideración hacia los militantes, perpetuarse en el poder del partido con una nueva elección sorpresiva y “exprés”, esto es, sin dar tiempo real a otras alternativas, lo desacreditan y delatan cuáles son, en su fuero interno, más allá del partido y de los intereses nacionales, sus aspiraciones personales.
No puedo afirmar rotundamente, pero no creo andar desencaminado, si sostengo que los militantes socialistas, efectivamente, no quieren un gobierno de derechas, pero tampoco un gobierno alternativo con quien tanto los ha insultado y tantos mordiscos de continuo les tienta y vocea, Iglesias Turrión, y los proseparatistas catatalanes. Si el PP tiene casos judiciales a mansalva, tantos o más, “y más familiares” son los de los convergentes catalanes, con el aditamento de su deslealtad para con los demás españoles. Por mucho que baile y se desgañite Iceta, los convergentes, sus mayordomos de Esquerra y otros semejantes no son buenos compañeros de viaje. No se debe confundir a los militantes, ni a la opinión pública con estrategias, tentadoras publicitariamente, pero imposibles. Un partido como Ciudadanos no puede aceptar esa coalición, sencillamente porque nació precisamente en Cataluña para denunciar sus atropellos. Es decir, que se permite gobernar al partido que ha ganado las elecciones, o se pretende una coalición dañina o unas elecciones con resultados más menguados.
Pedro Sánchez, si las prisas, o su ambición no atemperada por ser presidente, o lo que fuere, no lo hubieran cegado, podría haber llegado a ser un líder con futuro. Porque todo lo tenía en su mano, es decir, la posibilidad de negociar unas reformas positivas para la Nación, con un partido, conservador, que en otra tesitura no las hubiera aceptado, y, culminadas, exigir nuevas elecciones. No cabe duda, que los españoles hubieran premiado esta altura de miras; y si se les hubiera explicado a los militantes las razones, las causas, de una abstención lo hubieran entendido, al igual que sucedió con la incorporación a la OTAN (este caso de mucha más enjundia). El Partido Socialista ha de seguir siendo un partido de gobierno en los “moldes” democráticos europeos, no cautivo de un infantilismo izquierdista y frívolo para con la Nación, que vende mucho, tanto como pobreza y enredo puede aportar. Lo que canta son las urnas, ese castigo cada vez más acentuado es el veredicto ciudadano.
Y hay otro aspecto desacostumbrado en el Partido Socialista que bajo el mandato de los actuales dirigentes muchos militantes han vivido: un afán desmedido por combatir a quienes consideran de otro bando, sea de Madina o de otro militante. El caso de lo acaecido hasta hoy en día con la Agrupación Socialista astorgana, donde recordábamos, inicialmente se presentó Pedro Sánchez, es la muestra de una arbitrariedad y nepotismo, al menos consentidos, sin límites; también el máximo ejemplo de las consecuencias de un desenvolvimiento electoral erróneo, pues en los comicios locales últimos el partido centenario obtuvo, en relación con su inmediato pasado en la ciudad, el peor resultado de toda España.
Necesita tiempo y reflexión el Partido Socialista, para analizar, con sosiego y sin justificaciones vanas, el porqué de su decaimiento; y contar con unos dirigentes a la altura de las circunstancias, como los tuvo en la Transición. A los que interese más que un gobierno descabellado que los aúpe a los ministerios, el que se lleven a cabo unas anheladas reformas, imposibles sin el partido que obtuvo mayor número de votos de los españoles. Esa es la alternativa, con objetivos y plazos, sea con la permanencia del actual presidente del gobierno (lo más conveniente, pues un líder nuevo podría consolidar en el gobierno a este partido), o de otro representante. Son tiempos difíciles para España, en los ámbitos económico y territorial, y necesita dirigentes, en los partidos que la vertebran, con un sentido de estado, avezados y desprendidos de su interés inmediato personal.
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28, agosto, 2016
¿PARA CUÁNDO LA HORA DEL RELOJERO LOSADA?
