jueves, 28 de noviembre de 2024

La tolva, 28, 11, 2024










TVE este año cambió de presentadores, y la irreverencia con la estampa del Sagrado Corazón ha sido motivo de gran polémica (que, al tiempo los mencionados han aprovechado para difundirse). Antena 3 optó por los mismos, con la novedad de la confección de un vestido con leche materna.  

12 campanadas

   Se disputan las cadenas los televidentes para las doce campanadas con las que se finiquitan y se abren los años. Y en su emisión uno encuentra varias opciones: desde la puesta en escena clásica, a la costura lactosa  y las ocurrencias (alguna de ellas, como amuleto individual de inspiración religiosa, prescindible). Las dos últimas despiertan admiradores y detractores, y un corolario de opiniones, con las que se entretiene al personal como si de un pugilato se tratase. En la retransmisión del uvero festín, el protagonista, el valiosísimo reloj de la Real Casa de Correos, carece, vez tras  vez, de  historia y de autor. Para la Reina Castiza la inauguración de este reloj, donado por el cabreirés de Iruela, Rodríguez Losada, fue una de las últimas satisfacciones, dos años antes de que la Revolución de 1868 la enviara al exilio. En aquel entonces la Puerta del Sol había sido remodelada según pauta de las casas de Santiago Cordero y en las calles del entorno se solazaban maragatos para inspiración de dibujantes como Gustavo Doré. En 158 años no ha tenido tiempo el Ayuntamiento de la Villa y Corte de reconocer a quien tanta aceptación popular sigue concitando, año tras año, en los madrileños, en millones de  españoles. Para Losada, ni una calle, ni una estatua, como la de “Mariblanca”, “El oso y el madroño”, o la de “Carlos III”. Y, por si fuera poco desdén, los presentadores televisivos, cada Nochevieja, están a por uvas.

"El Faro Astorgano", 9, 1, 2025 




                                       Espiga sin grano

    Poco a poco el pequeño comercio o pequeña industria, de trato familiar, desde antiguo instalada, va desapareciendo; incluso aquellos  rentables,  pues pese al propósito de sus detentadores de alquilarlo, o venderlo, no hay adquirentes. Desde las  vísperas de la Navidad, en la antigua calle de la Torre (por la casa fortaleza en ella existente hasta 1907), y que hoy es del sabio astorgano Marcelo Macías, el cartel “Se traspasa” figura en la trancada puerta de la Panadería Merino. Queda clausurado otro obrador de varias generaciones, así como el aroma a pan fermentado, el trajín de la furgoneta distribuidora,  y las colas en la calle, a la espera de los frutos amorosamente elaborados a partir de esa espiga dibujada en el  toldo y que ampara la puerta y el escaparate. Son  tres hermanos los que  han gestionado el negocio, aunque preferentemente Jesús ha laborado en el obrador,  Yompi en el reparto y Elda en la venta de la panadería. Tras el cristal de la puerta, cerca de la oferta de  traspaso, se puede leer, en una carta de despedida, cuánto ha significado para ellos  este oficio ancestral,  «una etapa maravillosa de nuestras vidas», y cómo han  llegado a convertirse, los  clientes fijos y aquellos otros, visitantes, en «parte de nuestra familia, en testigos de nuestro esfuerzo y en la razón por la cual cada madrugada valió la pena». Solitaria recibirá esta calle a la madrugada y más escasa será la vecindad.

“El Faro Astorgano”, 27, 12, 2024




Exposic. "Darse la mano". Museo del Prado.
Santo Tomás y San Judas Tadeo, del retablo
de Becerra, catedral de Astorga.

             Darse la mano

   Cuando en febrero de 2008 fue presentada nuestra Semana Santa en la iglesia de los Jerónimos se habían finalizado los trabajos que, según acuerdo del M. de Cultura y el arzobispado madrileño, habían propiciado recuperar su ruinoso claustro, la ampliación del Prado y la mejora interior y exterior del propio templo gótico. Acceder ahora por la entrada del museo que conduce a la exposición, añorada y comisariada por el astorgano Manuel Arias, supone disfrutar de este entorno monumental tan afortunado. Se nos despierta un interés especial cuando una muestra importante, esta bajo el título de «Darse la mano. Escultura y color en el Siglo de Oro», ofrece obras que forman parte de nuestro patrimonio local o diocesano. En mayor medida en esta ocasión,  pues las expuestas en el ‘nudo central’,  Santo Tomás y San Judas Tadeo, descansan en el retablo catedralicio de Becerra a unos 12 m de altura;  y otra, cercana,  la Virgen de la Valvanera, en el del trascoro. Las esculturas de los dos apóstoles, junto al resto del retablo, cuentan con excelentes fotos de Imagen M.A.S., pero nada supera la observación directa: de su anatomía, de  su expresividad.  Y, ante todo, de su rica policromía. Pues de ello va esta gozosa exposición, que reúne cerca de 100 piezas selectas, en un discurso desde la antigüedad clásica al Barroco, y con la que Arias deja patente cómo, aunque no debidamente resaltada, es “la pintura la que da vida” a la escultura.

“El Faro Astorgano”, 12, 12, 2024







             Aquel torno 

    Las amplias salas, que albergaron en dos largas filas las camas y ‘cajonsillas’ de los hospicianos varones, cuentan desde 1984 con cientos de libros en sus costados. Son acogedoras, máxime en esta mañana del viernes, 22, pues se cuela el sol desde el Jardín por sus ventanas y traza sobre las alargadas mesas lenguas doradas, sombreadas por el cuerpo de los lectores. Le comento a Esperanza, la bibliotecaria, cómo voy hallando historias, documentos, de antiguos hospicianos, que habitaron los dos pabellones del orfanato, el desaparecido, para las niñas, y este edificio que fue pasto de las llamas en 1940, pero una y otra vez rehabilitado. “¿Has leído el libro que nos dejó una nieta sobre su abuelo?”. Y me facilita las memorias de Francisco García Blanco: abandonado en 1917 en el torno, fue entregado a una familia de crianza de Palaciosmil, hasta cumplidos los cinco años, la edad escolar en que debía retornar al orfanato. Su nieta, M.ª Alicia García Blanco, relata sus fugas, los estudios y aprendizaje en el taller de sastrería, sus trabajos iniciales; así como los años de la guerra, su propia sastrería en Astorga y la partida para Argentina, donde terminará residiendo con su familia. Un libro que nos ofrece una vida, en la que percibimos cómo se forja y templa un carácter desde la adversidad. Como el de miles de niños y niñas, de media provincia, recogidos del torno desde 1866 a 1955 por las hijas de san Vicente.
"El Faro Astorgano", 28, 11, 2024

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