Juan José Alonso Perandones
Es, sin duda, el relojero José Rodríguez Losada una de las figuras que ennoblecen cualquier pueblo, provincia o nación. Así lo han entendido en el pueblo cabreirés de su nacimiento, Iruela, asimismo el ayuntamiento leonés, con la designación de una calle; pero no debidamente las instituciones más beneficiadas por su generosidad para con el pueblo de Madrid, con la donación del reloj de la Puerta del Sol. El gobierno autónomo madrileño, en las Navidades de 2104 colocó, dos días antes de las “campanadas de las uvas”, como homenaje a Losada (y de paso, anunciaba, a otros relojeros), una diminuta placa en el ámbito de la escalera de acceso a la torre del edificio de Gobernación (donde se halla el reloj), vedada al público. Fue más un acto encaminado a la imagen personal del presidente de esa institución que un homenaje al ilustre hijo de Iruela; la improvisación y la transmisión de una raquítica información, despachada sin más por los medios informativos, la nula presencia de madrileños en el descubrimiento de la placa, fueron la tónica de un pretendido reconocimiento a un español ejemplar, un patriota más de los que hubieron de exiliarse por las “purificaciones” del rey Felón. Su taller-relojería en Regent Street, 105, de Londres, fue un lugar de refugio para otros represaliados españoles e hispanoamericanos.
Sin el ringorrango llevado a cabo con la colocación de la placa, pero con mayor eficacia, la propia comunidad autónoma madrileña en 1990 publicó el estudio del cronista astorgano, Luis Alonso Luengo, El reloj de la Puerta del Sol; en esta cuidada y meritoria publicación se recoge la versión de la Historia de Astorga (1909), de Matías Rodríguez, los datos de Losada hasta entonces conocidos (incluidos aquellos de los primeros años, que no constan con documento escrito y que parecen responder a la leyenda), y la amistad establecida con Zorrilla, autor que lo honró en su obra poética. Estudios posteriores, como el esencial de Roberto Moreno (Fundación Juanelo Turriano), e investigaciones actuales, deberían completar los datos sobre su biografía y fabricación relojera y de cronómetros marinos. Estamos recordando a uno de los más importantes relojeros de la historia contemporánea, para España y Gran Bretaña, nación esta que, a partir del fallecimiento de Losada (1870), vio cómo Suiza le quitaba la primacía en el arte de la horología.
El pueblo natal de Losada ha sufrido como tantos otros de comarcas astorganas, una ‘brutal” despoblación. Conserva aún numerosas casas (bastantes en ruina) con la tipología descrita por Ramón Carnicer en 1960, bellas, sí, porque son fruto de los materiales de la propia tierra y de un modo de vida, pero que justifican sobradamente el que identificara, en su libro de escrutador caminante, a la Cabrera con las Hurdes extremeñas. Doña Concha Casado, esa andarina Teresa de Cabrera, puso todo su conocimiento y empeño por dignificar y salvaguardar el patrimonio de esta olvidada tierra, y no fue una semilla caída en baldío. Cinco vecinos son, actualmente, sus habitantes, ya todos entrados en edad. Muchos de los que emigraron, o sus descendientes, han restaurado las antiguas casas, construido otras nuevas, por eso en verano es un pueblo en el que bulle la vida. El presidente de la Junta Vecinal, Chencho García, en colaboración con el ayuntamiento al que pertenece Iruela, Truchas, ha llevado a cabo una labor denodada por conservar la memoria del pueblo: con la restauración de la fragua, de las fuentes, de las escuelas; los propios vecinos, con sus aportaciones, rehabilitaron la iglesia, en donde se encuentra el retablo donado por Losada, en su viaje a sus orígenes de 1860 (de cuyo relato no contamos con datos fehacientes, sí, constatada, su llegada a Astorga, donde probablemente hace esta y otras donaciones para ornamentos al pueblo). Les preocupa a todos ellos la memoria pasada, y también el futuro, pues ahora están empeñados en evitar el deterioro del paisaje más próximo al pueblo, con su oposición a la apertura de una nueva cantera de pizarra en sus proximidades, en la bella loma de la Peña de Llampazas.
El próximo 19 de noviembre se cumple el 150 aniversario de la pomposa inauguración por la reina Isabel II del reloj de la Puerta del Sol, donado por Losada a la ciudad de Madrid. Ante esta efeméride, hijos del pueblo, como Isabel García Rodera, su hija Beatriz, y otros, han conseguido montar una exposición, que pretenden tenga carácter permanente, en el propio Iruela, sobre la vida y obra de tan ilustre vecino; acompañada de conferencias y nuevos estudios. Es vivo deseo de los irolanos que el Ayuntamiento de Madrid conceda una calle, en año tan significativo, para el relojero Losada; no es un propósito que ha de resultar ajeno para leoneses con crédito en la villa y corte, aún menos para otras entidades e instituciones provinciales, como la propia Diputación, garante de los desvelos de los pequeños pueblos. Resulta incomprensible que aún hoy en día no haya llegado la hora para el donante de uno de los símbolos más importantes de la capital de la Nación; que no exista un rótulo con su nombre, para que los madrileños, en su deambular por las calles donde suenan las campanadas del tiempo, al alzar la vista, lean e indaguen sobre su propia historia.
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9, julio, 2016
PSOE & PP: la imperiosa regeneración
Juan José Alonso Perandones
El expresidente de la Generalidad Artur Mas, embarcado ahora en refundar su maltrecho y encausado, pero aún potente, partido, daba lecciones como esta en marzo: “Hay una mayoría de izquierdas que no es operativa”. El adalid del separatismo y del uso de medios con capacidad de penetración ideológica y de recursos públicos para inocularla en la ciudadanía catalana, para indicar qué han de bailar otros toca de continuo la gaita con venenosa saliva. Por otra parte, Iglesias Turrión, en cuyo morrazo electoral no ha colaborado poco su petulancia, hurga en las apetencias, en las despiertas, no en las adormecidas, del PSOE, a ver si caldea un avispero, y, en todo caso, no queda con esa depauperada imagen, que de no surgir un revulsivo, acompaña inmisericorde a los que desde las altas pretensiones han de descender a las desconsoladas renuncias.
En mi dilatado quehacer en favor de los astorganos, tuve la oportunidad de conversar con cualificados gobernantes socialistas y populares, y de manifestar mi humilde opinión, acerca de la deriva que estaban alimentando en algunos territorios, por la falta de entendimiento en cuestiones y momentos fundamentales , es decir, de anteponer ambos partidos sus intereses coyunturales al beneficio de la Nación; no solo, pero fundamentalmente, por este primitivo enfrentamiento y por el desentendimiento de sus consecuencias se han despertado o agudizado los fundamentos de la cohesión nacional. La Nación española no es una entelequia momentánea sino la vida compartida, los problemas, las necesidades, de sus ciudadanos, con el imperio de la ley por ellos convenida y con la necesaria igualdad en las prestaciones públicas y en su desenvolvimiento en el territorio patrio. Analizar ahora los errores cometidos, el Tripartito catalán y su estrambote en el Gobierno como uno de los fundamentales, los actuales “tacticismos” en una o en otra región y municipios, resulta tarea desmesurada e imposible, pero no su conclusión: una España con unos problemas de unión territorial, sabrosa ubre de votos para quienes los atizan, y de una farragosa, conflictiva y ante todo costosa gestión pública. En suma, necesitada de regeneración.
Decía antes “primitivo enfrentamiento”. Sufrimos una dictadura, pero no avala ya algunas de sus secuelas en la gobernanza constitucional, después de 38 años. Justificaciones podemos encontrar para continuar con la dicotomía entre indios y vaqueros. Pero el PSOE no debe seguir esa senda, que no conduce, ya bien se ve, a ninguna parte (85 diputados, de 350); de ambigüedades separatistas o propuestas indefinidas, aún menos (ahí está el PSC, con siete paupérrimos diputados en Cataluña). Agravios, se pueden proclamar a raudales, uno incisivo, y con resultado rentable, el trato dispensado por Rajoy a Zapatero cuando la crisis abría la boca con total voracidad; corrupción, también, a espuertas, pero cada vez más aireada, y con la perspectiva de ser juzgada y condenada en los próximos años. Ocupación de las instituciones, como finca propia, qué decir: su carácter viciado es lo que representan las “anomalías” de los ERES andaluces; hasta en pequeños municipios (desde ambos mares), se han suplantado a funcionarios de carrera, con el gasto que conlleva, por cargos ad hoc que elaboren informes torticeros en los más complejos expedientes. Con frecuencia uno piensa en quien carece de trabajo o labora cada día en una fábrica por un pequeño sueldo, en la confianza que depositan en quienes votan, y el fraude que supone, por parte de algunos, su gasto superfluo, su ambición meritoria, por el cargo que ostentan, para labrarse un descansado futuro.
España está necesitada de regeneración, en muchos ámbitos. No llegará de los que ahora defienden constituir un gobierno de progreso con el secretario general socialista: se entiende con el voto favorable del magma de Iglesias Turrión, más los votos de los dos grupos separatistas catalanes, y algunas abstenciones, o bien algo similar; se ve que los teléfonos no dan abasto para tramar cómo ir soltando frases en este sentido por los interesados para que las recoja la prensa. Ahora me entero yo que es progreso, igualdad y solidaridad, la campañita que cada dos por tres desata la valenciana Oltra, para que sea saldada (dice) la deuda histórica que el Estado tiene con esa región; por no mencionar algunas coaliciones, de mareo, en Galicia, en la misma tónica, y, ya la repanocha, no solo el huevo, sino el fuero, la altivez de los adalides de una Cataluña estatal (con traspaso de tribunales, para solaz de los convergentes encausados, en la administración ¡que vaya si ha sido una finca!). Se ve que todos estos gozan del mágico don de manejar la llave para abrir las arcas españolas que albergan el tesoro, en la cueva de Alí Babá. Sea con responsabilidad de gobierno de coalición, o en la oposición, lo que ahora corresponde al PSOE es pactar con el partido que ha ganado las elecciones las reformas pendientes en la Nación, encarar la situación difícil que atraviesa, por su deuda, por la superpoblada administración, por los envites separatistas, con unas reformas y tiempos tasados; un paso positivo, y que algo o mucho tendrá de aprovechable, ha sido el programa pactado entre PSOE y C´s. Nada agrada más a quienes su propósito fundamental es minar la unidad de la Nación, que ver a los dos grandes partidos enzarzados en el discurso de siempre, en las espinitas y tópicos cansinos de siempre: esta debilidad, ya crónica, fue y viene siendo su fortaleza.
No es hora de satisfacer en el PSOE apetencias personales, máxime con tan exiguo respaldo popular, sino de aprovechar la ocasión para impulsar una España moderna en la gestión política, austera en el gasto público, igualitaria para todos los ciudadanos; en fin, hacer valer, en lo razonable y posible, los principios que sustentan a un partido con una historia fecunda y solidaria.
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22, JUNIO, 2016
EXPOSICIÓN DE PROGRAMAS ELECTORALES HOY EN ASTORGA

Esta tarde, en el salón del Casino, a partir de las ocho, tuvo lugar una mesa redonda, organizada por el Faro Astorgano, con la intervención de cuatro representantes de los partidos hoy con más posibilidades electorales. Cada uno de ellos dio cuenta del esquema argumental que ya venimos oyendo en el ámbito nacional, con algún tiempo dedicado a los problemas provinciales, especialmente a la minería, y algunas alusiones al desarrollo concreto de nuestro entorno. El pescado, como se suele decir, ya estaba vendido, pues los asistentes eran acompañantes o miembros de partidos políticos. Me llamó la atención que, aunque muy pocos actualmente en Astorga, no hubiese de la ciudad ningún adepto del partido Podemos. La representante que aquí habló fue de Izquierda Unida, y eso indica cómo más que una afinidad, estos dos grupos se han unido por unos intereses (IU remediar la injusticia del sistema electoral que los deja con dos diputados, obteniendo un millón de votos). No estaba previsto un turno de preguntas, ni siquiera limitadas. No obstante, a mí me hubiera gustado realizar dos: a ver si estaban los asistentes de acuerdo en celebrar una segunda vuelta electoral, cuando no hay mayoría en la primera votación, pues entiendo que los ciudadanos debemos saber qué se va a hacer, finalmente, con nuestro voto (si hay coaliciones, cuáles, etc.); y otra pregunta quería haberla destinado a la coalición de Iglesias y un montón de grupúsculos, además de con IU. Con Laura, concejala en San Andrés del R., representante de IU, terminado el acto, pudimos conversar un momento y le comenté que me explicase a ver cómo se compaginaban los intereses de 16 grupos o grupúsculos en la alianza electoral Unidos Podemos. Y le puse el ejemplo de cuántos querían más dinero para sus regiones sin tener en cuenta el resto de España, etc. Le mencioné cómo uno de los grupúsculos de la alianza Unidos Podemos es Izquierda Castellana que preconiza (verdadero delirio) una nueva nación, con derecho a la independencia, constituida por Cantabria, Castilla y León, la Rioja, Castilla la Mancha y Madrid. Se declara este partido (cualquiera lo puede comprobar en Internet): castellanista, internacionalista, soberanista, socialista, marxista leninista, marxista libertario. Se podrían poner más casos del popurrí que es Unidos Podemos, cuya única finalidad, recogiendo con la escoba por toda España todo cuanto a su alcance estuviese, es adelantar al PSOE. Laura, que se aprecia sensible verdaderamente con los problemas sociales, me respondió que lo importante era solucionar las necesidades acuciantes de las personas. Le repliqué que estaba de acuerdo, pero si los catalanes, los valencianos quieren más dinero para sus regiones y que se les salde lo que llaman deuda históríca: ¿qué pasa con un español extremeño, andaluz, leonés...? En resumen: si en el artículo publicado ayer estaba convencido de que el PSOE no debe unirse a Unidos Podemos, por interés nacional y por el propio partido socialista, hoy lo estoy más todavía. Siempre, obvio, con el respeto a otras opiniones. Y esta fue para mí la conclusión de este debate.
21, junio, 2016
DEL INSULTO AL ABRAZO DEL OSO,
¿Y JAQUE MATE?
Juan José Alonso Perandones
Las elecciones del domingo 26 son importantes, obviamente, para la distribución del poder político en España. Pero de especial manera, para el PSOE y el próximo futuro de la Nación. No cabe duda del papel desempeñado por este partido en la consolidación de la democracia y en su modernización; mas esto ahora se da por descontado. A los aciertos hay que sumar errores, algunos de gran calado ético (a mi entender, los más dañinos), otros de anquilosamiento; no pocos en la política territorial, trufada en Cataluña por una gran inconsciencia que no parece nunca amainar pese a la diáspora de votos. Admitamos, o habrán de admitir, que el PSOE precisa de una catarsis y desprenderse de cuantos consideran este partido como su profesión más que como un ideal; de igual manera, si ha de mantener los principios que con una historia tan dilatada sus pensadores, como Fernando de los Ríos y otros, han defendido, deberá restaurar el sentido de igualdad entre los españoles, zaheridos, es decir, desiguales hoy en día, según la región, en los servicios públicos fundamentales y en su indebida privatización. Y aclararse definitivamente, sin palabras vanas, sobre qué es nuestra Nación, en la que se ha de respetar la diversidad, pero, al tiempo, los que se consideran tan diversos no han de poder usar con hartura alegremente el poder otorgado por la Constitución para crear esa entelequia de enemigo en el que descargar todos los males y crear una conciencia —sin regatear medios, ni adulterar en ocasiones la historia— despreciativa, insolidaria y separadora.
Es evidente que el cinismo impregna la campaña política, y que los candidatos pintan una realidad nacional ficticia para el futuro; sin advertirnos de las consecuencias de la deuda existente, de los inevitables compromisos europeos, con claridad. Esta simulación es un gran timo, pues lo que procedería es discutir cómo se conserva y potencia lo esencial, a costa de lo superfluo. No se hizo en los reajustes pasados, nada más, prácticamente, que con declaración de intenciones, y el gasto inútil e indebido (séquitos de políticos, fundaciones, cargos de confianza, empresas públicas de acción baldía…) se ha mantenido; mientras, la educación, la sanidad, y otros servicios esenciales han sido la panacea de donde detraer recursos. Llama la atención que no haya un estudio real del gasto en España, para los mismos servicios, iguales carreteras, antes de las transferencias y ahora; que no se haya indagado en si las administraciones territoriales, no solo ellas, pero fundamentalmente, aprovechan bien los recursos o no han tenido duelo para crear puestos ficticios, o ser la falsa hermanita de la caridad que recoge a desahuciados por los votos. En fin, un chequeo o auditoría, pero puesto a puesto, función a función: si era necesario, cómo se cubrió, etc.
Los partidos, que podemos considerar nuevos, no tienen ni los éxitos ni la rémora de la gestión; si bien, alguno como Podemos ya ha apuntado maneras, en el uso y continuación del abuso de cargos de confianza en ayuntamientos, entre otros pormenores. Ha llegado a ser este partido, un popurrí a la larga indigesto, pero para la votación del domingo muy eficaz. El descontento de muchos españoles de querencia progresista no solo obedece a las medidas tomadas por la gran crisis, sino también, en gran parte, porque esta ha desvelado comportamientos intolerables en unos cuantos servidores públicos; y porque muchos a los que consideraba cercanos, han resultado unos aprovechados del cargo, con un nivel de vida que este les ha otorgado y que poco tiene que ver con los ideales que han venido predicando. Previsibles eran, pese a que algunos amigos míos cuando en mi blog lo escribía no se lo creyeran, la repetición de elecciones, los efectos negativos en el Partido Socialista de una estrategia electoral equivocada, sumisa o complaciente con el difamador, a veces casi humillante. Y fácil de entender que el fin primero (con el insulto en la primera elección y el abrazo del oso en esta segunda) y último de Iglesias y su coro desafinado es ocupar, minar al Partido Socialista, pues es evidente, que para los dos no hay espacio político suficiente. Suspira por el jaque mate, porque sin tal golpe certero, pasada la calentura electoral, ¿cuál es el futuro de su popurrí?
Previsible era, también, que el candidato de Podemos iba a intentar captar a Izquierda Unida, y que este partido, ahíto de deudas y con una ley electoral que injustamente lo perjudica, tiraría cohetes, a costa, eso sí, de ser en la campaña electoral prácticamente un cero a la izquierda. Ni que decir tiene que las mareas y otras turbulencias encontrarían en el simulador Iglesias un hueco, no solo para besarse en la boca, darse el pico distanciando los cuerpos (nunca las pamplinas y los gestos abundaron tanto) sino para captar electores con el mantra de un estado chupóptero y con ellos deudor. Este popurrí, que definirlo solo llevaría unos pliegos, ya decíamos, para el domingo va a ser eficaz; bien ducho se muestra Iglesias en vestirse a cada momento de lagarterana, cambiar de camisa como un galápago, para tener los focos y expandir el embaucamiento. ¿Y el lunes? Para el Partido Socialista cualquier solución es mejor que compartir gobierno con esta mezcolanza, cuyo máximo profeta sabe que esta es su oportunidad, con o sin la presidencia del Ejecutivo (no es, con ser relevante, tener más o menos diputados que el PSOE, lo que más importa), pues el poder es una cosa y otorgar la investidura a otro para aparentar que lo tiene puede ser otra; y la acción de gobierno precisa de una coherencia, y no estar supeditada a compromisos inviables, económicos, atentatorios con la soberanía nacional, conflictivos respecto a los usos y costumbres de las democracias occidentales.
Enfilan los partidos estos últimos días con el afán mordedor de costumbre, con frases más manidas que el baúl de la Piquer, con las pullas de pensamiento esquemático de siempre, hasta el hartazgo. Pero la pervivencia de la democracia es garantizarla con el cumplimiento del voto, que en su virtud disfrutamos. Es indudable que la socialdemocracia, con sus problemas y carencias en Europa, en nuestra Nación, es la opción política razonable, inmersa en los valores e historia europeos, y que por desencantados que estemos (algunos con motivos más que sobrados), reducirla, sustituir al PSOE por un popurrí político, puede servir para un momento de desahogo, pero no para una acción de gobierno que nos sea beneficiosa a la mayoría de los españoles. El lunes, la cuestión primera para este partido no es tanto gobernar como perdurar con la relevancia política que, más allá de las aspiraciones concretas de los candidatos actuales, le corresponde seguir desempeñando en la historia de España.
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8, abril, 2016

EN ESPAÑA:
¿PINTARÁN OROS O BASTOS?
Estos últimos tiempos, como muchos españoles, uno comparte comentarios con sus amigos sobre la situación política de la Nación. No todos tenemos los mismos puntos de vista, aunque sí una sintonía con una política que deseamos encaminada al progreso y a la igualdad de los ciudadanos. Visto el resultado electoral último, y concretamente los menguados 90 diputados (de 350) obtenidos por Pedro Sánchez, era una aventura imposible el pretender presidir el Gobierno; sencillamente porque la fuerza con la que se podría pactar, la nueva de Podemos, es un magma, con anclajes separatistas, y deseosa de desplazar al partido centenario de su papel preponderante en la socialdemocracia española. Ya había el candidato socialista cometido el grave error de centrar el mensaje electoral en el partido conservador, cuando para este, el descrédito que podía merecer (ya sea por los casos de sus corruptos, o algunas políticas) estaba bien afincado; es decir, que el votante proclive al PSOE no necesitaba una suerte de vacuna para sortear gripe alguna. El PSOE precisa un dirigente, hombre o mujer, con sentido de estado e inteligencia política, pues los años de gobierno, errores cometidos y algunos casos de corrupción, unidos a tener que afrontar en su inicio la crisis económica y a cierta esclerosis por falta en la base de renovación, han deparado un apartamiento, fundamentalmente de las nuevas generaciones. Por ello he defendido ante mis amigos y compañeros que el candidato socialista debería haber empezado por conseguir crédito, es decir, no manifestarse con la ambición de ser presidente (que tanto, por la demasía y falta de tacto, lo va a dejar desgastado); tenía en su mano el abanderar una serie de reformas, en las que involucrar a las demás fuerzas políticas, incluidos los conservadores, pues lógicamente España necesita un gran entendimiento, y es de ilusos prescindir de quien había tenido (y acrecentará o no perderá) un número de votos bastante superior. Después se hablaría del presidente (¿por qué no alguien solvente y ajeno y con mandato limitado?), un gobierno “temporal” de transición, capaz de llevar adelante unas reformas pactadas (una esencial, una nueva ley electoral si no queremos ver a España abocada a una liosa y dañina gobernanza). No creo aventurado afirmar que hubiera salido de este empeño, cara al futuro, reforzado.

El candidato de Podemos no ha perdido ocasión para, ante cualquier encuentro, singularizarse, ya sea con una mochila por cartera, la exhibición de un niño en el Congreso, una andanada al salir de la consulta real, o esta misma de ahora: esperar para diseñar cómo al día siguiente publicita su territorio de cara a la nueva campaña electoral, y envía besamanos a sus seguidores. No es viable un acuerdo del PSOE con este nuevo partido, por el fondo y por la forma. En cuanto al fondo porque la idea que tiene de España es servirse de ella para en cada ocasión o territorio cosechar votos, incluso con la defensa de referendos de independencia; con escasos prejuicios, bien se vio cuál era su aspiración como vicepresidente en las carteras apetecidas. Y en cuanto a la forma porque, carente de la cortesía más elemental, su estrategia va encaminada a ser el centro de atención en toda ocasión que se le presenta; siempre está pensando cómo aventajar con gestos y poses para los medios a cuantos de buena fe comparten un pastel. Pienso que esta ruptura anunciada es una suerte, aunque para el PSOE reparar ahora los desperfectos es complicado. Podemos bien solo, o con IU, puede con habilidad, obtener un aceptable resultado (la baza de demonizar la alianza Socialistas-Ciudadanos como caverna política, sustituirá a la soflama de casta, incluso de expresiones como la de cal viva).
En unos nuevos comicios (salvo una abstención del PSOE no cabe otra solución) se producirían variaciones importantes; la debilidad en la que España se halla ante los pasos que los secesionistas van dando en Cataluña tendría un “gran peso” al depositar el voto. Estas encuestas últimas sin campaña electoral no merecen mucho crédito. Va a ser imposible que cuantos en un partido centenario como el Socialista tienen “históricamente la cabeza bien amueblada”, permitan en el futuro con sus votos gobernar la nación por este nuevo partido. Es decir, que Iglesias, aunque no desaprovechará esta oportunidad que, fundamentalmente, el PSOE le ha puesto en bandeja, no alcanzará el poder que desea; le sucede como en la campaña electoral, que cuando empezaba el declive recibió un respiro, aún más estratégico y oportuno es el de ahora. La cuestión a partir de este momento es cómo resuelve el partido centenario la difícil papeleta para no empeorar el resultado electoral precedente.
(Sobre lo que ha venido aconteciendo, en esta misma página, a continuación de "Tunantes a la rusa" se encontrarán otros artículos de fechas anteriores que no han ido muy desencaminados).
12, marzo, 2016
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